17 agosto 2020

Hibernando

 Hace poco, se ha conseguido en laboratorio que ciertos ratones puedan hibernar un cierto tiempo, a pesar de que los ratones no hibernan al natural, a diferencia de otras especies, como los osos. Al parecer se ha logrado activando cierto tipo de neuronas.

 

Esto podría suponer un gran avance en la hibernación de seres humanos, que actualmente no es factible, ya que el ser humano, al natural, no hiberna y aún no se sabe si realmente podría hacerlo alguna vez ni cómo.

 

El experimento con ratones podría suponer un gran paso adelante, lo que tendría dos grandes bloques de aplicaciones: por un lado, lo que se llama estasis médica, es decir, si tenemos un paciente con una patología complicada que no podemos tratar inmediatamente, podríamos hibernar al paciente hasta que ello fuese posible, al cabo de unos días o incluso, tal vez, después de varios años.

 

Se ha hablado de esta posibilidad a la hora de curar enfermedades terminales, como ciertos tipos de cánceres o patologías que hoy día no tienen cura conocida, como ciertas enfermedades genéticas o de origen desconocido.

 

El otro gran bloque de aplicaciones sería la hibernación espacial. Podríamos tener humanos “congelados” en naves espaciales con rumbo a las estrellas. Aunque el viaje durase muchos años, el bajísimo metabolismo al que se encontrarían sometidos los durmientes forzados sería mínimo, lo que conseguiría que apenas envejeciesen y que llegasen a destino con una edad biológica razonablemente baja.

 

Esta aplicación ha sido repetida hasta la saciedad en series, películas y novelas de ciencia ficción. Tanto, que mucha gente se piensa que realmente existe algo parecido a la hibernación. Hay gente que recurre a empresas que congelan literalmente los muertos con la promesa de que en el futuro podrán ser revividos. Pero como decía antes, dicha tecnología aún no está disponible para los humanos y no estamos seguros de si nunca lo estará y una cosa es revivir un cuerpo hibernado y otra muy diferente, revivir un muerto.

 

De hecho, de aplicaciones hay muchas más. Otra posibilidad que se ha sugerido en el ámbito de la ciencia ficción es la de solucionar el problema de la superpoblación. Congelamos el “excedente” de población hasta que podamos enviarla a otros mundos habitables o hasta que la población de la Tierra baje de manera natural (o inducida) a unos niveles más aceptables. Esto aparece en la novela Los solarianos (The Solarians, 1966), de Norman Spinrad.

 

Francamente: no es una solución en sí misma, sino un parche, porque aunque fuese factible y los costes energéticos de mantener a millones o miles de millones de humanos en hibernación fuesen aceptables, no estaríamos sino demorando el problema, trasladándolo al futuro, endosándoselo a las próximas generaciones.

 

Pero, seamos honestos: eso ya lo estamos haciendo. Nuestro consumo energético y de materias primas y la producción de desechos está muy por encima de nuestras posibilidades y de las de la Tierra. No estamos haciendo otra cosa que tomar prestados los recursos de las próximas generaciones y explotándolos nosotros para nuestro único y exclusivo beneficio.

 

La hibernación siempre ha desatado la imaginación de la gente. Se trata de algo muy cercano a nosotros pero que aún no tenemos. Una especie de sueño inducido de larga duración. Veremos si este fenómeno acaba siendo posible o no deja de ser otra quimera imaginada por la ciencia ficción.