09 mayo 2020

Correlaciones: Tiempo de plagas


En el episodio de Babylon 5 titulado: Confesiones y lamentaciones (Confessions and Lamentations, 1995), de la segunda temporada de la serie, se produce una epidemia mortífera que afecta a un par de especies de la estación. La más perjudicada se llama markab y durante el episodio, aparecen un montón de elementos que nos hacen pensar sorprendentemente en la pandemia de covid-19. Realmente, es de aquellos casos en los que realidad y ficción van a la par.

La epidemia, en un principio, se considera una especie de maldición de los dioses y la gente cree que los afectados son inmorales y que por eso les ha atacado a ellos, mientras que los demás, los puros, son inmunes a la infección. Naturalmente, los “puros” se mueven con total libertad, extendiendo la infección entre los de su raza, mientras que un miedo atávico impide reaccionar tanto a los familiares de los infectados, como a los políticos, temerosos del pueblo.

En nuestro caso, al principio pensamos que el covid-19 afectaba solo a los chinos y poco más, que no se extendería y que era en parte culpa suya por comer bichos raros (sopa de murciélago, pangolín, etcétera). Además, las autoridades de la provincia de Wuhan, originaria de la infección, ocultaron la magnitud de la plaga en un principio por temor a ser acusados de traición, como realmente les acabó pasando. Baste recordar qué le sucedió al pobre médico que denunció públicamente lo que estaba sucediendo.

La altiva Europa pensó que aquí la epidemia no llegaría y que si lo hacía, la podríamos contener. Por desgracia, después de miles y miles de muertos y cientos de miles de infectados, hemos podido ver que no ha sido así.

Estos días, hemos visto en las vías públicas un montón de jóvenes tan tranquilos, sin medidas de protección, ni distancias de seguridad, convencidos de que a ellos, la enfermedad no les atacará. Por desgracia, no es así, porque aunque la mortalidad del covid-19 es mayor entre gente anciana o con otras patologías previas, también afecta a gente joven, incluso a niños.

En la ficción, en el episodio de Babylon 5, los infectados tienen que soportar como las otras razas, temerosas de un posible contagio, encima les atacan. Todos quieren escapar de la estación y el pánico se extiende con facilidad. Lo mismo que ha sucedido con el covid-19: los chinos han sido estigmatizados como culpables y en muchos lugares han sido evitados e incluso agredidos.

Hemos podido ver como mucha gente huía de las ciudades al campo, pensando que así escaparían de la plaga, aunque lo único que muchos de ellos han conseguido ha sido extender la enfermedad a sitios aislados a los que, en condiciones normales, no hubiese llegado o lo habría hecho mucho más tarde.

Al final del episodio, se explica que el mundo original de la infección, ha resultado totalmente devastado y un camarero de la estación, mientras ve las noticias, hace chistes de humor negro sobre el hecho. Uno de los clientes afirma que en realidad han sido los vorlons (otra especie alienígena) quien envenó el agua de los markabs para exterminarlos (teoría de la conspiración: ¿os suena?).

El comandante de Babylon 5 dice: “Esta vez hemos parado la bala. Quién sabe qué pasará la próxima vez”.

Siempre he pensado que una de las gracias de la ciencia ficción era ayudar a prever escenarios plausibles de futuro, especialmente cuando son malos, para podernos poner en sobreaviso y estar preparados. Pero, como dice el doctor tras escuchar al camarero hacer chistes, “Nunca aprenderemos”. Y me temo que es bien cierto.