El futuro de la ciencia ficción
En
un mundo tan hipertecnificado como en el que vivimos, a veces me pregunto por
el futuro de la ciencia ficción. Ésta, entendida como prospectiva o como
especulación sobre las tecnologías y los avances científicos se está quedando
bastante desfasada. No me extraña que triúnfe la fantasía, valor refugio de los
tiempos revueltos que nos han tocado, cual maldición china.
Siempre
podemos recurrir a la vertienta escapista de la ciencia ficción y darle a la
space opera aunque creo que es un recurso bastante manido,
también. La ciencia ficción filosófica o utópica parece que tampoco están muy
de moda y si tenemos que recurrir a la ciencia ficción distópica, puede que
acabemos todos con una depresión de caballo.
Tal
vez uno de los subgéneros que mejor resisten el paso del tiempo sea el de las
ucronías, a caballo entre la ciencia ficción y la historia.
A
mí, particularmente me cuesta mucho leer esas novelas sobre la singularidad
tecnológica, que describen mundos futuristas ultratecnificados en los que
nuestras coordenadas culturales se desvanecen ipso facto y que son
terriblemente difíciles de seguir. Lo peor es que después suelen contarnos
historias bastante simplonas. Parece que el escritor ha gastado su patrimonio
neuronal creando un mundo increíble y ya no le ha quedado nada para añadirle un
poco de chicha a la historia.
Las
space opera no están mal, pero a la larga son bastante
repetitivas. Cuando no tenemos un mejunje de razas alienígenas conviviendo en
mejor o peor armonía, tenemos una historia de batallitas militares que acaban
hastiando.
Por
ello creo que la ciencia ficción necesita renovarse. No sé hacia dónde o cómo,
pero sí que tengo claro que si no lo hace pronto, acabará convirtiéndose en
algo histórico, en algo más minoritario de lo que ya es. Tal vez la fantasía
tome el relevo, no lo sé, pero tengo claro que algo huele a rancio en el sur de
Dinamarca.