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miércoles, 21 de agosto de 2013

The Balanescu Quartet - Possessed (1992)



Alexander Balanescu es un músico rumano que ha aparecido por aquí en alguna ocasión relacionado con artistas tan dispares como Michael Nyman y los Pet Shop Boys y casi siempre al frente de su propio cuarteto. El violinista destacó desde muy joven en su Rumanía natal lo que le llevó a formar parte durante tres años del prestigioso cuarteto Arditti en calidad de segundo violín. Poco después y a raíz de su intervención en un disco ya comentado aquí con música de Michael Nyman (“And Do they Do / Zoo Caprices”) terminó por integrarse en la Michael Nyman Band simultaneando su participación en ella con la Gavin Bryars Ensemble. No tardó en formar su propio cuarteto acompañado de la violinista Clare Connors, el intérprete de viola Bill Hawkes y la violonchelista Caroline Dale aunque todas estas formaciones estaban tan relacionadas entre sí que los dos primeros formaron parte en algún momento de la banda de Nyman y, en el caso de Connors, también de la de Bryars.

Con el Balanescu Quartet, Alexander no sólo se dedica a tocar música de un repertorio contemporáneo más o menos clasicista sino que también ha acompañado a grupos electrónicos y de pop como los mencionados Pet Shop Boys pero el disco que hoy nos ocupa va un paso más allá y es que en él, Balanescu, con la ayuda de Clare Connors, responsable de los arreglos, afronta el reto de transcribir al cuarteto de cuerda varias de las composiciones más populares de una formación como Kraftwerk, bandera del tecno-pop y de la música electrónica. El experimento, que se completaba con tres composiciones propias de Alexander y otra versión, en este caso de David Byrne.

Aunque es evidente que las revisiones de Kraftwerk son la bandera de enganche que el cuarteto utiliza para hacer más atractivo el disco, éstas sólo ocupan la mitad su duración con lo que tampoco debemos enfocar este trabajo centrándonos en ellas si bien parece claro, desde la misma tipografía de la portada, claro homenaje al disco “The Man Machine”, que el trabajo gira alrededor de estos arreglos. Como curiosidad, a pesar de que estamos hablando de un cuarteto de cuerda, el disco no fue publicado por ninguna compañía clásica sino por el sello de música electrónica Mute.

Alexander Balanescu con su característico sombrero

“Robots” – Comienza el disco con la revisión del clásico “The Robots” del disco “The Man Machine”. La transcripción de Clare Connors imita, incluso, los efectos electrónicos del comienzo del tema por lo que no se limita sólo a las partes más melódicas. Un ritmo fuertemente sincopado es dueño y señor de la pieza y junto a él fluyen, sorprendentemente bien los diversos temas musicales escritos por el cuarteto de Düsseldorf. El cello interpreta las bases rítmicas acompañado por uno de los violines, que es quien realmente lleva la citada síncopa. Sólo en la parte final escuchamos una percusión como elemento ajeno al propio cuarteto aunque bien podría proceder del golpeo de la caja de alguno de los instrumentos del grupo ya que no aparece acreditado el uso de ningún otro artefacto en la pieza.

“Model” – Continuando con “The Man Machine”, Balanescu y compañía afrontan ahora la revisión de “The Model”, la canción más convencional si lo miramos desde los estándares del pop de todo el repertorio de Kraftwerk. Es muy sorprendente compbrobar con qué naturalidad funciona un himno electrónico como es este trasplantado a un medio tan ajeno en principio como es el cuarteto de cuerda. El esquema, en el fondo, es el mismo que en la pieza inicial, con uno de los violines marcando el ritmo junto a la viola, el chelo encargándose de lo que serían las líneas de bajo en el original y el otro violín interpretando la melodía principal con cierta distorsión intencionada que encaja muy bien con el tono de la pieza.

“Autobahn” – Cambio de disco y de estilo. Se trata de de revisar el inmortal “Autobahn” y encontramos aquí un arreglo algo más complejo que los anteriores como corresponde a una pieza con raíces en las corrientes vanguardistas de los sesenta, especialmente en el minimalismo norteamericano, en lugar de en el pop como era el caso de las anteriores. Nos llama por ello más la atención, teniendo en cuenta la procedencia estilística de Alexander Balanescu, que en su versión, obvie las partes más decididamente avanzadas de la extensa pieza original dejando sólo un limitado espacio de poco más de dos minutos en los instantes finales del tema, cuando sería una música ideal para que el cuarteto pudiera dar lo mejor de sí mismo.

“Computer Love” – El primero de los dos cortes extraídos del disco “Computer World” nos parece la revisión más acertada de todo el disco y es que Clare Connors convierte los primeros instantes de la pieza en una composición minimalista con todas las de la ley. Más tarde el arreglo se acerca más al de los dos primeros temas del disco en especial en cuanto al tratamiento del ritmo. En la parte central del tema retomamos la esencia minimalista y los miembros del cuarteto se permiten alguna licencia interpretativa que funciona realmente bien.



“Pocket Calculator” – A pesar de que en la versión de Kraftwerk, todos los temas escogidos tenían letra, sólo es en éste en el que el cuarteto Balanescu respeta esa condición con el propio Alexander haciendo las voces de la pieza adaptandose fielmente a la entonación del original. Una vez más, tenemos una versión magnífica que nos hace olvidarnos de las evidentes diferencias entre la instrumentación del disco de 1981 y este.

“Possessed” – Cerrada la parte dedicada a Kraftwerk, entramos en el terreno de las composiciones propias de Alexander Balanescu y lo hacemos con la pieza más extensa de todo el trabajo en la que se incorpora al grupo el batería y percusionista Steve Arguelles. Tenemos que reconocer que nos movía la curiosidad por comprobar cuál sería el estilo como compositor de un músico al que siempre habíamos escuchado interpretando piezas ajenas y lo cierto es que la música de Balanescu nos causa una gran impresión. Un oyente atento, forzando un poco la comparación, encontraría influencias de Michael Nyman pero nunca en un grado tan importante como para desmerecer la labor del músico rumano. En la parte central de la composición, encontramos un extenso fragmento que podría pertenecer a cualquier obra del autor de “The Draughtsman Contract” pero es una influencia que podemos escuchar en otros artistas como Yann Tiersen y nunca le acusaríamos de copiar. Sea como fuere, “Possessed” nos parece una composición notable que dice mucho de su autor y nos fuerza a tomarlo en cuenta como algo más que un intérprete.

“Want Me” – A Steve Arguelles se unen otras invitadas como son el trío vocal Miranda Sex Warning (Katharine Blake, Kelly McCusker y Jocelyn West) quienes aportan una gran cantidad de matices a la pieza. Las similitudes con la obra de Nyman (imposible no mencionarlas) son aquí algo más evidentes que en la pieza anterior y se ven acentuadas, precisamente, por la parte vocal que nos hace recordar fragmentos de “Prospero’s Books” o “The Cook, the Thief, His Wife and Her Lover”.

“No Time Before Time” – Cerrando la serie de piezas propias, Alexander Balanescu, prescinde ahora de invitados limitando al cuarteto su paleta de sonidos y acercándose más que nunca a Michael Nyman. Estamos convencidos de que cualquier oyente medianamente familiarizado con la obra del compositor británico le atribuiría la autoría de esta composición sin apenas dudarlo, sin necesidad de escuchar más allá de cuatro o cinco compases. Incluso la estructura, combinando diferentes temas y pasando de uno a otro de forma brusca, sin transición ni advertencia alguna es clara deudora de Nyman. Habiendo sido colaboradores tan estrechos durante tanto tiempo, nos vemos impulsados a perdonar estos guiños estilísticos al bueno de Alexander.



“Hanging Upside Down” – Para cerrar el disco, escoge Balanescu un arreglo de Clare Connors de esta canción de David Byrne aparecida en su disco “Uh-Oh”, de publicación reciente en el momento en que apareció “Possessed”. El tema, una animadísima canción, optimista y pegadiza a más no poder, toma un inesperado color africano en la trascripción de Clare, que quizá estuviera presente en el original pero que, de ser así, nos había pasado claramente desapercibido. El cierre del disco se produce, de este modo, con uno de sus mejores momentos.


No suelen salir del todo bien este tipo de experimentos en los que un músico se propone introducirse en estilos ajenos al suyo y adaptar un tipo de composiciones a un medio tan distinto a aquel para el que fueron concebidas. La buena noticia es que, muy de vez en cuando, estas adaptaciones no sólo salen airosas del envite sino que consiguen atraparnos casi tanto como los originales. Pocos habrían imaginado que la música de Kraftwerk podría adaptarse a un cuarteto de cuerda pero el tiempo ha demostrado que funciona perfectamente en formatos incluso más insospechados (existe un disco de cumbias, cha-cha-chas y demás arreglos latinos sobre música de los alemanes que algún día tendremos que tratar aquí). La otra parte del disco, dedicada a la música propia de Alexander Balanescu nos resulta igualmente interesante por cuanto nos presenta la obra de un músico al que habíamos oído en multitud de grabaciones pero siempre interpretando obras ajenas y la experiencia es muy satisfactoria. Os animamos a acercaros a este disco, ya sea como aficionados a Kraftwerk, a la música de Michael Nyman, a la música contemporánea para cuarteto de cuerda o, simplemente a los experimentos más curiosos. Lo podéis encontrar, como siempre, en los siguientes enlaces:

amazon.es

play.com

Nos despedimos con una combinación realmente marciana: El Balanescu Quartet, interpretando "The Model" de Kraftwerk con David Byrne como cantante, una thereminista, batería electrónica y sintetizadores. Glorioso. 

domingo, 10 de marzo de 2013

Pet Shop Boys - Behaviour (1990)



Cuando escribimos la última entrada dedicada a Pet Shop Boys teníamos la intención de que esta de hoy y una próxima aparecieran en los días siguientes pero por distintas circunstancias lo hemos ido posponiendo hasta ahora, momento que aprovechamos para comentar el que, para muchos, fue el primer disco “serio” del dúo o, al menos, el disco que marca su madurez tanto musicalmente hablando como en cuanto a los textos. Nosotros siempre discrepamos de esa visión, no tanto por que no considerásemos “Behaviour” como un paso adelante en la trayectoria del grupo sino porque ya creíamos que “Actually” había supuesto un salto cualitativo notable.

Si repasamos la cronología de la banda británica, nos encontramos con que entre ambos discos habían sucedido varias cosas reseñables: la primera, el enorme éxito del single “Always on My Mind” en el que el dúo pone patas arriba la balada clásica de Elvis y la transforma en un tema “revientapistas”. La segunda, la aparición de un disco de remezclas con algún tema inédito titulado “Introspective” y, por último, la colaboración del dúo con la estrella del cine y del musical Liza Minelli en un disco que supuso la vuelta al primer plano de la diva durante un tiempo (obviamos otros trabajos como las canciones que Tennant y Lowe escribieron para otra gente, particularmente el éxito “I’m Not Scared” con el que se dio a conocer “Eighth Wonder”, la banda de Pasty Kensit). Tampoco es anecdótico el hecho de que por esas fechas, Pet Shop Boys dieran sus primeros conciertos en Asia y el Reino Unido.

Como es habitual en Tennant y Lowe, para el nuevo disco buscaron un nuevo productor que les ayudase a dar un enfoque diferente al trabajo. Según se supo después, ninguno de los dos estaba demasiado satisfecho con el sonido de los sintetizadores digitales y quisieron cambiar por un sonido analógico trabajando con aparatos antiguos. Quizá de ahí surgió la idea de colaborar con el músico alemán Harold Faltermeyer (autor de parte de la música de Top Gun y, especialmente, del conocidísimo “Axel F” de la banda sonora de “Superdetective en Holywood”), quien se encargaría de la producción de casi todo el disco. “Behaviour” apareció en octubre de 1990 por lo que nos sorprende la cita de Neil Tennant en la que afirma que para su grabación les inspiró especialmente el disco “Violator” de Depeche Mode que apareció apenas siete meses antes.

Como ocurre con todos los discos de Pet Shop Boys, sus canciones tienen más de una lectura posible. En “Behaviour” hay una sombra que planea sobre todos los textos, más allá de que nos cuenten las clásicas historias del pop universal y es el SIDA, enfermedad que ocupaba todos los titulares en la época en la que apareció el disco y que tocó de cerca a los integrantes del dúo en muchos momentos.



“Being Boring” – Uno de los textos más inspirados de la carrera de Neil Tennant, nos habla de cómo llegó de joven a Londres en compañía de un amigo y de cómo las vidas de ambos tomaron caminos separados. La frase que escuchó al llegar a la estación (siempre, según la letra de la canción) “someone said: if you’re not careful you’ll have nothing left and nothing to care for” es premonitoria. Chris Dowell, que era el nombre del amigo de Neil, falleció vícitima de SIDA en aquellos añós. El título de la canción parte de una cita de Zelda Fitzgerald (“someone’s wife, a famous writer in the 1920’s”), esposa de Scott Fitzgerald en la que afirma que ella “negaba estar aburrida, principalmente porque ella no se aburría nunca”. La canción ya muestra lo diferente que iba a ser el disco de los anteriores en cuanto a los aspectos musicales desde los primeros instantes en los que escuchamos esas guitarras con efectos disco y un ritmo continuo como una especie de drum’n’bass ralentizado. A pesar del regreso a los sintes antiguos, hay muchos samples de fondo y sospechamos que sólo los bajos han sido creados a la vieja usanza.



“This Must Be the Place I’ve Waited Years to Leave” – Tenemos aquí otro ejemplo de multiples lecturas. Aparentemente, esta sería otra canción en la linea de “It’s a Sin” en la que Neil recuerda como en un sueño su educación católica y los problemas que le creó. El protagonista revive aquellos momentos en que se levantaba por las mañanas y asistía a las ceremonias religiosas en una especie de acto inconsciente (de ahí el confuso título: “este debe ser el sitio que quise abandonar durante tantos años”). Existen varias referencias rusas en la canción, sin embargo, que abren otra posible interpretación como un sample sacado de una grabación de la segunda sinfonía de Shostakovich en el que una voz grita: ¡Lenin! y especialmente un discurso que apenas es audible en los instantes finales del tema en el que el fiscal soviético Andrei Vyshinsky arenga al jurado durante la Gran Purga del 36 sugieren un paralelismo entre la opresiva educación católica de la juventud del cantante y el régimen soviético de los años 30. En lo musical, tenemos que destacar la presencia del guitarrista Johnny Marr, de The Smiths que aparecerá en algún tema más. También aparece Angelo Badalamenti como autor de los arreglos orquestales de una pieza extraordinaria con un poderoso fondo electrónico que se cuenta entre las mejores que nunca ha escrito la banda.

“To Face the Truth” – Continúa el disco con una canción de temática más clásica en la que el protagonista se muestra abatido por la ausencia de la persona amada negándose a “afrontar la verdad”. Ni el texto ni la música, con arreglos y melodías demasiado encasilladas en el sonido que por aquel entonces tenían muchos artistas de música soul y, por qué no decirlo, los lamentables Milli Vanilli, aquel infausto producto ideado por Frank Farian, personaje de infame recuerdo.

“How Can You Expect to Be Taken Seriously?” – Otro de los temas habituales en la discografía de Pet Shop Boys es la crítica al mundo del rock y el pop en general y a cómo las estrellas son encumbradas hasta el punto de convertirse en referencia para mucha gente y de hablar (y pontificar) sobre temas de los que no saben mucho más de lo que han leído en la revista de moda. Versos como “You’re an intellectual giant, an authority, to preach an teach the whole world about ecology” son suficientemente contundentes. Se especuló mucho sobre a quién iba dirigida la canción y muchos apuntaron a Bono (la canción en su versión single estaba acompañada por una sorprendente reinterpretación de un clásico de U2), Sting o Phil Collins (quien había editado recientemente su disco “...But Seriously”. Neil comentó en muchas ocasiones que no se referían a nadie en particular pero las malas lenguas aseguran que la letra fue inspirada por la cantante de Transvision Vamp, Wendy James. La canción por lo demás, es otra pegadiza melodía con un poderoso estribillo reforzado por un riff de guitarra justo al final. De no ser por ese detalle, el sonido continuaría la senda de discos anteriores.

“Only the Wind” – Nos encontramos ante la visión de Pet Shop Boys de una tragedia cotidiana con un fondo mucho más dramático. Nos habla de algo que está causando graves daños (sólo el viento, en el título) pero que es ocultado y a lo que se le quita importancia. Es algo que sucede de puertas para adentro pero que es negado cuando alguien de fuera pregunta: “there’s nobody crying, that was yesterday, inside we’re all smiling, everything’s okay”. Hoy en día hay una mayor conciencia de la gravedad de la violencia doméstica pero no recordamos que en 1990 ese tema fuera tenido en cuenta del mismo modo y fue entonces cuando el dúo lo denunció con una balada tremendamente emotiva que pasó muy desapercibida en su momento, como si fuera algo que todos sabíamos que pasaba pero sobre lo que no convenía hablar. Irónico, sin duda. La balada parte de premisas similares a “To Face the Truth”, especialmente en la parte rítmica y tiene un arreglo muy simple con una producción austera. Apenas la caja de ritmo y un teclado haciendo las veces de piano. Existen algunos sonidos electrónicos de fondo muy sutiles, samples de trompeta y los clásicos “golpes de orquesta” ochenteros pero en dosis muy ajustadas. También tenemos algunas partes orquestales reales escritas de nuevo por Badalamenti pero apenas se hacen notar.

“My October Symphony” – La reflexión sobre el arte o más concretamente la labor del artista, sus fuentes de inspiración o sus motivaciones han sido tratadas a menudo por el grupo en sus discos. Esta es una de las más curiosas. Sabido es el interés de Tennant por la cultura soviética y en esta ocasión adopta el rol de un compositor que tiene que afrontar el hecho de que ha caído el Muro de Berlín cambiando por completo su entorno, las percepciones de los demás de su obra y su propia visión de las cosas. Esto sucede mientras está terminando una sinfonía sobre la Revolución de Octubre “shall I rewrite or revise my October Symphony? Or, as an indication, change the dedication from Revolution to Revelation?”. ¿Debo reescribir mi obra?, ¿revisarla? ¿O, simplemente, cambiar la dedicatoria? Desde un punto de vista formal, estamos ante una canción muy similar en casi todos los aspectos a la que abría el disco, “Being Boring”, con algunos detalles diferenciales como la aportación del Balanescu Quartet interpretando algunas melodías encargadas por el grupo a su líder, Alexander Balanescu, con la indicación de que fuera algo que recordase ligeramente a Shostakovich.

“So Hard” – Atendiendo a las temáticas de muchas de las canciones de Pet Shop Boys corremos el riesgo de olvidar que, ante todo, estamos hablando de un grupo de pop con el punto de frivolidad (léase sin intención peyorativa) que eso supone. El tema que sirvió como primer single del nuevo disco va en esa línea y nos habla de una pareja cuya relación está plagada de infidelidades mutuas, que, por mucho que lo intenten, no consiguen dejar de hacerse daño aunque tampoco se deciden a romper. Una de las maneras más originales de reflejarlo aparece en uno de los versos en el que cantan: “si los dos decidimos dejar de fumar porque es perjudicial, ¿de quién son estas cerillas?”. Como corresponde a todo single de lanzamiento de un disco, el tema es un auténtico cañonazo, si se nos permite la expresión y tiene una factura perfecta siendo de los pocos en los que un efecto tan sobre-explotado como el sample de “golpe de orquesta” propio de los ochenta, sigue sonando bien.



“Nervously” – Continuando con los temas más o menos tópicos en el pop, la siguiente canción del disco habla de la timidez, casi adolescente, que se siente cuando se está junto a una persona hacia la que empieza a surgir cierta atracción. Con todo, el tema es de agradable escucha con unos arreglos electrónicos que reflejan una cierta influencia de los clásicos del género, con una secuencia continua de fondo, “pads” atmosféricos y algunas guitarras por aquí y por allá que terminan por componer una balada muy elegante.

“The End of the World” – Comenta Neil que esta canción fue un intento (claramente fallido, en nuestra opinión) de acercarse al sonido de Depeche Mode en “Enjoy the Silence”, especialmente con el uso de la guitarra. Los textos son suficientemente ambiguos como para permitir múltiples interpretaciones. En apariencia se trataría de una canción que habla de cómo en determinados momentos una decepción (principalmente de tipo amoroso) puede parecer el fin del mundo (y volvemos así a un punto de vista casi adolescente, lo que contrasta con la proclamada madurez del album). Una lectura algo más detenida sugiere que lo que podría ser el fin del mundo del título sería un embarazo no deseado “It’s just a boy or a girl, it’s not the end of the world” e incluso, yendo un poco más allá, se trataría de esa situación pero desde el punto de vista de los padres de el/la joven que han cometido el desliz. En cualquier caso, se treta de una canción pop muy comercial y pegadiza con un potencial muy alto que, por algún motivo, nunca llegó a alcanzar el éxito que presagiaba (ni siquiera fue single) y una de las más claramente reconocible como obra del dúo ya que reúne todos sus recursos habituales en cuanto al ritmo, las líneas de bajo etc. incorporando algunos detalles house en determinados momentos.

“Jealousy” – Cerrando el disco tenemos, nada menos, que la primera canción que escribieron juntos Neil y Chris cuando empezaban a plantearse la creación de Pet Shop Boys. Por algún motivo no fue grabada para su primer disco y se descartó a última hora su inclusión en “Actually” cuyo título inicial iba a ser, precisamente, “Jealousy”. Se trata de una canción sobre los celos que con el tiempo se ha convertido en una de las más notables de las escritas por el dúo, formando parte habitualmente del repertorio de sus conciertos. En los primeros instantes nos recuerda de forma inevitable a otras baladas del dúo, sin ir más lejos, a la magnífica “King’s Cross” pero creemos que llega a superarla ya que la melodía central, repetida en varias ocasiones a lo largo del tema, es, sencillamente, arrebatadora y los arreglos orquestales, con su preciosa progresión habrían sido acreedores del empleo de unas cuerdas y unos metales reales como de hecho tienen otros temas del disco. Ese es el único “pero” que le encontramos a una canción de esas que marcan la trayectoria de un grupo.



Como decíamos en la introducción, la crítica acogió “Behaviour” como el trabajo que convertía a los Pet Shop Boys en un grupo serio más allá de la clásica formación pop con varios éxitos en su haber. Ya hemos hablado en muchas ocasiones de la visión absolutamente desmitificadora que tienen los miembros del dúo sobre ellos mismos y hay una interesante anécdota al respecto. Alguien comentó que el salto a la madurez de la banda tenía varios síntomas claros como el hecho de que, en varios temas, los estribillos estaban escritos en una clave diferente del resto de la canción, mostrando así una complejidad mayor y un mayor esfuerzo compositivo. Neil Tennant argumentaba que, en realidad eso fue algo que hicieron tratando de imitar al trío de productores británicos Stock, Aitken & Waterman, responsables de grandes éxitos en la época de artistas como Bananarama, Jason Donovan, Rick Astley o Kylie Minogue. SAW, que es como aparecían acreditados en ocasiones, utilizaban varios “trucos” musicales muy efectivos a la hora de crear “hits” y ese era uno de los más notables. Si nos creemos al bromista de Neil, resulta que lo que los críticos creían un signo de madurez no era sino el intento de imitar a los más populares autores de éxitos pop de consumo rápido pero no olvidemos que Tennant fue crítico antes que músico y quizá esto forme parte de su habitual maestría como entrevistado (no en vano es uno de los artistas más interesantes que hemos conocido cuando se pone ante la metaforica pluma de un entrevistador).

“Behaviour” es un disco que se puede encontrar sin demasiadas dificultades a buen precio. Os dejamos algunos enlaces en los que podéis adquirirlo:


miércoles, 8 de junio de 2011

Michael Nyman - Quartets 1-3 (1991)


A estas alturas, hacer una presentación de un músico como Michael Nyman es un ejercicio innecesario puesto que su popularidad y en especial la de alguna de sus obras, le precede. Apuntaremos, sin embargo, que es un compositor británico, conocido inicialmente como al compositor de las bandas sonoras de alguna de las mejores películas del controvertido director Peter Greenaway y que saltó a la fama a nivel popular con la música para la premiada película de Jane Campion, "El Piano". También se le considera como el inventor, o más precisamente, el primero en aplicar el término "minimalismo" a la música en un artículo de 1968 para la revista "The Spectator" en el que hablaba del músico inglés Cornelius Cardew, responsable de introducir en el panorama británico a los primeros músicos de la naciente corriente en vanguardia en Estados Unidos como Lamonte Young.

El grueso de la producción de Nyman son trabajos para el cine, aunque en los últimos años se prodiga más con otro tipo de formatos como la ópera o los conciertos. A pesar de ello, podemos considerar sus cuartetos de cuerda como una rareza en su trayectoria. La grabación que hoy tratamos incluye los tres primeros cuartetos (después hubo un cuarto) en la versión del Balanescu Quartet. Para aquellos menos familiarizados con el método compositivo de Nyman, comentaremos que su trabajo suele ser una especie de deconstrucción de obras previas de otros músicos. Nyman toma, por ejemplo, un movimiento de la Sinfonía Concertante de Mozart y empieza a jugar con alguna de las lineas melódicas, hasta convertirla en una pieza propia para la banda sonora de "Drowning By Numbers" por citar uno de los casos más populares.

Algo así sucede en el "Cuarteto No.1", compuesto en 1985 comisionado por el Cuarteto Arditti. La idea era fusionar ideas musicales separadas por varios siglos de diferencia. De este modo, Nyman toma elementos de las "Walsingham Variations" del compositor inglés John Bull (1562-1628) y los contrapone con el "Cuarteto de Cuerda No.2" de Arnold Schonberg y la famosa "Unchained Melody" del compositor de bandas sonoras Alex North, popularizada por los Righteous Brothers.

El "Cuarteto No.2", de 1988, parte de una obra para ballet titulada "Miniatures" del propio Nyman en la que explora los ritmos de la música del sur de la India.

A nuestro juicio, lo más interesante del disco se encuentra en el "Cuarteto No.3" (1990). En 1989, Nyman compuso una sensacional obra coral en conmemoración del aniversario del grave terremoto de Armenia de diciembre de 1988 y que serviría como banda sonora de un documental sobre aquella tragedia. El músico realizó un arreglo posterior para cuarteto de cuerda comisionado por el propio Alexander Balanescu, líder del Balanescu Quartet al que añadió algunos motivos tradicionales rumanos para completar la obra. La música aquí contenida era de una belleza tal que Nyman no dudó en emplearla de nuevo como parte de la banda sonora de "Carrington" y otras películas en los años posteriores.

Capítulo aparte merecen los intérpretes de este disco. Siendo como son un cuarteto de cuerda clásico en las formas, desde su fundación en 1987 se especializaron en un repertorio poco convencional y en músicos ajenos a las corrientes más clasicistas que, en muchas ocasiones, son rechazados por otros cuartetos. En su discografía tenemos interpretaciones de música del grupo tecno-pop aleman Kraftwerk, del lider de Talking Heads, David Byrne y colaboraciones con la Yellow Magic Orchestra o con Kate Bush, por poner algunos ejemplos. En la época de la grabación, los cuatro miembros del cuarteto estaban integrados a su vez en la Michael Nyman Band. Los integrantes del Balanescu Quartet en esta grabación eran: Alexander Balanescu (1er violín), Jonathan Carney (2º violín), Kate Musker (viola) y Anthony Hinnigan (cello).

No ha sido fácil encontrar este disco a buen precio. Os dejamos un par de enlaces con lo más asequible que hemos hallado:

amazon.com

play.com

Aquí podeis escuchar el primer movimiento del cuarteto No.3: