Pues sí, ya llegó noviembre, ya llegó el frío, y por supuesto llegó el NaNoWriMo (usease, el National November Writing Month, o noviembre, mes nacional de la escritura). Algún loco hay por ahí (y no miro a nadie, así que el que se sienta aludido por algo será) que se ha propuesto, como todos los años, escribir cincuenta mil palabras en un solo mes para ganar una apuesta que se ha hecho consigo mismo y de lo que no va a sacar ni un euro. Pero ojo, cincuenta mil palabras con sentido, con orden y concierto, que cuenten una historia, no como las que escribiría, por poner un ejemplo, Jiménez Los Santos (¿será hoy su santo?, y el de toda su familia, supongo, por eso de Todos los Santos), que podría escribir cincuenta mil veces el mismo insulto y se quedaría tan ancho. No. Repito, tiene que tener sentido.
Yo lo intenté una vez. Por supuesto, yo por aquel entonces era una kamikaze que lo hacía todo a lo bestia, y me lancé a escribir sin tener una idea clara de lo que quería hacer. A las diez mil palabras, y viendo que no iba a acabar con cincuenta mil ni de coña, me rendí. Además, sigo convencida de que los que ponían en la web que escribían cinco mil palabras al día mentían por los poros, para fardar. Yo, si llegaba a las dos mil, me sentía triunfante. Me pasó un día; no dormí de la emoción (o del café que me tomé para celebrarlo). No volvió a suceder (ni lo de tomarme un café a las ocho de la tarde, ni lo de las dos mil palabras).
Este año no lo voy a intentar. Tengo una idea que me ronda la cabeza, pero estamos como en aquel infame año 2005, cuando sabía cómo iba a empezar la novela pero no lo que iba a pasar hasta el final (que tampoco estaba muy atado). Ahora mismo tengo una premisa, tres personajes y muchas ideas en la cabeza, pero ¿es suficiente? Creo que podría aguantar tres o cuatro capítulos con lo que tengo hasta ahora. Sé el final, que ya es más de lo que sabía en 2005 (con la otra novela, claro, de esta no sabía nada todavía, prácticamente acabamos de conocernos, ni siquiera sé cómo se llama); sé el nombre de dos personajes y sé que va a ser de humor, porque me apetece probar algo nuevo. Me apetece hacerme reír, mejor dicho, porque lo estoy necesitando. Pero ni siquiera sé si estará contada en presente o en pasado, o en primera o tercera persona. Son decisiones que hay que tomar antes de lanzarse al vacío, y hoy ya es uno de noviembre. Y tengo cinco asignaturas que estudiar, y trabajo a jornada completa, y tengo una niña de educación especial que me exige cierta investigación sobre su caso, con lo que le puedo dedicar a la novela, con suerte, un par de mañanas y alguna noche de insomnio, pero no mucho más. No, no puedo participar en el NaNoWriMo. Ahora no. ¿Pero y si...? Que no, que no.
¿Cuándo se le ocurrirá a algún castellanoparlante hacer un NaNoWriMo a la española, o sea, un MeNoEsNa (mes de noviembre de la escritura nacional)? ¿Cuándo una de esas fantásticas páginas que "regalan" los del NaNo en castellano, para que gente que de hecho habla tu idioma pueda leer lo que estás escribiendo y darte su opinión? Lanzo la petición para el/la que se anime, que necesitamos un poco de creatividad en cristiano en la red. No todos los bestsellers van a estar escritos en inglés, digo yo. Lo único que, conociéndonos, igual un NaNo a la española bajaba el límite a 20 000, o proponía botellón para celebrar llegar a la meta... Peligrosillo, madre.
(¿Y si me marco yo mis propias bases y me conformo con diez mil palabras este mes y un principio bien pulidito para echarme yo misma unas risas en momentos de bajón? No sé, no sé... Qué coño. ¿Qué mejor cosa que hacer un sábado por la tarde con un frío que pela en la calle? A escribir se ha dicho.)
2 comentarios:
Ruth, el último paréntesis puede hacer que yo saque el látigo y te obligue a hacerlo. Y ya sabes que yo puedo ser muy cabezón si me lo propongo. Por algo yo soy uno de esos locos que, habiendo acabado agotado el mes de noviembre anterior, necesita volver a sentir esa adrenalina, esa alegría que da cuando cada día has cumplido tu meta haciendo lo que más te gusta.
Y esa otra propuesta a la española, yo también llevo pensándola bastante tiempo. Ya hablaremos.
¡Ponte a escribir!
Un beso
Yo ya estoy con una política de mínimos...me conformaría con sacar tiempo para escribir algo...lo que fuera...tengo ideas apuntadas desde hace meses y no hay tiempo para sacarlas de su letargo...periodo raro el que tengo delante...o síndrome de Bartleby...
Ánimo con la novela...luego nos la dejarás leer,¿no?
Besos
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