Los recolectores de azufre del volcán Ijen, en el extremo este de la isla Java, realizan hasta hoy en día, en pleno siglo XXI uno de los trabajos más insalubres e inhumanos del mundo. El trabajo consiste en descender al cráter activo del volcán, donde la tierra expulsa una constante e inconmensurable cantidad de sulfuro, a recoger las rocas de azufre que se forman en la superficie producto de las reacciones químicas del sulfuro con el oxígeno y cargarlas en sus hombros para llevarlas hasta el punto de acopio donde posteriormente las venderán a quienes las pondrán eventualmente en manos de las grandes empresas.
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