Finalmente llegamos a Zambia, donde oficialmente entramos en el sur de África. Pero con la llegada a este nuevo país también llegarían cambios fuertes, un cambio que jamás hubiera imaginado real pero que devino inminente; tan fuerte que para cuando uno pudo avistarlo ya era demasiado tarde para poder revertirlo. Zambia sería un país hermoso, pero que estaría signado por el dolor del cambio.
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