En el año 94, cuando tenía 16 años, un remoto país africano prácticamente desconocido por los sudamericanos, de repente hacía eco en las noticias. Es poco o nada lo que se publica sobre Africa en mi país de origen, por eso tengo recuerdos vagos de aquel momento, pero lo que sí recuerdo perfectamente, es que se trataba de una nueva historia trágica que venía del continente negro (después de todo, lo malo es lo único que se escucha de allí). Lo que no supe sino hasta bastante más tarde en mi vida, era la magnitud de la tragedia que ocurría en Ruanda por aquellos días. Por eso fue inevitable llegar a este diminuto país con una imagen de profundo dolor.
Andando por los caminos del mundo