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jueves, 20 de marzo de 2014

Las vírgenes suicidas


Título: Las vírgenes suicidas
Autor: Jeffrey Eugenides
Título original: The virgin suicides
Editorial: Anagrama, 2001
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788433966827
Páginas: 232

Hoy, un libro que leí con 14 primaveras, me impactó mucho en su día y a la vez me fascinó y mantuvo pegada a sus páginas sin poder soltarlo.
También es uno de los que más he recomendado… pero no son de esos que gustan a todo el mundo.

Es la historia de las hermanas Lisbon, que se suicidan en algo más de un año una tras otra, contando la menos con 13 años y la mayor con sólo 17.
Así es tal cual se nos presenta esta novela.

El hecho impactó en la comunidad donde vivían, como es lógico, más teniendo en cuenta en la década que se ambienta. Nos cuentan el acontecimiento los jóvenes que “convivían” con ellas, de las que todos estaban prendados por ese alo de misterio que las envolvía… y es que nuestras chicas tenían un comportamiento tan peculiar como fascinante.
Todavía se preguntan por qué sucedió todo y por qué de ese modo.

El recuerdo de los críos, nos pinta a las chicas como pobres desdichadas educadas bajo la estricta mano de sus padres, por lo que no de relacionan prácticamente con nadie, salvo con ellas mismas… detalle que tenía en vilo a casi todos y todas, sólo que cada uno lo veía a su manera (ya se sabe, por el lado masculino con admiración y por el femenino con cierta desazón).
La más pequeña es la primera en suicidarse, tras numerosos intentos y dando como única explicación que es sumamente difícil ser una niña de trece años.

Una historia desgarradora, contada con sencillez, donde es fácil sumergirse y ponerse en la piel de nuestros narradores, en la que no terminamos de conocer qué es lo que pasa por la cabeza de las Lisbon para llevarles a ese final, lo que es aún más sobrecogedor.
Hagan sus conjeturas.


Frase: Supimos de esa cárcel que es ser chica, de los impulsos y los sueños que genera y por qué acaban sabiendo qué colores combinan y cuáles no. Supimos que las chicas eran gemelas nuestras, que todos existíamos en el espacio como animales con idéntica piel y que si ellas lo sabían todo de nosotros, nosotros en cambio no podíamos sacar nada en claro de ellas.



Y finalizando, para no perder costumbres, recomendar la buenísima adaptación que hizo la señorita Coppola de este libro, allá por 1999.