Autor:
Jeffrey Eugenides
Título
original: The virgin suicides
Editorial:
Anagrama, 2001
Encuadernación:
Rústica
ISBN: 9788433966827
Páginas:
232
Hoy,
un libro que leí con 14 primaveras, me impactó mucho en su día y a la vez me
fascinó y mantuvo pegada a sus páginas sin poder soltarlo.
También
es uno de los que más he recomendado… pero no son de esos que gustan a todo el
mundo.
Es la
historia de las hermanas Lisbon, que se suicidan en algo más de un año una tras
otra, contando la menos con 13 años y la mayor con sólo 17.
Así es
tal cual se nos presenta esta novela.
El
hecho impactó en la comunidad donde vivían, como es lógico, más teniendo en
cuenta en la década que se ambienta. Nos cuentan el acontecimiento los jóvenes
que “convivían” con ellas, de las que todos estaban prendados por ese alo de
misterio que las envolvía… y es que nuestras chicas tenían un comportamiento
tan peculiar como fascinante.
Todavía
se preguntan por qué sucedió todo y por qué de ese modo.
El
recuerdo de los críos, nos pinta a las chicas como pobres desdichadas educadas
bajo la estricta mano de sus padres, por lo que no de relacionan prácticamente
con nadie, salvo con ellas mismas… detalle que tenía en vilo a casi todos y
todas, sólo que cada uno lo veía a su manera (ya se sabe, por el lado masculino
con admiración y por el femenino con cierta desazón).
La más
pequeña es la primera en suicidarse, tras numerosos intentos y dando como única
explicación que es sumamente difícil ser una niña de trece años.
Una
historia desgarradora, contada con sencillez, donde es fácil sumergirse y
ponerse en la piel de nuestros narradores, en la que no terminamos de conocer
qué es lo que pasa por la cabeza de las Lisbon para llevarles a ese final, lo
que es aún más sobrecogedor.
Hagan
sus conjeturas.
Frase:
Supimos de esa cárcel que es ser chica, de los impulsos y los sueños que genera
y por qué acaban sabiendo qué colores combinan y cuáles no. Supimos que las
chicas eran gemelas nuestras, que todos existíamos en el espacio como animales
con idéntica piel y que si ellas lo sabían todo de nosotros, nosotros en cambio
no podíamos sacar nada en claro de ellas.
Y
finalizando, para no perder costumbres, recomendar la buenísima adaptación que
hizo la señorita Coppola de este libro, allá por 1999.