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sábado, 9 de febrero de 2019

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte



Título: Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Deadly Hallows
Editorial: Salamandra, 2007
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788498381405
Páginas: 640


Bueno bueno, con dolor en el corazoncito tengo que decir que por fin he terminado la saga… y que la he disfrutado muchísimo. Como una enana.

Viendo los derroteros por los que nos traía su autora en las anteriores, ya se veía venir que esta última entrega iba a ser el drama de la vida. Es más, el tono del libro es mucho más tristón que en los demás… y no es para menos.

Ya empieza fuerte, con un capítulo en casa de los Malfoy que nos trae una ambientación realmente conseguida en cuanto a su tensión y su mal rollete.
Además, se acerca la fecha en que Harry será mayor de edad. Con todo lo que eso conlleva, que no es poco.

Así, para no perder fuelle, Rowling nos deja casi de inicio una persecución que nos quita el aliento y una baja que en absoluto me esperaba… y sólo estamos en el capítulo seis, señores.
Continuamos, tras el bodorrio del año, con el millón de incógnitas que Dumbledore nos ha dejado, además de seguir tras la pista de los puñeteros Horrorcruxes y demás variedades.

Tras unos cuantos capítulos con bastante paja, la cosa parece que arranca; si bien debo decir que no me molesta que la lectura sea densa y lenta en determinados momentos, sí es cierto que hay un punto en el que lo que ocurre en casi seis capítulos, se podría haber contado en apenas dos. Pero oye, lo dicho, que no me importa, me gusta cómo escribe la autora y lo cierto es que tampoco tenía prisa por terminar el libro.

(¿Sabéis cuando no queréis que se acabe una lectura y la intentáis estirar cual chicle infinito? Pues eso.)

Y a partir de aquí, es literalmente un no parar. Es más, hacía muchísimo que no leía casi quinientas páginas del tirón –a la par que histérica-.
Se nos presentan por fin las Reliquias de la Muerte, tras una investigación tediosa a todos los niveles, donde los tres amigos quedan exhaustos mental y físicamente, y que en un inicio se planteaban como una leyenda, peeeero ya sabemos qué saga estamos leyendo. Así que, ¿quién dijo “leyenda”?

El libro desemboca en lo que se venía anunciando en los demás: la mega batalla apoteósica. Y ojo, que está súper bien conseguida y ambientada; muy muy emocionante, con todo el mundo dándolo todo en ambos bandos –menos el puñetero Harry, si se descuida-, un no parar de sucesos en los que se mantienen los nervios a flor de piel… literalmente, no podía dejar de leer (¿no os encanta cuando pasa esto?).

Como viene siendo habitual, descripciones especialmente gráficas y sin escatimar, donde es tremendamente fácil verse dentro de la escena que trata; mil y un giros inesperados (con explicación de la saga incluida), personajes que nos dan sorpresones con mayúscula, otros que nos dejan y a la vez nos dan momentazos súper emotivos –y no me refiero sólo al mítico “Always”, que por cierto, me sorprendió ver que es cosa de las pelis-… y bajas, por supuesto.
Rowling, Rowling, me matas a disgustos hija.
Un cierre perfecto a una saga perfecta, si no fuera por ese capítulo final, que me ha molestado y sobrado a partes iguales… Diecinueve años después…
¡Pues me da lo mismo lo que ocurra! ¡Si ya lo sabemos, narices!
Hubiera preferido que en vez de los momentos parejiles que veíamos venir TODOS, la autora cerrase las mil quinientas cosas que deja en el aire… como la “reconstrucción del castillo” tras la batalla, o si acaban el puñetero curso que han dejado a medias e incluso ni han empezado algunos, o qué pasa con los Malfoy, o qué pasa con doña Dolores… una pincelada de los funerales, incluso el callejón Diagón… no sé, me hubiera molado –y llenado- mucho más un capítulo final contando un poco de todo eso y cerrando todas estas cosas. Mucho más interesante habría sido, desde luego.
Al Rowling, aquí has pinchado.

Salvo esto, lo dicho. Una saga maravillosa, llena de momentazos y personajes míticos, que no podéis dejar de leer. En serio, quitaros el rollo de que sea juvenil, porque haciendo balance (y teniendo en cuenta la edad a la que los he leído), juveniles como tal son sólo los tres primeros. Y no por ello dejan de ser disfrutables.

Como he dicho en anteriores reseñas del resto de la saga, vuelvo a repetir que me arrepiento mil de no haberlos leído en su día… sé que los habría disfrutado muchísimo más. Pero, no pasa nada, volveré a releerlos, primero, por pillar las quinientas mil referencias que sin conocer la historia no pillas en una primera lectura, y segundo, porque me han flipado.

Venga, me repito un poco más. LEEDLOS.

viernes, 6 de abril de 2018

Harry Potter y el misterio del príncipe



Título: Harry Potter y el misterio del príncipe
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Half-blood prince
Editorial: Salamandra, 2005
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788478889907
Páginas: 608


Sexto año en Hogwarts… y movidito pero bien, oiga.

Si ya el último no nos dejaba muy buen augurio, con este empezamos el año también con tralla, teniendo en cuenta los acontecimientos que asolan el país y que ponen en peligro tango a la comunidad mágica como a los muggles; de hecho comenzamos con un capítulo genial sobre la visita del nuevo Primer Ministro al Primer Ministro muggle para ponerle al tanto y presentarse.

Harry pasa a ser capitán del equipo de quidditch, un año que se avecina duro, tienen exámenes y prebas de Aparición, se les empiezan a revolucionar las hormonas (como adolescentes que son, menos mal que no se llena de amoríos la novela como pasa con otras sagas, porque no me habría gustado ni un pelo), tienen nuevas asignaturas que les traen de cabeza… y Snape pasa a ser profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. Bombazo. Ojo que el nuevo profesor de Pociones me encanta, ¡qué buen personaje!
Por otro lado, Harry recibe un libro de Pociones prestado por el colegio –no tiene el suyo comprado- y cuál es su sorpresa cuando descubre que está cuajado de anotaciones en los márgenes con hechizos inventados (que no duda en ir probando) e incluso datos diferentes en las recetas que, milagrosamente, le hacen ser un crack en clase –cosa que no ha pasado jamás de los jamases, y menos con Snape como antiguo profesor-. Como es de esperar, Harry no dice ni pío a nadie, salvo Ron y Hermione… pero no para de darle las gracias al propietario del libro, donde sea que esté, que se hace llamar “Príncipe Mestizo”.

Por si fuera poco, dos alumnos son atacados de manera salvaje y parece ser que la Profecía se hace notar a pasos agigantados, así que no es de extrañar (o sí) que Dumbledore deposite en Harry cierta confianza. Y AQUÍ VIENE TODO EL SALSEO.

Nos metemos de cabeza (nunca mejor dicho) en la vida de Voldemort (¡Shhh!), en su juventud y adolescencia, descubriendo mucha pero que mucha chicha interesante, sobretodo teniendo en cuenta en lo que desemboca el libro.
Madre mía, qué estrés de lectura.

¡¿En serio, J. K. Rowling?!
A ver si esta señora deja de cargarse a mís personajes favoritos, porque estaba que me iba a dar un infarto a medida que avanzaba la historia, pero llegando al final... Oyoyoyoy…
El libro es un no parar. De todo, giros que te dejan KO, momentos de tensión super bien conseguidos, descubrimientos que parecen dejarlo todo más claro y a la vez lo complican más, siempre intentando mantener la normalidad en el curso que les toca en el Colegio, claro.

Si hay algo que me gusta especialmente de la saga, aparte de los curradísimos personajes y ambientación, es la evolución de todo. El lector va, literalmente, creciendo con los personajes, en todos los sentidos; la lectura se va haciendo cada vez más madura y sobretodo más oscura, teniendo un tono totalmente diferente al de las primeras entregas y haciendo de la saga fantasía adulta en toda regla.
La trama se va enredando cada vez más y se palpa el mal rollo, metiéndote en la historia de lleno y quedándote a cuadros con los ya nombrados giros argumentales… sin perder el toque de humor en algunas ocasiones.

De nuevo, como en las otras reseñas, decir que me da penilla no haberlos leído en la edad que me tocaba (la del prota), habría sido muy muy bueno. Igualmente, los estoy disfrutando como una enana y no puedo hacer más que recomendarlos, para cualquier edad y teniendo en cuenta que los dos primeros son más infantiles.

A coger aire, ¡que viene el último!

domingo, 12 de marzo de 2017

Harry Potter y la Orden del Fénix


Título: Harry Potter y la Orden del Fénix
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Order of the Phoenix
Editorial: Salamandra, 2004
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 978847888849
Páginas: 894


¡Vuelvo a Hogwarts!

Esta vez, quinto año, con los exámenes del TIMO a la vuelta de la esquina, no se habla de otra cosa en todas partes… bueno sí, de que Harry Potter es un egocéntrico que quiere llamar la atención y de que Dumbledore está chalado.

Corren tiempos peligrosos en el mundo mágico, parece que Voldemort (¡shhhh!) ha vuelto, aunque el Ministerio de Magia se empeñe en lo contrario y en tirar por tierra todo lo que dicen Potter y el director.
Por ello, la Orden del Fénix se ha reunido en un cuartel secreto, del que tengo que decir que soy ultra fan… aunque todo lo que tenga a Sirius Black de por medio, hace que sea fan de carpeta. Qué bien me lo pasé con los primeros capítulos.

Con un comienzo más largo que los libros anteriores, teniendo en cuenta que pasan bastantes páginas antes de que lleguen a Hogwarts, los chavales empiezan las clases sin Hagrid, al que de momento están sustituyendo y del que no hay ni rastro.

Tenemos nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, que además, creo que es uno de los mejores personajes que ha creado Rowling en lo que llevo leído de saga: Dolores Umbridge. ¡Qué personaje más odioso! Insoportable desde su primera aparición, por si fuera poco, es del Ministerio.
Y es que los altos cargos se empeñan en cambiar la forma de estudio en nuestro Colegio de Magia favorito. Nadie mejor que esta bruja (decir que el término le viene al pelo) para llevar a cabo lo dicho.

Personajes nuevos, aparte de la mencionada, como son Luna (que me encanta, por lo extraña y aparentemente pasota), me ha encantado que aparezcan gigantes o mortífagos fugados de Azkaban, entre los que se encuentra Bellatrix (no digo nada y lo digo todo), que dan mucha mucha vidilla, junto a otros que toman algo más de protagonismo, como Neville, el profesor Snape (por fin se saben más cosillas de este hombre) o los gemelos Weasley. Aunque la que me encanta es la profesora McGonagall, qué genial en este libro, cada vez que se cruza con Umbridge casi me relamía.

Si bien es el libro, hasta ahora, que más paja creo que tiene, debo decir que no se me ha hecho para nada pesado, al contrario, tiene momentos muy muy buenos y se nota mucho el cambio de registro en la saga en general… queda lejos ese primer y segundo libro, mucho más juveniles y sencillos en cuanto a tramas o vivencias.
Eso sí, paja hasta las 80 últimas páginas, qué barbaridad, toda la tensión de golpe no puede ser buena, qué angustia y qué de todo.
He sentido durante toda la lectura que esto no era más que el preludio a lo que va a venir, pues solo quedan dos libros y se avecina tormentón.

Sigo flipada con la saga, pero eso sí, Rowling, no te perdonaré jamás que te hayas cargado a uno de mis personajes favoritos… no podía creerlo cuando lo leí, fue como “¿en serio? ¿de esta manera? Te odio ¬¬ ”


A tomar aire, que viene el sexto.

jueves, 7 de julio de 2016

Harry Potter y el cáliz de fuego


Título: Harry Potter y el cáliz de fuego
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the goblet of fire
Editorial: Salamandra, 2000
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788478886456
Páginas: 640


¡Qué SUPER BIEN me lo estoy pasando con esta saga!

¿Alguna vez os ha pasado que estáis leyendo un libro e intentáis alargarlo lo más posible para que no se acabe, aún estando por la mitad? Pues eso. Tedioso. Sobretodo cuando no puedes parar de leer.

El caso es que da comienzo el cuarto libro de Harry Potter con el mismo cuarto año de estudio en Howgarts, la archiconocida escuela de magia y hechicería.
Nuestra historia empieza con un extraño sueño, dando continuación, como siempre, a la vida en casa de los insufribles Dursley, en verano y con los Mundiales de Quidditch a la vuelta de la esquina… Harry va a ir a disfrutarlos junto con la familia de Ron y su amiga Hermione; sin embargo se lía parda al cundir el pánico y aparecer en el cielo la Marca Tenebrosa.

Volvemos de nuevo a la escuela, la selección de los nuevos miembros en sus respectivas casas y un anuncio especial por parte de Dumbledore: se celebrará el Torneo de los Tres Magos, con baile y todo. Es una competición junto con otros dos colegios de magia –para hermanarse, hacer vida social con otros estudiantes y demás- que nos dará nuevos e interesantes personajes, con sus respectivas actuaciones, de lo más variado.
El cáliz de fuego anunciará a los tres elegidos, que habrán introducido sus correspondientes papeletas junto con las de todos los estudiantes que quieran participar. Así, Fleur Delacour será la afortunada representante de Beauxbatons, Viktor Krum el de Durmstrang y Cedric Diggory el de Howgarts. Y Harry Potter… que casualmente no había introducido su papeleta porque los de su curso no llegaban al límite permitido. Drama.

Seremos partícipes de las pruebas a las que deben enfrentarse, que no son moco de pavo: atrapar un huevo de oro protegido por un dragón, recuperar “algo importante” atrapado en el lago del colegio y por último, un laberinto lleno de obstáculos mágicos.

Por si fuera poco, el Señor Oscuro parece estar de vuelta, se avecinan turbulencias.

De nuevo, se vuelve a notar ese avance en la trama, un cambio que vamos experimentando a la vez que los protagonistas y demás personajes que vamos conociendo en cada libro; la historia se torna muchísimo más madura, más truculenta, dejando atrás el ambiente “tan” juvenil de los anteriores libros. Y es que tenemos que tener en cuenta, que al final vamos creciendo a la vez que los chavales (de hecho, me da rabia no haberlo leído “cundo me tocaba” por eso mismo).
Se plantean otro tipo de problemas, aún siendo igualmente libros enfocados a un público adolescente, pero se torna todo más serio, sobretodo teniendo en cuenta lo que se nos viene encima al haber vuelto Voldemort (shhhhhh!!!!) a la carga.

También se presentan, como ya decía, nuevos personajes, entre los que destaco, sin ninguna duda a la odiosa Rita Skeeter, una periodista de El Profeta que siempre está en el ojo del huracán, escribiendo a su particular manera todos los últimos sucesos del mundo mágico; y por otro lado, Alastor “Ojo Loco” Moody. Era un Auror –algo así como la “policía” del Ministerio de Magia- amigo de Dumbledore que ya dice desde el principio que sólo se quedara este curso, cubriendo la vacante de Defensa contra las Artes Oscuras. Una pena, es un personaje genial… que nos da a conocer los maleficios imperdonables: Imperius, Crucius y Avada Kedavra. A esta última sólo ha sobrevivido una persona, cuya cicatriz en la frente le ha hecho muy famoso.

Qué tensión durante todo el libro, qué barbaridad, Rowling nos hace reír y emocionarnos –mucho- a la vez, metiéndonos en la historia tan de cabeza como si ocupáramos otro pupitre.; con giros sorpresa que me hicieron leer el mismo párrafo tres veces en una ocasión, tengo que decirlo.

La autora da fin al curso (y al libro) con muchos, muchísimos, flancos abiertos, donde nos da algunas pistas para hacernos saber que se avecina una buena.

Y yo, por supuesto, pienso estar presente.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Harry Potter y el prisionero de Azkaban


Título: Harry Potter y el prisionero de Azkaban
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Prisionero of Azkaban
Editorial: Salamandra, 2000
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 8478885196
Páginas: 360







Tercer libro de la saga protagonizada por Harry Potter, tercer año en Hogwarts y, de momento, el libro que más me ha gustado de los que llevo leídos.

Allá vamos.

Volvemos de nuevo a casa de los tíos de Harry, que, para variar, le traen por la calle de la amargura y lo tratan fatal. Así que no aguanta más y se larga de casa, sin pensar en qué hacer ni dónde ir, pues todavía queda tiempo para que empiece el curso.
Pero, para su sorpresa (y la mía), lo recoge el autobús noctámbulo; es el transporte de emergencia para magos o brujas que se encuentran en la calle por la noche, maleta/ baúl en mano, además por un módico precio, puedes dormir y hasta te dan una taza de chocolate.

Así, Harry pasa los días en el Callejón Diagon, en un hotelillo que pertenece a la taberna; aprovecha para estudiar y conocer todas y cada una de las tiendas, así que aprende un montón durante lo que le queda de vacaciones.
Corre el rumor de que ha escapado un peligroso asesino en serie de la prisión de Azkaban, un villano que fue cómplice de lord Voldemort: Sirius Black. Y cómo no, va a por Potter.
Suerte que los dementores están tras él e incluso aguardan en los alrededores de Hogwarts para que nadie sufra ningún daño… aunque debes tener cuidado si te cruzas con ellos, son realmente peligrosos, pues se alimentan de la felicidad y los buenos recuerdos de los magos, hasta absorberlos por completo y hacerles desdichados. Que se lo pregunten a nuestro protagonista.

Tenemos, de momento, la historia más madura de la saga; se nota tanto en el número de páginas como en las vivencias de nuestros personajes, y es que se nota que van creciendo a medida que avanza la saga. Es un detalle que agradezco a la autora, me parece super cuidadosa en ese aspecto.

Otro que me encanta es el cuidado de los personajes, pues en este libro nos da dos de los que me he enamorado por completo: el profesor Lupin, el nuevo maestro de Defensa contra las Artes Oscuras (desde luego, esta signatura está gafada), todo un acierto y uno de los que me sorprendió de verdad. El otro es Sirius Black, el mega villano sobre el que gira toda la historia y que, aparece poco, pero se hace notar ¡y de qué manera!.

La autora nos deja además otro lugar mágico que toma bastante protagonismo: Hogsmeade.
Es el único pueblo íntegramente mágico de todo el país y se encuentra situado en las inmediaciones de Hogwarts, pero solo los alumnos que pasan del tercer curso pueden ir. Aquí está la archiconocida Honeydukes, la mejor y más surtida tienda de caramelos y dulces, todos los alumnos están locos por ir ahí. También está la Oficina de Correos (que es algo así como lechuzalandia) y Las Tres Escobas, taberna ultraconocida gracias a su riquísima cerveza de mantequilla. Otro lugar importante, pero no tan agraciado, es la Casa de los Gritos, que es considerada la más embrujada del país… y sólo el exterior pone los pelos de punta.
El único problema es que para ir, los alumnos han de tener autorización firmada por sus familiares.
Adivinad quién no la tiene.

De nuevo, Rowling nos embarca en sus aventuras, cada vez, insisto, más curradas. Por supuesto, como no podía ser menos, tenemos animal mágico al canto, al igual que en las dos entregas anteriores (más o menos nos hacemos idea por la portada)… y los que hayan leído los demás, se imaginarán qué personaje tan entrañable como enorme está loco por estos animales.

Destaco, el hechizo estrella del libro… que no voy a mencionar, ya que quiero hacer el menor atisbo posible de spoiler; pasando después, como he comentado antes, a la evolución de los personajes a medida que avanza la historia, tanto en el libro que traigo hoy, como en general; se les nota la madurez y por supuesto, la autora sabe que sus lectores crecen a la vez que sus personajes. Y es un detalle que me gusta mucho.
Además del momento padrino, que casi me muero. De mis favoritos del libro, super emocionante.


Ando ya enfrascada en el cuarto.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Harry Potter y la cámara secreta


Título: Harry Potter y la cámara secreta
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Chamber of Secrets
Editorial: Salamandra, 1999
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 8478884955
Páginas: 287








¡Segundo año en Hogwarts!

Hay que ver, con lo que me han recomendado estos libros (hasta aburrirse, doy fe) y que me hay enganchado ahora como una loca, pasándomelo cual enana leyéndomelos.
En fin, allá vamos.

De nuevo, la historia comienza en casa de los Dursley, los impresentables tíos de Harry, pero esta vez atrae los problemas ya antes de llegar al mundo mágico.
Recibe la visita de Dobby, un elfo doméstico que trata por todos los medios de que no regrese al colegio, a pesar de que le asegura una y mil veces de que le aprecia y no hace más que repetir que un gran peligro acecha al colegio, van a pasar grandes desgracias... Pues vale. No soporto a este personaje, lo digo desde ya.
El caso es que Harry se ha pasado todas las vacaciones sin tener noticia alguna de sus amigos y, la verdad, está preocupado. ¿Y si sus tíos tienen razón y no tiene amigos? Resulta que el elfo mendrugo le ha confiscado las cartas para que, precisamente por eso, no quiera ir al Colegio (como si fuera bastante).
Tras esto, Ron y sus hermanos aparecen e plena noche e un coche muggle volador (tal cual), pues estaban preocupados por no saber nada de él. Y se lo llevan a su casa.

Y aquí empieza todo.
Volvemos  ir de compras al Callejón Diagon, pero esta vez por otros medios: ¡polvos flu! Toda una experiencia, desde luego.
Es en este peculiar lugar donde conocemos al nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras: Gilderoy Lockhart. Todo un vanidoso, adorado por todas las féminas del mundo mágico y famoso por haber realizado mil y un hazañas, que relata en todos sus libros –que casualmente, deben comprar para sus clases-.

El caso es que, como no podía ser de otra forma, Dobby tenía razón.
Y, ahora sí, comienza el lío.

Y comienza de lo más variadito: aparte de las diferentes clases a las que deberán asistir (Pociones, Defensa contra las Artes Oscuras, Herbología, Transformaciones, Historia de la Magia, Astronomía…), tendremos susurros amenazadores de muerte, que sólo Harry oye y vienen a través de las paredes; mensajes (contra los sangre-sucia) escritos con sangre en las paredes; un extraño diario en blanco; y lo peor: alumnos petrificados.
Como anotación, decir que los mensajes de las paredes hacen referencia al heredero de Slytherin, y que gracias a esto nos explicarán cómo se fundó el colegio por cuatro magos (que dan nombre a las diferentes casas) y cómo uno de ellos decidió ir por libre, pues estaba en contra de que magos con sangre muggle estudiaran ahí.
Esto explica muchas cosas sobre lo majos que son los de la casa Slytherin… pero debo decir que me encantan.

Por si fuera poco, Potter, que ya de por sí atrae los problemas con una facilidad pasmosa, descubre (delante de todo el colegio) que habla pársel, la lengua de las serpientes.
Casualmente, lengua que hablaba Voldemort… ejem… perdón, el que no se puede nombrar.

De nuevo, me ha enganchado un montón, desde la primera página, es increíble la facilidad con la que te metes en la historia y cómo está tratado cada detalle al dedillo, una maravilla. Sobretodo los personajes, siento especial predilección por Dumbledore, Snape y McGonagall, geniales, cada uno a su modo.


Estoy deseando leer la continuación.

viernes, 3 de julio de 2015

Harry Potter y la piedra filosofal


Título: Harry Potter y la piedra filosofal
Autor: J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Philosopher’s Stone
Editorial: Salamandra, 1999
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 8478884459
Páginas: 255


Pues no, todavía no había leído Harry Potter. Empecé a ver la primera peli (hace mil) y la quité a la mitad; tenía que leer el libro antes de verla.
Rarezas mías.

Tengo que decir que no puedo arrepentirme más de no haberlo leído en su día… ¡porque me ha flipado! Hacía mucho tiempo que un libro no me enganchaba tanto como para que me diera pena terminarlo, es más, tengo que decir que lo he ido alargando para que durase más.
Lo recomiendo desde ya.

Y así, a mis casi 29, recibo por fin mi carta a Hogwarts, como no podía ser de otra forma, vía lechuza.

Resulta que para ser alumno de este colegio interno de magia y hechicería, hay que atravesar el muro que nos lleva al andén 9 ¾  de la estación King’s Cross.
Así que allá voy con mi carrito repleto de utensilios de lo más variopinto: tres túnicas negras, un sombrero puntiagudo, guantes, un caldero de peltre, un telescopio, una varita que antes me ha elegido a mí como dueña, una balanza, mis libros para el curso… ah, y mi lechuza, no podía irme sin mascota. Por supuesto, todo esto lo compré con antelación en el callejón Diagon, aunque ates tuve que sacar algo de dinero de Gringotts, claro.

Ya en la magnifica locomotora, conozco al tal Potter, un niño ultra famoso por haber derrotado a Voldemort (perdón, es el nombre impronunciable, quedáis avisados); aunque ni él mismo se acuerde de cómo, para muestra, la cicatriz de su frente, en forma de rayo. Ha estado (mal)viviendo con sus tíos, los Dursley, que obviamente son muggles y lo han querido criar como tal. Qué cosas.
Me encuentro también con Ron, un pelirrojo algo tontorrón, con una rata como mascota y hermanos mayores en la escuela; Hermione, una niña un poco petarda y marisavidilla que ya se ha empollado casi todos los libros que debemos usar a lo largo del curso; Neville, un chico llorón que había perdido su sapo y no daba con él; Malfoy, siempre acompañado de dos grandullones, con este hay que tener cuidado, que si no le bailas el agua no está contento, además su familia pasó al Lado Oscuro con Vold… ya sabéis.

Hagrid, un tipo tan entrañable como enooooorme que trabaja ayudando en Hogwarts, nos lleva hasta allí y nos informa de que en breve será la Ceremonia de Selección, aunque antes conoceremos a la profesora McGonagall, que nos acompañará por el castillo, donde por cierto, las escaleras son cambiantes, los cuadros hablan y los fantasmas de antiguos hechiceros se pasean como si nada.
Aquí, nos ponen el Sombrero Seleccionador uno por uno para saber a qué casa vamos a pertenecer durante nuestra formación. ¿Será Ravenclaw? Mmmm… ¿Hufflepuff? Buf, qué pereza, espero que no. ¿Slytherin? ¡No por favor!... Voy a Gryffindor ¡¡bien!!
Después, con Albus Dumbledore, el director, cantamos el himno de Hogwarts y a comer se ha dicho, debemos descansar para lo que nos espera mañana.

Estoy ansiosa por empezar mis clases: Pociones, Transformaciones, Defensa contra Artes Oscuras, Vuelo… ¡qué emoción!
Hasta asistimos a un partido de Quidditch, parece que Potter es un hacha en este deporte, y eso que no tiene ni escoba propia (aunque me he enterado de que le han regalado una Nimbus 2000, nada menos).

Sin embargo, parece que ha pasado algo, no sé qué se está cociendo en el ambiente pero no me gusta nada, incluso con trolls de por medio, algo no marcha bien y creo que tiene que ver con el robo a Gringotts y un espejo de lo más extraño… además Potter tiene una facilidad impresionante para meterse en problemas, ¡no paran de pasar cosas! ¡Hemos visto hasta unicornios!

Estoy deseando ver cómo termina todo, me quedan cosas que conocer sobre el pasado de este chico, pues no acaba de aclararse como es debido y creo que es realmente interesante.

Así que ¡hasta el curso que viene! ¡Nos vemos en segundo!