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20 de diciembre de 2016

Susurros del silencio (REC)

-Te quiere, mamá -dijo la pequeña susurrándole al oído mientras él se acercaba y arrodillaba tímidamente a su lado para ofrecerle un pañuelo y así secar sus lágrimas. El párroco rezó una última oración antes de cerrar el pequeño ataúd.

13 de junio de 2014

Limpieza doméstica (REC 2/2)

Se ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar.
-¿Qué te pasa? No llores mi vida.
-Sale sangre por la puerta –gimotea la niña.
-¿Qué sangre? –dice mientras la intenta limpiar con una toalla. –Aquí no hay sangre.
-Ahora la sangre está en tus manos –reprocha su hija.
-Yo no veo sangre por ningún sitio –insiste la madre mientras se lava las manos. –Y si hay sangre ¿de quién es? Porque no es ni mía, ni tuya.
-Es de papá.
-¡Cariño! Papá ya hace tiempo que no está entre nosotros.
-No. Es la del nuevo papá.
La madre la arropa y le quita con cuidado el cuchillo que empuña.

28 de abril de 2014

Las páginas sin sal saben a poco (ENTC)

Mi aportación para ENTC.

Le regalaron a mamá un libro de cocina. Nunca nadie le ayudaba en nada, y aquel regalo no sabía si tomarlo como una burla o quizás un error. Pero al final resultó de gran utilidad.
-Hoy toca callos –me comentó mientras se levantaba de la mesa.
-¿Qué son callos?
-Es el estómago de los cerdos.
-No me gustan los estómagos de los cerdos –rechisté.
-Calla y abre el libro por la página 123 –me dijo mientras llenaba la olla de agua.
Entonces arranqué la página y antes de dársela, y sin que me viera, la chupé para ver a qué sabían esos callos. No encontré mucha diferencia con el besugo que estaba en la página 98. Ella metió la hoja en la olla y empezó a removerla.
-¿No vas a encender el fuego? –pregunté a mamá por si se le había olvidado.
-No cielo. Se nos acabó el butano.
-¿Y no le vas a echar sal? –refunfuñé.
-La sal es solo para ocasiones especiales.
-¿Y esta no es? –le dije poniendo mi mejor sonrisa.
-Sí, que lo es –me contestó mientras ponía dos granitos de sal. -Uno para mamá y otro para mi niño hermoso.

20 de abril de 2014

Trocitos de cielo (REC)

Y regresé al cielo como todas las noches. Esperé a que el señor de la puerta se despistara  para poder colarme, aunque yo sabía que él siempre me dejaba pasar. Ya dentro busqué a mamá y le di un besito de buenas noches en la frente. Ella me sonrió y yo le devolví mi mejor sonrisa mellada. Después arranqué un trocito del lecho donde yacían todas las almas y salí corriendo. Cuando llegué al final de las nubes salté y esperé a que el hombre de la cara naranja me cogiera de la mano y me llevara de vuelta al infierno.

5 de marzo de 2014

Fin de semana con mamá (REC 1/3)

Tanto visitante inesperado estaba echando a perder el fin de semana con mamá. Ella decía que eran clientes importantes de la empresa donde trabajaba. Tenía que sacar dinero extra para poder irnos muy lejos estas vacaciones. Yo creo que no son clientes; son psicólogos, como los que me trataban a mí y resoplaban tanto al verme. Lo de ser puta no tiene que ser fácil tampoco. Ya va por el tercer psicólogo en menos de una hora y el cuarto está esperando en el comedor. Creo que es un caso perdido, como dice papá.

12 de febrero de 2014

Huerto de regadío (REC)

Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola. Papá dijo que era para mí. Lo puso en medio del salón. A los pocos días brotó una chica joven. Esta vez papá se encargó de subirla a casa sin pedir ayuda a los vecinos. Le cogió mucho cariño; nunca antes había besado tanto a un fruto recogido del huerto. Sería mi profesora de piano. Pasaron dos semanas y mamá recolectó del huerto una escopeta, de esas que hacen ruido de verdad “pum pum pum” y te despiertan a media noche. A la mañana siguiente mamá plantó a papá. Entonces le pregunté si también teníamos que regarlo con frecuencia.

23 de octubre de 2013

La próxima (REC)


-Sí, papá, ¿y esa?
-Esa es la de la tendera. Fue pregonando por todo el pueblo que mamá estaba embarazada cuando ni siquiera habíamos llamado a la cigüeña.
-¿Y aquella?
-Esa es de la alcaldesa. Despidió a mamá de la biblioteca porque no quería que te diese la teta.
-¿Y esa otra?
-Esa es cosa de mamá. Que te lo explique después ella.
-¿Y todos esos marcos vacíos?
-Esos son para las próximas cabezas.
-¿Y cuál será la próxima?
-No sé... ¿quizás tu profesora de matemáticas?
-Mmm... ¡Vale! Y después puedes cortar la de la profesora de inglés; nunca la entiendo.

27 de junio de 2013

Hambre (REC)



-Somos dos tíos fuertes, ¿a que sí?
-Si papá, lo aguantamos todo.
-¿Te queda algún caramelo?
-No.
-Bueno, da igual.
 -¿Por qué está sentada esta señora tan fea en la mesa? ¿Quién es?
-Es la muerte.
-¿Ella también tiene hambre? ¿Fue la que se comió a mamá?
-Siempre tiene hambre.
-¡Pues que espere!, que nosotros lo aguantamos todo, ¿a que sí papá?

24 de junio de 2013

Palabra acertada (REC II)


Desde entonces papá ya nunca juega con él. Mamá no le deja acercarse si no es con ella. Cuando le asea y le peina en la cama, él juega con papá sin que mamá se de cuenta. Va susurrándole palabras al oído y cuando papá suelta una lágrima es que la ha acertado.

21 de junio de 2013

Otro papá (REC I)

Desde entonces papá ya nunca juega con él; se enfadó mucho. Tal vez no tuvo que coger su móvil. Mamá dice que hizo bien, que tiene que aprender a leer, y cualquier cosa con la que pueda practicar es bueno, aunque sean unos mensajes del móvil de papá. Todos los días baja al sótano donde mamá lo dejó castigado. Quiere pedirle perdón. Pero papá sigue balanceándose en esos raros columpios que agarran por el cuello. Mamá le consuela y le promete que pronto vendrá otro nuevo papá con el que poder jugar: “¿A que ya no te acuerdas de los primeros papás? Déjalos tranquilos y arréglate la pajarita”

3 de mayo de 2013

Vendedores de almas (REC III)

Disfrazado de vendedora de manzanas papá fue recibiendo a los invitados. Mamá, que estaba disfrazada de vendedora de cebollas los miraba a todos de arriba a abajo, en especial a las mujeres. El jefe de papá vino disfrazado de vendedor de cuchillos. Un señor, que tenía que ser muy amigo de mamá porque le cogió del brazo nada más llegar, venía de vendedor de ilusiones. Mi tío vino de vendedor de sonrisas, con la botella medio llena. Yo me quedé callado en aquella cama estrecha que me habían instalado en medio del salón; observándolo todo; viendo como todos vendían y nadie compraba.

21 de febrero de 2013

Celos (REC)

Desde la habitación de su hermanita se escapa un hilo de luz bajo la puerta. ¿Ha podido escapar ella de la cajita de madera donde la encerraron tras encontrarla en la caseta del jardín, dormida bajo la almohada? ¿O habrá traído mamá a otra?

11 de febrero de 2013

Alas para ver (REC II)

Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel. Mamá sonríe mientras la mece. La abuela sigue tejiendo un jersey infinito al ritmo de una nana. El abuelo, con la oreja pegada a la radio apagada, pasa sin leer las páginas del mismo periódico. Papá nos mira a todos con los ojos rojos, sin decir palabra, da miedo. Me acerco a la cuna para intentar ver a mi nueva hermanita, pero no está... nunca está. Entonces giro la cabeza y me miro al espejo que está al lado de la cuna; aún no me han nacido las alas.

7 de febrero de 2013

Chismorreos (REC I)


Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel, como si no hubiese pasado nada, como si rajar a su madre en canal fuera normal. Si viene de mala familia; sin ir más lejos, su prima compartió bolsa amniótica con su hermano, que seguramente no sería de mismo padre, ¡a saber lo que harían los dos tan juntitos! Una tía suya, de parte de madre, mató a su hermano gemelo antes de nacer. Otra tía, de parte de padre, nació intentándose ahorcar con su cordón umbilical. Y todo esto lo pago yo, que ya no puedo tomar el pecho, que dicen que he agriado la leche de mi madre.

14 de enero de 2013

Aquella Navidad



Mamá olía a turrón y, cuando nos sentábamos a cenar en la mesa del comedor la Nochebuena, yo le escarbaba el bolsillo en busca de algún trocito de mazapán que traía de la fábrica. El abuelo afinaba la botella de anís a cada trago que le daba mientras mamá servía el pollo. A mi hermana le daba pataditas bajo la mesa para chincharla. Son algunos recuerdos que me marcaron aquella Navidad. Ver a mi padre borracho intentando trepar por el árbol de Navidad para levantarse y posteriormente sentarse en la mesa insultándonos y pegando a mi madre y a mi hermana...
Siempre he querido inmortalizar aquella escena, aquella última Navidad que pasé con mi padre. Pero ya no es lo mismo. El abuelo, sus cenizas las tengo metidas en la botella de anís que nunca llegó a afinar. Mi hermana sigue pateando, amordazada, queriendo gritar, intentando decir que estoy loco, pero no lo estoy, con los ojos rojos como cuando lloraba al darle un puntapié fuerte bajo la mesa. Y mamá ya no tiene turrón en su mandil, ya no huele a yema tostada ni a mazapán. Es difícil ponerla erguida en la silla, tal vez hubiera sido mejor incinerarla a su muerte como al abuelo. Entonces, cuando todos callan, junto las manos y rezo para bendecir la mesa; y grito, como cuando era pequeño, que las Navidades sin papá, si son posibles.

11 de enero de 2013

Besos en la frente. (REC II)

Hoy mamá va a probar con la pistola. Cree que si me llena la cabeza de balas, podrá acabar por fin conmigo. Yo la intento convencer de que si sigue envenenándome, acuchillándome, partiéndome los huesos, llenándome de balas… lo único que va a conseguir es que me haga más feo, y lo ponga todo perdido de sangre, y huela peor, y la asuste más cuando me acerque a su cama a darle besitos de buenas noches.

10 de enero de 2013

Armas escondidas de mamá.(REC I)

Hoy mamá va a probar con la pistola que esconde en el bolsillo trasero del pantalón, necesitamos urgentemente el dinero, y el banco está repleto de monedas. Aunque creo que no lo va a lograr, como ayer, que intentó sacar la navaja de afeitar del abuelo que llevaba escondida en el bolso, y no pudo porque se echó a temblar como un flan. Yo sigo pensando que la única forma de conseguir el dinero es que, al igual que hizo para que me pusieran un sobresaliente en mates y en inglés, les enseñe eso... eso que esconde bajo la falda.

8 de junio de 2012

Que vuelva mamá

Que vuelva mamá a casa, que papá no puede.
Que no vuelva mamá muerta, que venga viva, como siempre.
Que no vuelva muerta, que da miedo, y grita.
Con sus ojos caídos y la cara blanca.
Que vuelva mamá, que vuelva viva.
Que deje a papá que descanse en paz,
que está cansado y no puede más.

7 de mayo de 2012

Supervivencia(Finalista TripleC)

Nunca se atreverá a embestir el barco, pensaba el joven grumete mientras volvía a ponerse su gorrito de papel y señalaba, amenazante, con su espada de madera, al barco pirata. Pero se equivocó. Decenas de cañonazos fueron disparados a la vez, y tres bolas de papel maché  impactaron en la proa del barco que empezó a hundirse poco a poco. El pequeño grumete tuvo que usar un bote salvavidas de papel charol para evitar hundirse en aquel mar de celofán. Sin ser visto, remó hacia unos acantilados y buscó, entre los afilados lapiceros, alguna playa para poner su vida a salvo. Lo tuvo difícil, a punto estuvo de encallar sobre unas gomas de borrar cuando luchaba contra soplidos huracanados, tormentas de confetis y olas gigantes de periódico. Al final consiguió llegar a una pequeña e insólita playa de purpurina. Se tumbó a la sombra de unos bolígrafos, y desde allí, ya a salvo, vio pasar una bandada de pajaritas de colores. Pensó que estarían migrando hacia algún desconocido continente y que tal vez allí podrían alimentar a sus pequeños… El reflejo de un sacapuntas naufragado le hizo volver a la realidad, estaba empezando a tener hambre, y mamá no regresaba a casa hasta las seis y media.