Desbordado de negativos defectuosos resté imperfecciones puras. No podía ir por la tangente y dividir la materia en fractales. Todo era complejo y adimensional para poder escapar de esos números imaginarios. No había marcha atrás, mañana era el examen de mates y ni siquiera había abierto el libro. Seguro, el profe me tiene manía infinita