Mostrando entradas con la etiqueta cuchillo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cuchillo. Mostrar todas las entradas

18 de octubre de 2016

Manuscrito (REC 1/2)

Cuando se prendieron las cortinas de la cocina puse su corazón sobre la tabla de olivo y lo atravesé con un cuchillo. Me alegré de sentir todo aquello que a ella le gustaba escribir. Era como ser el protagonista de una novela suya. Imaginé las llamas subiendo rápidamente por las escaleras y devorando su cuerpo desnudo maniatado. Abrí la nevera; saqué una cerveza bien fría; destapé un bote de banderillas picantes, pero no picaban. Pasé la hoja del manuscrito con los dedos todavía manchados de sangre. Allí no había nada, nadie, ni siquiera mi arrepentimiento de no saber nunca como acabaría todo esto.

10 de septiembre de 2014

Tortilla de patatas con cebolla (REC 2/2)


Ella no tiene habilidad ninguna para recogerse el pelo lleno de sangre y lo va a poner todo perdido. Como siga con ese pulso cortando las cebollas con el cuchillo que me rebanó dos dedos, seremos dos a los que nos falte alguna falange. Carlos nos mira sonriendo, con su orificio de bala en la frente, ajeno a todo. Yo pregunto impaciente que para cuando va a estar lista la tortilla. A ella se le escapa una lágrima que pronto se diluye con la sangre que le baja por su pecho desnudo.

13 de junio de 2014

Limpieza doméstica (REC 2/2)

Se ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar.
-¿Qué te pasa? No llores mi vida.
-Sale sangre por la puerta –gimotea la niña.
-¿Qué sangre? –dice mientras la intenta limpiar con una toalla. –Aquí no hay sangre.
-Ahora la sangre está en tus manos –reprocha su hija.
-Yo no veo sangre por ningún sitio –insiste la madre mientras se lava las manos. –Y si hay sangre ¿de quién es? Porque no es ni mía, ni tuya.
-Es de papá.
-¡Cariño! Papá ya hace tiempo que no está entre nosotros.
-No. Es la del nuevo papá.
La madre la arropa y le quita con cuidado el cuchillo que empuña.

3 de mayo de 2013

Vendedores de almas (REC III)

Disfrazado de vendedora de manzanas papá fue recibiendo a los invitados. Mamá, que estaba disfrazada de vendedora de cebollas los miraba a todos de arriba a abajo, en especial a las mujeres. El jefe de papá vino disfrazado de vendedor de cuchillos. Un señor, que tenía que ser muy amigo de mamá porque le cogió del brazo nada más llegar, venía de vendedor de ilusiones. Mi tío vino de vendedor de sonrisas, con la botella medio llena. Yo me quedé callado en aquella cama estrecha que me habían instalado en medio del salón; observándolo todo; viendo como todos vendían y nadie compraba.