En el corral vivían felices las gallinas.
Todas, menos una.
Andaba siempre triste esa gallina, acongojada y pesarosa. Cuando pensaba que nadie la veía lloraba desconsoladamente.
-¿Por qué está triste? -preguntó una recién llegada.
Le explicó otra:
-Se aflige porque no puede poner huevos como los ponemos nosotras: cálidos, de suave cáscara, y llenos con la sustancia de la vida.
-¿Por qué no puede?
-Porque es La Gallina de los Huevos de Oro.
-¡Pobrecita!
Con amor, 4s