Actos
Primer acto:
Juan Díaz cae del noveno piso.
Segundo acto: Pedro Díaz cae del noveno piso.
Tercer acto: Roberto Díaz cae del noveno piso.
¿Cómo se llama la obra?
Los Díaz pasan volando
Segundo acto: Pedro Díaz cae del noveno piso.
Tercer acto: Roberto Díaz cae del noveno piso.
¿Cómo se llama la obra?
Los Díaz pasan volando
Confesiones
Un amigo le
confiesa a otro… Mi mujer es una fiera en la cama" –Porqué le pregunta?
"No me deja ni que me le acerque"...
Pepito
El profesor le
entrega a Pepito una pata de pájaro y le dice:
Viendo esta extremidad, dígame la familia, el género y la especie del animal, así como sus costumbres migratorias y el número de crías por nidada.
Pero, ¿Cómo le voy a decir todo eso con una sola pata?
¡Está usted suspendido!... dígame su nombre y apellido.
Pepito se quita un zapato, le enseña el pie desnudo al profesor y le dice: viendo mi extremidad…
Adivine..
Viendo esta extremidad, dígame la familia, el género y la especie del animal, así como sus costumbres migratorias y el número de crías por nidada.
Pero, ¿Cómo le voy a decir todo eso con una sola pata?
¡Está usted suspendido!... dígame su nombre y apellido.
Pepito se quita un zapato, le enseña el pie desnudo al profesor y le dice: viendo mi extremidad…
Adivine..
De Padrecitos:
La viejita que al
ir a confesarse decía al sacerdote: "Me acuso, Padre, de que levanto
falsos que luego salen ciertos.
De Esposos:
En su lecho de
agonía el señor le dijo a su mujer: "De los 10 hijos que tenemos pienso
que el menor no es mío. Dime la verdad, para poder morir en paz". "Es
hijo tuyo -respondió la esposa-. Lo juro ante Dios". El señor, entonces,
cumplió su ofrecimiento y murió en paz. Y dice la señora para sí: "Menos
mal que no preguntó por los otros nueve
Viajero:
Llegó un individuo
a una casa de asignación y le pidió a la dueña del establecimiento que le
trajera a una de sus pupilas. "Pero quiero una -precisó- que durante el
trance no sólo no se mueva nada, sino que en ese momento se lime las uñas,
tararee una canción, y diga que el techo necesita pintura". "Notable
pedimento el suyo, caballero -dijo la madama-. ¿Acaso tiene usted alguna rara
fantasía sexual?" "Ninguna -replicó el individuo-. Pero llevo ya dos
semanas fuera de mi casa, y extraño a mi mujer
Reflexión
Reflexionaba el
sujeto que acaba de contratar los servicios de una servidora social… "en
un gran negocio… Tiene la mercancía... Vende la mercancía... ¡Y sigue teniendo
la mercancía.
Pretexto:
El señor estaba en
su tienda cuando llegó uno de sus hijos. "¡Hola, viejo! -le dice
alegremente-. Pasaba casualmente por aquí, y vine a ver cómo estás".
"Te lo agradezco mucho, hijo -responde el señor-, pero llegaste
tarde". "¿Por qué?" -se sorprende el muchacho. Responde el
padre: "Tu mamá y tu hermana pasaban por aquí, casualmente, igual que tú.
También ellas vinieron a ver cómo estaba yo. Y ya se llevaron todo el dinero
que había en la caja.
Pepito
El padre de Pepito
le dice muy enojado a su crío, que le acababa de mostrar sus calificaciones,
malas como siempre: "¡Nunca me has dado una satisfacción!" "Cómo
no, papá -replica el niño-. ¿Y luego la que tuviste nueve meses antes de que naciera
yo?
En el bar
Un tipo lloraba en
el bar… le preguntan el cantinero que le pasaba? Pues llegué a mi casa a las dos de la mañana…
mi encuentro con mi esposa vestida sólo con un vaporoso negligé… medias negras
de encaje; liguero color rojo pasión; brassiére de media copa, zapatos altos de
tacón aguja... Y luego… que sucedió? Por eso lloras? No, dice él… es que ella
también iba llegando
Amantes
Dos amigos van
por la calle, cuando de repente uno de ellos se para y exclama:
¡Cielos! ¡Mi mujer y mi amante vienen charlando juntas hacia aquí!
Su amigo le mira con cara de estupefacción y le dice:
¡Caramba! ¡Yo iba a decir lo mismo!
¡Cielos! ¡Mi mujer y mi amante vienen charlando juntas hacia aquí!
Su amigo le mira con cara de estupefacción y le dice:
¡Caramba! ¡Yo iba a decir lo mismo!
Tierno
¿Por qué esta
triste el cuaderno de matemáticas?
-Porque tiene muchos problemas.
-Porque tiene muchos problemas.
Inocencia
Le llegó a doña
Anselma, señora campesina, la hora de dar a luz, y estaba sola en la casa, sin
otra compañía que la de su hijo de 5 años. Le ordenó que fuera a la carrera al
pueblo a traer al médico. Cuando llegaron de regreso se había hecho de noche, y
no había luz eléctrica en la casa. El doctor tuvo que pedirle al niño que
sostuviera la lámpara de gas mientras él auxiliaba a la señora. Nació la
criatura, y el médico le dio la fuerte palmada consabida. "Dele otra,
doctor -le dijo el niño-, para que aprenda a ya no meterse ahí"...
Recién casados
La novia quería
casarse por la noche; por la mañana el novio. Razonaba él: "De ese modo,
si no funciona nuestra relación no habremos echado a perder todo el día".
Finalmente se casaron a la hora que ella dijo: ya se sabe que el hombre se
resigna al matrimonio con tal de tener sexo, y la mujer se resigna al sexo con
tal de tener matrimonio. La noche de las bodas ella se despojó del breve atavío
que cubría sus formas y puso a la vista de su ardiente maridito la espléndida
visión de su cuerpo hecho de marfil y rosas. Extático, dijo él: "¡Voy a
tomarte una foto. Ella le preguntó: "¿Para qué?" Respondió él en
amoroso arrebato: "¡Para guardar por siempre la memoria de tu inefable
belleza corporal, que la del espíritu, a más de no poderse fijar en papel emulsionado,
por el momento no me interesa nada!" Tomó él la foto, y seguidamente se
despojó a su vez de sus ropas. Ella manifestó: "También yo voy a tomarte
una fotografía". Preguntó él, halagado: "¿Para qué?" Respondió
ella: "Para ver si la puedo amplificar". (Nota: Lo que tenía el
desposado era apenas tamaño credencial)
Verdades
Estaba una
muchacha en un restaurante y llega otra y le dice:
Oye, ¿Sabías tú que tu novio antes fue mi novio?
A lo que la otra le responde:
Bueno chica, él me dijo que había cometido algunas estupideces, pero no me dijo cuáles.
Oye, ¿Sabías tú que tu novio antes fue mi novio?
A lo que la otra le responde:
Bueno chica, él me dijo que había cometido algunas estupideces, pero no me dijo cuáles.
Jefes
Entra el
empleado a la oficina de su jefe, y con un aspecto temeroso le dice:
Jefe, necesito hablar con usted.
Pasa hombre, ¿Qué te ocurre?
Usted sabe que llevo más de 15 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo, es hora que me aumente los 300 dólares mensuales que gano desde que me contrató.
Y dime, ¿Cuánto quieres ganar?
Bueno, hice algunos cálculos y considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo creo que me correspondería ganar 1.500 dólares por lo menos.
Mira, te voy a pagar 5.000 dólares mensuales, un vehículo a tu cargo, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias, ¿Qué dice?
¿Me está bromeando?
¡Sí, pero tú empezaste
Jefe, necesito hablar con usted.
Pasa hombre, ¿Qué te ocurre?
Usted sabe que llevo más de 15 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo, es hora que me aumente los 300 dólares mensuales que gano desde que me contrató.
Y dime, ¿Cuánto quieres ganar?
Bueno, hice algunos cálculos y considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo creo que me correspondería ganar 1.500 dólares por lo menos.
Mira, te voy a pagar 5.000 dólares mensuales, un vehículo a tu cargo, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias, ¿Qué dice?
¿Me está bromeando?
¡Sí, pero tú empezaste
De Doctor
Aquella señora iba
a tener bebé. Le dijo al médico que quería dar a luz en forma natural, pero que
sentía gran temor por los dolores del parto. "No se preocupe usted -la
tranquilizó el facultativo-. He inventado una máquina por la cual puedo
transmitirle al padre de la criatura una parte de los dolores que en el
alumbramiento sufre la mamá. Así usted no tendrá que sufrir sola todas las
penalidades". La señora se alegró mucho con la noticia de aquel invento
peregrino, y de regreso en su casa le habló a su esposo de la máquina inventada
por el médico, y le preguntó si estaba dispuesto a compartir con ella los
dolores del parto. "Desde luego que sí -respondió él-. Después de todo yo
fui quien te puso en esta condición". Llegado el día en que el niño iba a
nacer el hombre acompañó a su esposa al hospital, y el doctor lo conectó a la
máquina. Ella empezó a sentir los dolores del alumbramiento. "Le pasaré el
10 por ciento del dolor a su marido" -dijo el médico. Y luego le preguntó
al esposo si podía aguantar ese dolor. "No siento nada" -respondió
él. Dijo el facultativo: "Le pasaré entonces el 20 por ciento de los
dolores de su esposa". Y así diciendo movió la perilla de la máquina.
"Tampoco ahora siento nada" -manifestó el hombre. "Su señora sí
está sintiendo mucho los dolores -declaró el galeno-. Voy a pasarle a usted,
entonces, el 50 por ciento del dolor". Y ajustó la perilla a ese
porcentaje. "¿Puede aguantar eso?" -le preguntó al esposo.
"Perfectamente, doctor -declaró él-. Puedo aguantar eso y más".
"¡Caramba! -se asombró el médico-. Tiene usted muy alto el techo del
dolor. Como su esposa está sufriendo mucho voy a pasarle entonces a usted el
100 por ciento de los dolores". "Hágalo, doctor -aceptó el tipo. No
quiero que mi esposa sufra, y además yo no estoy sintiendo mayor cosa". Se
llevó a cabo, pues, el alumbramiento felizmente, sin ningún dolor para la
esposa. Al día siguiente la pareja regresó a su hogar. Cuando llegaron vieron
gente en la casa de al lado. La vecina estaba hecha un mar de lágrimas.
"¿Qué te sucede?" -le preguntó la esposa. Responde la mujer:
"¡Mi marido murió ayer! Estaba muy bien, pero de pronto empezó a sentir
unos dolores espantosos que fueron creciendo en intensidad hasta que de pronto le
vino un dolor terrible, y cayó al suelo privado de la vida. Los médicos no se
explican a qué puede haberse debido ese dolor
Tontín
La esposa de Tontín
salió de viaje, y él aprovechó tan venturosa circunstancia para llevar a su
casa una amiguita. Antes de proceder al procedimiento la muchacha le preguntó
al sujeto si no iba a usar alguna protección, pues ella no había tomado
ninguna. "No tengo preservativos -respondió Tontín-, pero recuerdo que mi
mujer acaba de comprar un diafragma nuevo". Inútilmente lo buscó: la esposa
se lo había llevado al viaje ese dispositivo anticoncepcional. "¡Ah, mujer
detestable! -se enojó el individuo-. ¡Ya sabía que no me tiene confianza!