Una primera reflexión fue acerca de las coincidencias, de ahí el siguiente texto (Que de la misma forma llegó a mí, es decir, por puta coincidencia):
Coincidencia
Un hombre, cierta vez –dijo Rex, doblando la esquina con Margot-, perdió una mancuernilla de diamantes en el ancho mar azul, y veinte años después, exactamente en la misma fecha, un viernes, según parece, comió un pescado grande… pero no encontró la mancuernilla. Eso es lo que me gusta de las coincidencias.
Vladimir Nabokoc
La segunda reflexión y es materia del presente, es sobre los sentidos. Creo que los mismos se van amoldando a la memoria y a los recuerdos. Cuando utilizamos nuestros sentidos de cierta forma lo asociamos con hecho anteriores y si, por el contexto, el lugar, las personas, o cualquier otro factor, nos aportan una nueva sensación, entonces agregamos una nueva experiencia a nuestros sentidos.
He así que con esa idea me pregunté y concluyo: Qué piensas cuando evocas el uso de un sentido?
Hice la prueba y si evoco al sentido del gusto, del tacto, del oído, de la vista o el del olfato, nos lleva a recordar una sensación positiva, de satisfacción, gusto o placentera. Tal vez lo intentes y puede que por lo leído te sientas inducido a ello, pero creo que es un instinto primario y natural del ser humano, pensar en cosas agradables. Por ejemplo, del sentido del tacto, igual te lleva a imaginar, por ejemplo, la caricia de un amigo o un amante, o la suavidad de la seda, o la textura de la rosa, pero difícilmente, si es que imposible, imaginaremos la sensación de una quemada.
Lo mismo con los demás sentidos.
Por otro lado, la magia de los sentidos va más allá, ya que al pretender aislar uno para concentrarnos en la sensación, de manera natural, los demás se activan y se agudizan. Es decir, interactúan y dependen unos de los otros, pero nunca de manera aislada.
Si deseamos en un bosque por la noche, tratar de escuchar ese extraño ruido que nos llamó la atención por un breve instante, inmediatamente guardamos silencio y ponemos atención, pero nuestra vista se agudiza tratando de “ver” o descubrir dicho sonido. Nuestro cuerpo se detiene, incluso nuestra respiración, como un reflejo del tacto, aun sabiendo que no tocaremos nada.
Nuestro olfato busca alguna pista que nos permita identificar el origen de ese sonido, y aunque no sea nada perceptible, estamos preparados para identificar si huele a un animal, o pueda ser algo de la natural (El crujir de una rama, o de hojas pisadas, o de agua corriendo o cayendo, etc.).
Nuestro gusto, por otro lado, puede se refleje en una resequedad o en sed.
Lo mismo puede pasar en otros ejemplos, como degustar nuevos sabores, al catar un vino, probar una nueva fruta, etc.
O vivir una nueva experiencia, como lanzarse al vacío, subirse por primera vez a un caballo, o un tren, barco o avión, tratamos de captar no solo la sensación del movimiento, si no todo a su alrededor.
En fin, cosas que luego suceden sin darnos cuenta.
Y si hoy tocara ir al mar? En que piensas?
Con amor, 4s