Acá encontrarás de todo un poco, principalmente temas de reflexión que nos permitan descubrir el potencial de nuestro ser y la maravilla de estar vivo.
domingo, 21 de marzo de 2010
Ya llegó
Dijo una:
-Tendremos que volver.
-No sé, no sé -vaciló otra-. Él mismo dijo que ya no volveríamos.
-Tú lo conoces bien -replicó la primera-. En ocasiones se deja llevar por la tristeza, y entonces dice cosas que en verdad no siente.
Terció una más:
-En eso fue absolutamente claro. Dijo: "No volverán". Pienso que si volvemos va a quedar muy mal. Hará el ridículo.
-Entiendo lo que dices -reconoció la del principio-. Pero nuestra misión es regresar. Una cosa es lo que dicen los hombres, y otra muy diferente lo que dice la naturaleza.
Pusieron el asunto a votación, y por mayoría de votos decidieron regresar.
Y entonces, igual que todos los años… llegó la primavera con su esplendor y magia.
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Con amor, 4s
EL ORIGEN DE LA PRIMAVERA
Cuenta Homero que hubo un tiempo en el sureste de Europa en que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca marchitaban. No existía el invierno. La artífice de tanta maravilla no era otra que la diosa de la fecundidad de los campos, Démeter (la Madre Tierra).
Démeter se convertiría en la cuarta esposa de Zeus, padre de todos los dioses, dueño y señor del cielo. De este matrimonio nacería Core (doncella), que después recibiría el nombre de Perséfone. Era el amor de su madre, además de ser una de las más hermosas. Solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día pasó por allí el terrible Hades, dios de los infiernos, con su temible carro tirado por caballos. Se quedó prendado de Perséfone y la raptó para llevarla al subsuelo, a su territorio.
Démeter, al no aparecer su hija, empezó a preocuparse y fue en su busca. Para ello encendió dos antorchas y, con una en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Pero fue inútil. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a decirle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter decidió abandonar sus funciones y el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra, que se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de su mano fecunda, las plantas no crecen.
Zeus, ante el desastre que se estaba produciendo, se vio obligado a intervenir. Sin embargo no le fue posible devolver a Perséfone a su adorada madre. La muchacha había probado el fruto de los infiernos (la granada) y le era imposible regresar al mundo de los vivos y abandonar las profundidades.
Aun así pudieron llegar a un acuerdo, mediante el cual, la joven podía estar al lado de su esposo durante un periodo del año y, así, volver al lado de su madre.
Cuando Perséfone regresa con su madre, Démeter muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra. Pero si la joven desciende al subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones.
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