Mostrando entradas con la etiqueta Orlando Romano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Orlando Romano. Mostrar todas las entradas
0 com

Minificción de los Jueves: Orlando Romano

http://www.el-nacional.com/papel_literario/Minificcion-jueves-Orlando-Romano_0_564543643.html
Read more »
2 com

Largo adiós al microrrelato. Orlando Romano

En junio de 2006, durante la cena de cierre del Encuentro de Microficción en Buenos Aires, alguien me decía (orgulloso) que los microcuentistas éramos una raza distinta, porque todos éramos amigos y nos apreciábamos, cosa que no existía en otros géneros literarios. Esta persona tenía razón, y yo me sentí feliz de pertenecer.
El tiempo pasó (porque tiene esa costumbre), y el elenco de microrrelatistas creció hasta límites inimaginables. Hoy en día es difícil no encontrar a alguien que no escriba microficción. En Latinoamérica, semana a semana, mes a mes, se llevan a cabo todo tipo de congresos, mesas de lecturas, presentaciones de libros, concursos (absurdos en su mayoría) y muchos etcéteras. Yo quiero tener un millón de amigos, no se cansa de cantar Roberto Carlos. Sospecho que los microrrelatistas están muy cerca de cumplir con el mandato de la archiconocida canción.
¿Por qué ha pasado esto? Un fenómeno tan masivo quizás debería ser materia para psicólogos y sociólogos. ¿Por qué estas personas no escriben novelas o ensayos? Pienso, y tal vez me equivoco, que el cultor de textos brevísimos necesita (como el agua y el aire) de la aprobación permanente, de la palmada en la espalda, de los aplausos diarios (publican frenéticamente en blog, páginas web, redes sociales). El novelista, en cambio, es como un trapecista sin red, intenta su número sabiendo que puede caer y salir lastimado. Al microrrelatista, por su parte, me lo imagino vestido de payaso, sujeto por la cintura con cuerdas seguras, caminando por una cuerda floja que no representa el menor peligro (abajo sí está la red salvadora, por si fuese poco). Si no cae obtendrá los aplausos, y si resbala y se desmorona también.
Entonces, ¿cuál es el arte verdadero? Imagino la cara del trapecista sin red, viendo cómo el payaso se lleva los mayores aplausos. Él, que durante años entrenó tanto, se esforzó tanto, que ha tratado de imitar a los mejores, se sentirá indignado. Pero no puede manifestarle su malestar al dueño del circo, no puede compartir con nadie su sentimiento de injusticia, porque lo tomarán por soberbio, o por envidioso. Le quedan pocas cosas por hacer: bajar la cabeza y aceptar que se celebre la mediocridad de otro, disfrazarse él también de payaso, o abandonar el circo.
Dejemos descansar al trapecista y volvamos sobre los cultores de la brevedad extrema. Son cientos, son miles, siguen reproduciéndose como conejos (sin tener el encanto de Bugs Bunny). ¿Es arte aquello que puede ser llevado a cabo por tanta gente? Una pregunta que no sé o no quiero responderme. ¿Acaso el arte no implica un mínimo de dificultad para lograr algo bello o conmovedor? Yo lo entendía así, pero lo que pude observar a lo largo de estos últimos años es que todos los microrrelatos parecen ser buenos, porque se los aplaude en los congresos, porque reciben comentarios favorables en redes sociales, en blogs y páginas web. No sé si a alguien más le ocurrió lo mismo, pero algunas veces he sucumbido ante la presión que da la amistad, y tuve que tildar de excelente algún texto que me parecía horroroso. Me niego a hacerlo nuevamente, por respeto a lo que yo considero arte, y más aún por respeto a lo que yo considero amistad.
En mi primer libro de microrrelatos escribí que la creación de historias breves representaba para mí un juego, el juego más divertido, SERIO y apasionante de los que me había tocado participar en toda mi vida. Había leído y releído a los más grandes cultores del género, y soñaba con escribir historias así. Fue emocionante conocer en persona a Brasca, a Shua, a Lagmanovich, y disfrutar de su cercanía y amistad. Ídolos a imitar. Trabajadores de la palabra en estado puro. Ejemplos a seguir. Me recuerdo tirando cientos de textos a la basura. Me recuerdo en un café de la plaza Congreso, enojado conmigo por no poder encontrar un final mejor para un micro. Me recuerdo escribiendo cinco versiones distintas de un mismo tema, para finalmente desechar todas. No hubo juego más divertido, ni más complejo, ni más atrapante. Un juego en el que la única regla era exigirse al máximo para contar la mejor historia posible, la mejor de todos los tiempos (aún sabiendo que era imposible). Intentarlo. Hoy es un juego en el que la presencia de tantos participantes me marea y me aturde, donde las reglas no son claras (quizás no las hay), donde todos se creen Maradona con la diez en la espalda (y de hecho lo son). Un juego donde no hay exigencias de ningún tipo, donde no hace falta transpirar la camiseta, donde el triunfo (los aplausos) es seguro.
En unos años más, todo el planeta será el escenario de este juego. Estaremos rodeados de artistas-jugadores, todos dignos de respeto. ¿Habrá lectores para todos? ¿Se leerán entre ellos y con eso bastará? Desganado, aburrido, estoy al borde del campo (a no confundir aburrimiento con desprecio). Me convenzo, no sin cierto pesar, de que nadie notará la falta de un participante más. Entre bostezos, parto en busca de otro juego, uno donde las posibilidades de fracasar sean elevadas. Si voy a fracasar, que sea en busca de una causa grande, y rodeado de unos pocos pero verdaderos amigos. Quizás el arte verdadero tenga que ver con eso: elegir un camino difícil, enfrentar los obstáculos, y al final escuchar el aplauso sincero del artista obstinado y soñador que llevamos dentro. Éxito o fracaso no importan demasiado cuando se ha entregado todo.
Tomado de: http://orlandoromano.blogspot.com/
Read more »
0 com

De: La ciudad de los amores breves de Orlando Romano


NADA ES IGUAL
     La gota de lluvia baja raudamente por el vidrio del ventanal, como si desesperara por suicidarse. Cuando él estaba conmigo estas cosas tan tristes no ocurrían.

LO QUE TÚ ME DISTE
     Me hiciste creer en el amor, en la bondad de las personas, en lo maravilloso que es estar viva. Me convertiste en la mujer más dichosa del mundo… Te odiaré hasta la muerte por eso.

EL UNICO CAMINO
     ―Me siento muy presionada, Tomás. Mi familia piensa que eres un jugador, bebedor y mujeriego. Mis amigos dicen que eres una muy mala persona y mi psicoanalista asegura que no me convienes. Debo tomar una decisión.
     ―¿Qué harás, entonces?
     ―No tengo otra salida: no los veré nunca más.

TANTO AMOR
     Lo amo hasta las lágrimas, hasta la desesperación, hasta la locura, hasta la muerte…, hasta mi próximo hombre.

APARIENCIAS
     ―Muy bien, Adriana, me queda claro que no deseas tener nada conmigo. ¿Es que acaso tengo el aspecto de un mal hombre?
     ―Para nada. Y tampoco tienes el aspecto de un hombre.
Read more »
0 com

Tres de Orlando Romano

Fantasmas
Dos fantasmas charlaban en la sala principal de un museo londinense (el lugar estaba repleto de personas). Uno de ellos aseguró, alarmado, que de tanto en tanto oía ruidos extraños.
-Borra esa idea. Nadie jamás logró ver a un hombre.

Secretos de mujer
El está convencido de que es un amante estupendo. Pero yo tengo la esperanza de que algún día se dé cuenta de que, cuando me quedo sin aliento, cierro mis ojos y digo Ahhh, es porque tiene las manos heladas.

Castigo perfecto
En un Universo imperfecto los hombres aterrorizan al buen Dios con su maldad. Entonces Dios crea a Dante. Dante nos pintará un fuego imperfecto, ese Fuego del que sólo conoceremos unas chispas, para que al final de los tiempos el horror y el espanto sean perfectos.

Más en http://orlandoromano.blogspot.com/
Read more »
0 com

Palabras de Orlando Romano en La Nación

Gatuno II

Tengo la firme sospecha de que mi gata puede volar. Lo extraño es que aún no me haya contado nada.

Arte y vida

En un bar se me acercó uno de mis lectores. Comentó que un relato mío -el de seis bebés decapitados por su madre- lo tenía preocupado; quería saber si se trataba de un hecho real. "Naturalmente", le respondí. "Gracias al cielo", suspiró aliviado. Y agregó: Sería espantoso que la mente humana fuera capaz de inventar algo tan abominable".

Ateístas

Julius Sulimani, fundador de la Orden de los Incrédulos, jugó ajedrez con su discípulo mejor cuando el sol de la mañana se puso rojo, como de sangre. Confuso, quiso saber el discípulo de qué se trataba aquel fenómeno. El maestro respondió que era un eclipse; suceso raro, pero portento de la naturaleza al fin.

Minutos más tarde un unicornio pasó, trotando, junto a ellos. Adelantándose a cualquier pregunta, Julius comentó que, en la comarca, se mezclaban criaturas que no respetaban sus razas.

Seguían compenetrados cuando uno de los caballos blancos se transformó en un diminu to cordero que se devoró, una a una, las piezas restantes.

Jovencito, creo que deberemos rendirnos ante semejante evidencia. Cuando una disputa mental tan singular como ésta da señales de desquicio, hay que abandonarla -dijo el maestro, aferrando al cordero para ir a preparar la cena.

Al día siguiente estaban en el mismo sitio, jugando damas.

Orlando Romano nació en Tucumán, es escritor y periodista. Aquí, fragmentos de su obra Cápsulas mínimas, relatos hiperbreves.

La Nación. Espectáculos. Viernes 19/12/2008

Read more »
0 com

MICROS DE ORLANDO ROMANO - A Violeta Rojo



FRUSTRACIÓN

–¿Cómo puedes decir eso, Elena? Llevamos cuarenta años de matrimonio. Nuestros hijos son personas maravillosas. Nuestros nietos nos adoran. Nosotros somos saludables, no tenemos problemas económicos y nos amamos. ¿Qué te hace pensar que fracasamos?
–Hombre, ¿es que no te has dado cuenta? Cada domingo, cuando venimos a desayunar a este café, siempre hay alguna joven pareja que nos mira con pena.


¿CODICIOSA YO?


“Dijo que de mí le gustaban mis sentimientos, mi formación cultural, mi cuerpo, mi forma de hacer el amor, mi actitud ante la vida… Pero nada más que eso. Estoy desconcertada”.


¿DÓNDE ESTÁN LOS HOMBRES?

“Es alegre, es compañero, es cariñoso, cree en el amor para toda la vida, rechaza la infidelidad en todos los sentidos, es muy responsable con sus obligaciones, no fuma ni bebe en exceso, acepta a las personas tal y como son, nada de lo que yo diga o haga le molesta, cree en el matrimonio y desea tener muchos hijos… La verdad es que estoy harta de cruzarme con estos tipos que tienen la mente trastornada”.


¿SERÁS TÚ?

Luego de todas las cosas bonitas que acabas de decirme, no sé si eres el hombre de mi vida o eres un escritor.


LAS ENSEÑANZAS DE LA ABUELA

Ámalo despacio y vístete rápido. No querrás enamorarte de ese idiota.
Read more »