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Fari Rosario: Un poeta perdido en la ciudad

Fari Rosario, poeta, narrador, ensayista, guionista y profesor universitario de República Dominicana. Ha publicado: El jabalí y otros microcuentos (2007); El coleccionista (2008); Polvo y olvido (2009); El discurso de la interioridad y la condición humana en Una rosa en el quinto infierno (breve ensayo, 2009); El columpio de los sonámbulos: Antología de microcuentos dominicanos (2010); La aventura de la vaca flaca (2013). Rosario es una de las nuevas voces de la minificción. Sus textos oscilan entre el lenguaje poético y la ironía. VR

EL PENDOLISTA Juan, el hijo de Pedro, tiene un libro en la mano, una mujer en los ojos y una galaxia que palpita en su corazón. Su pecho late muy fuerte, no se mueve tan rápido como la luz pero mantiene la elegancia y la armonía, al menos eso piensa Juan el hijo de Pedro. Se hizo pendolista desde temprana edad, por lo que pasa días y noches dibujando palabras, en diferentes colores y en estilos diversos. Juan, tiene años sin dormir, al preguntarle la causa me dijo que las palabras son arañas que le roban el sueño.

EL FILÓSOFO Y SU CENTAURO El hombre filósofo que comenzó fascinado por las matemáticas y los seductores sistemas lógicos. Movido por la mecánica de la ingeniería pensó que era propicio hacer algunos planos de aeronáutica. ¡Pero más podía su imaginación que sus planos! Así que durante una fría noche de invierno visitó a su amigo, en Cambridge. No se estaba quieto. Caminaba de un lado a otro y miraba por la ventana cada cierto tiempo, como si alguien lo estuviera persiguiendo.
El amigo le preguntó que si le sucedía algo, a lo que él respondió: no, solo que aquí hay un Centauro. Y puedo demostrarle según el sistema de mi lógica que está aquí, aunque a lo mejor usted no podrá verlo.
No quiero poner en duda su capacidad, amigo mío, pero en esta casa no hay ningún Centauro ­dijo el dueño de casa.
Al escuchar aquellas palabras el filósofo inquieto se molestó, pues su amigo no daba crédito a lo que decía y por la forma en que lo miraba era evidente que lo tachaba de loco. Se fue sin despedirse. Se encerró en su casa a cavilar y meditar sobre cuestiones filosóficas y para disipar, una que otras veces, se daba a dibujar dragones y centauros sobre su viejo cuaderno.

UN POETA PERDIDO EN LA CIUDAD La casa del poeta está sola. A la casa entra un murciélago y llueve y se moja todo porque su mujer está enferma. Aun así el poeta tiene un filoso humor y una tristeza que maravilla. Y aun así, va al Congreso al que ha sido invitado en una lejana y seca ciudad del Caribe y prefiere hablar del murciélago antes que de su mujer.

EL LADRÓN DE PALOMAS

EL JUEZ­. ¿Qué hacía usted en el parque?

EL HOMBRE­. Lo que hace todo el mundo, señor...

EL JUEZ­. ¿Por qué se robó usted las palomas?

EL HOMBRE (ahora con un rostro indiferente y socarrón)­. Yo, señor, no me robé esas palomas; ella se fueron conmigo... que conste en acta, señor, que conste en acta. Yo no soy ladrón.  


EL JUEZ­. Con ese malévolo fin venía usted siempre a echarle granos, verdad. ¡Dígalo de una vez!  

EL HOMBRE­. No señor. Solo duré tres días sin venir al parque para echarle sus granos entonces ellas vinieron a mi casa. Que conste en acta señor juez, que conste...

LA SALAMANDRA La salamandra sale de su escondite de la boca del horno y luego es sorprendida sigilosamente por el inquilino que viene de tercer festival de poesía con la boca llena de metáforas y flores carnívoras en las manos y en los bolsillos. Así no más contempla a la salamandra asustada y luego se va a dormir. Y sueña que una salamandra le dicta versos y cantos. En medio del sueño, escribe de prisa y con avidez, el primer verso dice algo así como: "La salamandra sale de su escondite y te besa la boca"...

EL MAESTRO Y LA ALEGORÍA DEL PÁJARO PINTO
Tú serás el pájaro pinto Que alegre canta por la mañana... El maestro era un personaje, un tanto desquiciado, que vivía en torno a Telemicro y en la cercanía del parque Independencia de Santo Domingo. Era famoso por su habilidad para el dibujo y el sobrio uso del pincel. Era amigo de todo el mundo, sobre todo de los choferes y de quien le regalara dinero, comida o algún cigarrillo.
El maestro tenía un aire de caballero andante, y tenía gestos profusos y altivos, sí, como Don Quijote. Pero su pasión no era explorar mundos desconocidos, sino conquistar el mundo con el dibujo y el pincel. La gente, como es sabido, le daba algunos pesos (aunque a veces era un simple trueque: un dibujo un por un frac o abrigo) y él siempre se mostraba dispuesto a dibujarlo todo: retrato de mujeres, animales, bodegones y castillos. Sólo se resistió, durante toda su vida, a dibujar el pájaro pinto (La primera en solicitárselo fue una dama devota y aristócrata de las tantas que hay en Santo Domingo).
Ahora todos dicen, tanto quienes lo conocieron como quienes no, que hay un pájaro pinto que siempre está allí, un pájaro que no se aparta de su tumba.
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De El Jabalí y otros microcuentos de Fari Rosario

ORÁCULO
Mi madre me dijo que mi supuesto padre es un militar de los que lucharon en la guerra civil. Dijo también que de vivir aún mi padre es posible que resida en la frontera. Sí, es cierto lo que dicen todos: he recorrido todos los pueblos buscando a mi padre, pero hoy haré el último viaje.

MALA SEMILLA
 Cuenta una leyenda semita que había un rey beligerante y muy encaprichado con el arte de la guerra. Se dice que no dormía y que su imponente ejército no acababa bien una guerra, cuando ya había recibido el comunicado para hacer la guerra en otro bando. El rey no daba tregua. Una mañana la esposa del rey le comunicó que estaba en cinta; él reaccionó convocando a todo el ejército, y lo saludó diciendo: “Durante 9 meses no habrá guerra; mi mujer está embarazada, y mi futuro hijo no debe respirar el aire de los muertos ni escuchar el fútil grito de los caídos en los campos de batalla”.
Así se hizo. Lo sorprende del caso es que al nacer el venerable imberbe, el rey murió al tercer día. (Aún no se sabe la causa). Mucho tiempo después, el hijo del rey asumió el trono de su padre. Pronto se ganó el nombre de “el hombre de hierro”. Y he aquí que el venerable no solo extendió el reino, conquistando nuevos territorios, sino que declaró la guerra a todos; incluso a los pocos reinos que gozaban de la simpatía y la benevolencia de su padre.

EL JABALÍ
El jabalí avanza sin mirar atrás; viene de la montaña, y ahora recorre el camino a toda prisa. Trata de esconderse de una sombra que lo persigue. Avanza buscando el río de un modo furtivo, pues ha llegado ha pensar que en cuanto llegue al mismo,  la sombra desaparecerá o perderá sus huellas. Pero ya próximo al agua, el jabalí percibe otra sombra, esbelta, vertical, zigzagueándose con un rifle o escopeta. Entonces el jabalí cae en cuenta que no sólo es una sombra; ahora son dos sombras las que lo persiguen.

LA MUJER DE LOT 
Ella entró sigilosamente a la taberna y pidió un trago, como la mujer de Lot. Tomó otro trago, y después fue al espejo, como la mujer de Lot.
Despertó. Después se vistió, atravesó la puerta y se fue pensando en Lot, y en el patético hecho de ser la mujer de Lot.
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El columpio de los sonámbulos de Fari Rosario. Una antología de la minificción dominicana

EL COLUMPIO DE LOS SONÁMBULOS es una antología de Fari Rosario que recoge la tradición y la diversidad del microcuento dominicano: León David, Manuel del Cabral, Virgilio Díaz Grullón, José Alcántara Almánzar, Fernando Valerio-Holguín, Rafael Peralta Romero, Manuel Rueda, Carmen Imbert Brugal, Pedro Peix, Arturo Rodríguez Fernández, Juan Manuel Prida Busto, Pedro Antonio Valdez, Orlando Suriel (Sueko), Pablo Jorge Mustonen, Manuel Llibre Otero, Otto Oscar Milanese, Gerardo Castillo Javier, Herman Mella Chavier, Marcio Veloz Maggiolo, Rafael García Romero, Carlos Enrique Cabrera, Reynaldo Disla, Luis Martín Gómez, José Amado Sánchez Penzo, César Augusto Zapata, Jaime Tatem Brache, Virgilio López Azuán, Noé Zayas, Fari Rosario, Ángela Hernández, Eugenio Camacho, Basilio Belliard, Ramón Antonio Jiménez, Julio Rafael Anglada García, Leonardo Nin, José Cepeda García, Luis Toirac y Luis R. Santos.   
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