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El justiciero Fabián Vique



Fabián Vique, nacido en Argentina en 1966, es narrador, profesor y editor. Pertenece a la Orden de la Brillante Brevedad (OBB), grupo literario que organiza lecturas de microficción en Buenos Aires y otras ciudades. Ha publicado varios libros de este género: Minicuentos (1997), Con las palabras contadas (2003), La vida misma y otras microficciones (2007), La tierra de los desorientados (2008), Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu (2009) y Los suicidas se divierten (2012).
En Vique la ironía es una pieza fundamental. Sus textos, escritos de manera directa, precisa y exacta, privilegian la narración. La violencia, muerte y el humor son sus temas preferidos. Se pueden leer textos de Vique en su blog http://delasavesquevuelan.blogspot.com/ y en @fabianvique
VR


EL JUSTICIERO
Salió de la chimenea y abrió la bolsa.
--Jennifer, en esta caja encontrarás las orejas del abuelo, que enrojecía las tuyas al "saludarte" en cada cumpleaños. Nicole, aquí hallarás la cabellera de mamá, quien fingiendo peinarte tironeaba con violencia tus dorados rizos. Para ti, Edgar, el dedo índice de papá, ese que te levantaba intimidante cuando te sorprendía colocando veneno para ratas en sus zapatos nuevos. Y tú, pequeño Brian, recibe el ojo izquierdo de la abuela, el que te miró furioso el día que arrojaste su bastón barranca abajo.
--¡Gracias! --dijimos, y nos lanzamos sobre los paquetes.

UNA REALIDAD
Me desperté a las tres de la madrugada sobresaltado, bañado en sangre, con un puñal clavado en el medio del pecho. "¡Menos mal!", me dije, "es sólo una realidad".
Y seguí durmiendo.

DIEZ MINUTOS
A las doce y diez su corazón se detuvo.
A las doce y nueve escuchó la campanilla del teléfono.
A las doce y siete evocó una cena en la que su padre había llorado.
A las doce y seis sintió que su espalda se mojaba.
A las doce y cinco vio una araña inmóvil en el cielo raso.
A las doce y cuatro escuchó un grito: "¡Y la sal, Jorge, la sal!" A las doce y tres minutos abrió los ojos.
A las doce y tres segundos cayó al suelo.
A las doce en punto apretó el gatillo.

BORGES EN LA PELUQUERÍA
Cortame las puntas, Ramón.
¿Usted cree que alguien hace crecer el pelo, su pelo por ejemplo? ¿Todo lo que se escribe es literatura? ¿Toda literatura es fantástica? ¿La filosofía es una rama del hombre? La rama es una rama del árbol, Ramón.
¿El árbol es una rama de la tierra? ¿El hombre de la idea? ¿La tierra del cosmos? ¿La idea del verbo? ¿El cosmos del caos? ¿El caos de la filosofía? ¿La filosofía es una rama de la literatura fantástica? Las puntas nomás, Ramón, las puntas.
EL FIN DE LOS SUICIDAS FERROVIARIOS
Harto de la moda de los suicidios ferroviarios, el gobierno ordenó el diseño de trenes provistos de un aparato en forma de embudo que, colocado al frente de las unidades, succionaba a los suicidas y evitaba el impacto sumergiéndolos en un colchón de aire.
Allí flotaban los suicidas hasta que eran depositados en habitáculos acondicionados especialmente.
Al llegar al final del trayecto, la policía ferroviaria los trasladaba al Pabellón de los Asesinos de Sí Mismos, donde se los sometía a juicio, con las garantías legales correspondientes, y se los condenaba a la silla eléctrica.

EL PRIMER MARCIANO
Tras catorce intentos fallidos, la NASA logró, finalmente, que una mujer diera a luz al primer niño marciano.
La información y las primeras imágenes se hicieron públicas esta mañana, cuando el simpático extraterrestre cumplió diez días de vida.
Según los informes médicos, su estado de salud es mejor que el de cualquier niño nacido en Houston o Filadelfia.
Rubio y de ojos azules, Apolo Quince pesa cinco kilos, mide seis metros, tiene tres antenas, es de color verde oliva, se ríe todo el tiempo y le encanta jugar con una banderita de los Estados Unidos.

LA VIDA MISMA
Después de doblegar ejércitos, someter países, fusilar insurrectos y repartir botines, el niño apaga la Play Station y acude al llamado.
Sobre la mesa se enfría la leche que una vaca elaboró, un tambero ordeñó, un camionero transportó, una empresa pasteurizó y homogeneizó, un almacenero vendió y su madre calentó, endulzó y enchocolató.
¡No quiero leche, quiero whisky! grita el niño.
La madre le da vuelta la cara de un cachetazo y el niño bebe sin chistar.

LAS FLORES DE PLÁSTICO
Digan lo que digan, las flores de plástico duran más.

LAS ÚLTIMAS PALABRAS
No sé cuáles habrán sido las últimas palabras que pronunció.
Pero las últimas que escuchó fueron: "Usted no ha recibido ningún mensaje nuevo".

 
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Tres inéditos y otros de Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu de Fabián Vique

De Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu:

Sueño recurrente del trasplantado cerebral
Duerme. Vienen pájaros. Picotean su cabeza. Se despierta liviano, sin preocupaciones mundanas. Levanta vuelo, picotea cabezas dormidas. Con los trocitos de cerebro construye un nido. Se acuesta agotadísimo (hacer un nido con trocitos de cerebro no es tarea sencilla). Se duerme. Vienen a visitarlo unos pajarracos. Se agarra la cabeza. Ladra.

Club de fans
Todas las chicas están enamoradas del cantante pero una de ellas debe hacer el sacrificio de fingir indiferencia para que el cantante siga componiendo las canciones que enamoran a todas las chicas.

De lejos dicen
Según el último informe (escueto por cierto) emitido por el telescopio Hubble, el Universo que nos alberga es esencialmente triste.

Pensamiento telepático transmitido por Lee Harvey Oswald a Jacqueline Kennedy, un mediodía de noviembre de 1963, en Dallas
Querida Jackie:
Estoy mirando a través de la ventana, esperando que pases con quien te dio la fama, el dinero y las galas que tanto ansiabas.
Ahí vienes, qué gestos eficientes usas para saludar a la multitud, se ve que has practicado.
Yo también he ensayado mucho lo mío, y no creo que falle.
¿Ves? ¡He dado en el blanco! Es la belleza de la precisión…
Ahora te veo tal como te imaginaba, reptando como una serpiente por la Lincoln Continental, en busca de una salvación.
Pero no temas, amada mía, no hay balas para ti. Esta imagen, que está en la mira de mi fusil y en el visor de una cámara, se repetirá infinitas veces. Esta imagen nos unirá secreta y eternamente.
Lo demás, como dijo el poeta, es silencio.

Elefantástica
Le pregunté a la señorita Imposible qué podía hacer para ganarme su amor o por lo menos la posibilidad de tomar una tarde un helado en la plaza del pueblo. Me dijo que si le llevaba cincuenta orejas de elefante, lo iba a pensar.
Mis amigos decían que se trataba de una maniobra dilatoria, pero yo era un hombre enamorado y al cabo de quince años de cacería, maté veinticinco elefantes y le llevé, en un camión, congeladas y en bolsas de consorcio, las cincuenta orejas de elefante.
Ella me abrió las puertas de su corazón y fuimos a la plaza del pueblo y tomamos dos helados. Yo de chocolate y dulce de leche, ella de banana split y ananá.
Entre cucharada y cucharada me contó que se postulaba para la concejalía por el Partido Intransigente y se casaría pronto.
Volví a la selva donde ya me sentía como en casa y contrabandeaba marfil. Un amigo me contó que efectivamente la señorita Imposible ganó la concejalía, y se casó con el señor afortunado, y fueron muy felices y comieron orejas de elefante.

Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu

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Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Un coleccionista de mariposas vio volar el curioso ejemplar, tomó la red y la capturó muy fácilmente. Luego metió al lepidóptero en un libro. Días después, lo clavó en un cartón. Hoy en día, Chuang Tzu se exhibe en una vitrina del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Meng.

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Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar, salió volando. La esposa le gritó ¡Cuidado Chuang! Demasiado tarde. Chuang Tzu se rompió la crisma contra el borde de la mesa de luz. El chiste le costó 14 puntos y el resto de la vida alimentándose a sopa de arroz con una pajita.
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Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar no sabía qué clase de mariposa era y se puso a estudiar entomología. Así fue como China ganó un innecesario especialista en lepidópteros y se perdió un gran filósofo.

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Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Una mariposa cualquiera, una mariposa anónima, arquetípica. Por eso es un error y un signo de omnipotencia pretender que una mariposa, cuando sueña con un hombre, sueñe con ser un hombre específico, sea este Chuang Tzu, Matusalén, Buda o el carnicero Enrique. Cuando una mariposa sueña que es un hombre sueña un hombre vacío de identidad, un hombre anónimo, arquetípico, abstracto. Para una mariposa no existe Chuang Tzu ni ningún otro hombre en particular. Para una mariposa todos los hombres son iguales.

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Una mariposa soñó que era Chuang Tzu. Al despertar no sabía si era una mariposa que había soñado que era Chuang Tzu, o si era Chuang Tzu y estaba soñando que era una mariposa. A las otras mariposas el relato no les pareció extraordinario.

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Chuang Tzu se murió. Al resucitar no sabía si era Chuang Tzu, que había vuelto a la vida, o si era una versión china de Jesucristo.

No todo es sueño el de los ojos cerrados
Me desperté y la casa era más alta y más vieja y no era la casa. Me desperté y un grupo de adolescentes contaba historias de terror alrededor de una fogata y yo era uno de los adolescentes y era uno de los personajes de una de las historias. Me desperté y unos médicos debatían sobre las condiciones del colon que examinaban y al parecer era el mío y yo era uno de los especialistas y emitía alegremente mis opiniones. Me desperté y todo estaba en orden, la pared naranja, la tele encendida, el reloj en la pared. Me desperté y viajaba en un tren que trepaba una montaña. Me desperté y estaba dormido, soñando.
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Inéditos:

En la necrópolis
Cuando vi mi nombre en la lápida, me dije: “qué curioso, un tipo con mi mismo nombre”. Cuando me acerqué y vi la foto, reflexioné: “qué curioso, un tipo con mi misma cara”. Cuando me dirigí a un sepulturero, le conté el hecho y con mi mejor gesto de suficiencia le comenté que seguramente la gente supersticiosa interpretaría esa clase de coincidencias como pruebas de vidas ultraterrenas o paralelas, el tipo siguió cavando como si no hubiese oído nada.

El Pozo de la Piedad
Hacia el lado Este del pueblo hay un cerro en cuya cima se hunde un pozo cuyo fondo sólo conocen quienes se han zambullido con la intención de no volver para contarlo. Lo llaman “El Pozo de la Piedad” y allende las fronteras abundan las leyendas sobre vidas subterráneas y ultraterrenas.
Pero aquí nadie cree en cosas raras: cuando vemos a alguien caminar hacia el pozo sabemos que se trata de un disconforme con su suerte, un desencantado, un abandonado de la gracia. La mayoría va en soledad, pero también suben parejas y hasta grupos familiares completos.
–¿Por qué lo llaman “Pozo de la Piedad”, mamá?
–No sé, hija, no sé.

Guerreros
El mar se enarca debajo de las barcas y vamos hacia delante. Alcanzamos las naves del enemigo, salto en alto y ¡a la carga Barracas! Arranca la batalla. Zumban las espadas y las bayonetas se alzan firmes, enhiestas. Gritamos, avanzamos, quebramos huesos, cortamos plumas, degollamos.
Después viene lo mejor: la noche, el fuego, las narraciones, las curaciones, los brindis con el vino del enemigo, los roces casuales, los abrazos, las caricias, el descanso en brazos del compañero.
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Ciclo de lectura de microficciones de la OBB. Lanzamiento 2011



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La mismísima literatura

Imaginaria

La tropa duerme. Sus sueños obscenos fornican sobre las sábanas. Yo camino entre las camas, busco a la soñada más bella, salimos del cuartel y hacemos el amor como se debe: en privado y a la luz de las estrellas.


Escena callejera

Ella me mira de una manera que parece atravesarme. Ella viene hacia mí con ímpetu y pasa a través de mi cuerpo como si uno de los dos fuese un fantasma. Me doy vuelta y la veo besar a un hombre abominable. Grito pero no me escuchan. Enciendo un cigarrillo.


Las nubes quiyús

Cansados de la cacería y de vivir en un país sin lluvias, los quiyús fabricaron nubes que provocaron numerosas tormentas, buenas cosechas y alguna inundación. Las nubes eran multicolores y tenían formas geométricas, para controlar las precipitaciones y para que los maestros enseñaran las matemáticas a partir de objetos concretos.

Pero un día el cielo abrió su enorme boca y se tragó todas las nubes. La tierra se secó y los quiyús volvieron a la caza, cerraron las escuelas, abandonaron las ciencias y se hicieron creyentes.


Locus amoenus

El canto de los pájaros sumado al sonido del agua del arroyo que corre entonan el alma humana. Es por eso que este bosque cercano a la ciudad es tan frecuentado por artistas que se abandonan al ocio y la meditación, y aguardan a las musas.
También se arriman con frecuencia los asesinos seriales de la ciudad, que suelen traer engañadas a sus víctimas y disfrutan, no sólo de sus alaridos en contrapunto con el canto de los pájaros, sino también de la imagen de la sangre de sus víctimas mezclándose con el agua del arroyo que corre.


Borges en la peluquería

–Cortame las puntas, Ramón.

–¿Usted cree que alguien hace crecer el pelo, su pelo por ejemplo? ¿Todo lo que se escribe es literatura? ¿Toda literatura es fantástica? ¿La filosofía es una rama del hombre?

–La rama es una rama del árbol, Ramón.

–¿El árbol es una rama de la tierra? ¿El hombre de la idea? ¿La tierra del cosmos? ¿La idea del verbo? ¿El cosmos del caos? ¿El caos de la filosofía? ¿La filosofía es una rama de la literatura fantástica?

–Las puntas nomás, Ramón, las puntas.


Naufragio

Me destinaron a una nueva oficina ubicada en un supuesto país de cuya existencia no me había enterado jamás.
Mi casa tenía ojos de buey en lugar de ventanas, escotillas en vez de puertas y demás detalles que le daban el aspecto inconfundible de un barco de alta mar.
A poco de llegar personas de todo tipo venían a visitarme provistas de botellas y pastillas de lo más diversos colores. Eran la mar de amables, nos entendíamos por señas y carcajadas.
Un día amanecimos en alta mar. Cuando paró la lluvia salimos a la terraza y desplegamos las velas.


Edición 2010 en español de La vida misma y otras microficciones, Buenos Aires, Macedonia Ediciones.

Más info en http://www.editorialmacedonia.com.ar/

Más Fabián Vique en http://www.delasavesquevuelan.blogspot.com/

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Anticipo de Arden Andes. Microficciones argentinochilenas



De un lado y otro de los Andes hay un relato común que disuelve las fronteras geográficas entre ambos países. Un gran relato se lee en esta selección de microficciones argentinochilenas: la violencia en sus distintas formas y matices asoma en la palabra, se expresa con contundencia o está mediada por la metáfora.
Estos breves, alejados de la sonrisa que suele provocar tan lúdica modalidad textual, revisan la historia de América latina, los vínculos, las desigualdades de género, las diferencias sociales, la violencia cotidiana y aquella que es invisible a los ojos o se esconde en el silencio.
Por eso arde la cordillera.

La antología Arden Andes. Microficciones argentinochileneas será presentada en el VI Congreso Internacional de Minificción, Bogotá, Octubre de 2010
La foto de tapa: "Desvanece", por Magdalena Ladrón de Guevara.
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La OBB en la Feria del Libro de Mendoza

Presentación de la OBB en la Feria del Libro de Mendoza, el pasado 2 de octubre, invitados por Leandro Hidalgo.

Conferencia -Miriam Di Gerónimo


Conferencia -Sandra Bianchi


Lectura de Microficciones -1ra. parte


Lectura de Microficciones -2da. parte
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Leandro Hidalgo, anfitrión de la OBB en la Feria del Libro de Mendoza



Invitada por Leandro Hidalgo, la OBB se fue de gira con las microficciones a la ciudad de Mendoza para compartir la lectura de textos breves en el marco de una conferencia sobre esta modalidad textual.



Más info sobre este evento en el Suplemento de Cultura del diario Los Andes:
El plato breve: la microficción amarra en el subsuelo del ECA

Leandro Hidalgo, además de ser un excelente anfitrión y un referente en la gestión cultural de Mendoza es escritor y sociólogo. Su tesis de licenciatura se titula “El género literario microficción. Su lugar en el campo literario. Sus relaciones, sus estrategias, su surgimiento” (Universidad Nacional de Cuyo). Sus textos fueron publicados en revistas especializadas, diarios, páginas web, nacionales e internacionales y antologías, entre otras Mil y un cuentos de una línea, Ed. Thule, Barcelona, 2007. Su volumen de microficciones Capacho está pronto a ser editado por Macedonia Ediciones.





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Convocatoria julio 2010 en minificciones.com.ar


Como todos los meses ya está subida la imagen que sirve de disparador para la convocatoria de julio de Minificciones.com.ar

Este mes contaremos con la invaluable colaboración como jurado de nuestro amigo Agustín Monsreal, escritor y periodista mexicano que tendrá a su cargo la selección final de los textos. Aquí la imagen:



Siguiendo esta ruta podrán subir sus participaciones.

También podrán encontrar los textos ganadores del concurso de mayo que fueron seleccionados por el escritor argentino Fabian Vique. Ya están subidos en nuestro Laboratorio de Brevedades.

Nuevamente van nuestras felicitaciones a Gabriel Bevilaqua, Elisa de Armas y Esteban Dublín por los textos compartidos, como siempre de un excelente nivel.

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Lectura de microficciones de la OBB

El martes 4 de mayo de 2010, en el Centro Cultural de la Cooperación, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, La Orden de la Brillante Brevedad (OBB) presentó su ciclo itinerante de lectura de microficciones. Participaron de este encuentro Alejandro Bentivoglio, Mario Goloboff, Diego Golombek, Jaime Muñoz Vargas (México) y Roberto Perinelli. Contó con la coordinación de Sandra Bianchi y Fabián Vique.
Aquí están los enlaces a los videos (no están completos por problemas "técnicos" y los dos últimos fueron filmados desde un teléfono celular):

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Lectura de microficciones de la OBB




La Orden de la Brillante Brevedad (OBB) continúa su ciclo itinerante de lectura de microficciones

Participan en este encuentro Alejandro Bentivoglio, Mario Goloboff, Diego Golombek, Jaime Muñoz Vargas (México) y Roberto Perinelli.

Habrá lecturas en la voz de sus escritores, una breve charla sobre un microtópico literario y carrusel de microficciones.


Coordinan Sandra Bianchi y Fabián Vique.


Martes 4 de mayo de 2010, 19.00 hs.
Centro Cultural de la Cooperación; Corrientes 1543, Sala Laks. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


En 2009 se inicia la Orden de la Brillante Brevedad, un ciclo de difusión y lectura de la microficción coordinado por Sandra Bianchi y Fabián Vique. El nombre del ciclo lo pidieron prestado a la escritora Luisa Valenzuela, quien analizaba de este modo el estado de la cuestión de las ficciones brevísimas: “El furor ha cundido y se han sucedido tantos congresos de microficción que mi sospecha de que los minicuentistas constituimos una secta se ve confirmada. Una secta feliz, donde la loca de la casa de ha bajado del ático para dominar la escena. Con el paso del tiempo y de los encuentros la secta de los microrrelatos va cosechando adeptos. Una secta, o más bien una sociedad secreta y a la vez incluyente. Que admite todas las propuestas y todos los vientos. Una secta como las fraternidades de la Edad Media, de apoyo mutuo pero a su vez libre y abierta a todo público es la Orden de la Brillante Brevedad. OBB para los íntimos. U ¡Oh, bebé!, ya que los textos son pequeñitos. O bebe, porque hay microrrelatos que son excelentes tragos”


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Orden de la Brillante Brevedad

Antes que finalice el 2009 la

O.B.B
Orden de la Brillante Brevedad

inicia su ciclo itinerante de prédica de la
microficción

Lecturas en las voces de

Raúl Brasca
Laura Nicastro
Eugenio Mandrini
Juan Romagnoli
y
Martín Sancia

Microtópico literario + Carrusel de microficciones

Coordinan: Sandra Bianchi- Fabián Vique
Anfitrión: Carlos Dariel

Miércoles 18 de noviembre
19.30 hs

La Mansarda
Marcos Sastre 38/44
Haedo
Buenos Aires
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Fabián Vique y la vida misma




MILAGRO EN EL SUBTE B

Miguel Ángel se durmió mientras subía por la escalera mecánica de la estación Carlos Pellegrini de la línea B de trenes subterráneos. Al llegar a la salida se cayó. Decenas de zapatos lo aplastaron, se le hundieron en la panza, en el cuello, en un ojo, hasta que Miguel gritó de dolor y la horda se abrió como las hormigas cuando patean el hormiguero.
El ojo izquierdo de Miguel se desprendió de su órbita, y se fue rodando y dando saltitos por el suelo hasta un peldaño de la escalera descendente.
Miguel veía con su ojo derecho a la gente que lo rodeaba, le ofrecía pañuelos o corrían pidiendo médicos y ambulancias, y también veía, o volvía a ver, el andén, pues el ojo desprendido no había dejado de enviar información al cerebro.
El mendigo tuerto de la estación vio bajar el ojo por la escalera mecánica. Lo agarró, lo guardó en el bolsillo remendado del saco y subió al tren. En la estación Catedral combinó con la línea E, bajó en Pichincha y corrió hasta el Hospital Santa Lucía. Allí le implantaron el ojo en una complicada operación que duró cinco horas. A Miguel Ángel, que había visto las manos del mendigo y las tenazas de los cirujanos, lo llevaron a una clínica del centro, donde le pusieron un ojo de vidrio.
El mendigo aprendió rápidamente a vivir con los dos ojos; su recaudación disminuyó pero la visión de un mundo tridimensional eclipsó todas las dificultades. Miguel Ángel, en cambio, tardó en acostumbrarse a la percepción simultánea de dos realidades. Pero poco a poco aprendió a manejarse. Con el tiempo llegó a disfrutar de algunas situaciones, como la de verse a sí mismo mientras le daba monedas al mendigo de dos ojos.


LA ENCARGADA DEL MUSEO

El Museo Municipal de Morón no es muy concurrido. Algún estudiante de historia, curiosos de otros museos o alumnos de séptimo grado arreados por sus maestras se meten de vez en cuando para ver las porquerías que se exhiben en las vitrinas. El único hombre que entra por su propia voluntad es el autor de esta página.
Todos los sábados a las tres de la tarde atravieso el umbral, camino por la senda de ladrillos rodeada de macetitas, observo con fingido interés los objetos históricos, le pago a la encargada el Bono Contribución, y le repito las palabras que han pronunciado los amantes a lo largo de los siglos.
Ella permanece diáfana, incuestionable. Pero cuando me voy, sus ojos tristes lastiman mi espalda.


DIOS Y SOID

Dios está al principio de los tiempos. Es el que crea todo y patea la madeja para adelante, la gran madeja de la totalidad de las cosas que existen.
Soid está al final de los tiempos (no es tan difícil imaginar el final de los tiempos, o, al menos, es tan complicado como representarse el principio). Desde allí descrea todo, es el que enmadeja la realidad, el que reconstruye la nada. Dios y Soid actúan simultánea e implacablemente. Dios no deja cosa sin crear, Soid no deja nada sin descrear. Lo que Dios hace, Soid lo deshace, y viceversa.
Pero así como existe un principio y un fin de los tiempos, hay también un medio o centro de los tiempos. En ese punto se encuentran Dios y Soid, el creador y el descreador. Todo ha sido ya creado y descreado. Dios y Soid están solos, en la más hueca y absurda soledad. Soid, esclavo de su destino, descrea a Dios y a Soid; Dios, incansable, los crea.


LIBERTAD ES UN SUSTANTIVO ABSTRACTO

"¿Qué es la libertad?", preguntó el Coronel. "No sé", dijo el soldado. "Mátenlo", dijo el Coronel.
"¿Qué es la libertad?", preguntó el Coronel. "Una porción de pizza", dijo el soldado. "Mátenlo", dijo el coronel.
"¿Qué es la libertad?", preguntó el Coronel. "Que un te toque librar un domingo", dijo el soldado. "Mátenlo", dijo el Coronel.
"¿Qué es la libertad?", preguntó el Coronel. Nadie contestó.
"¿Qué pasa que nadie contesta?, preguntó el Coronel. "Ya no hay soldados", dijo una voz. "Entonces mátenme", dijo el Coronel.
Y lo mataron.


EL ESCUPIDOR DE RAFAEL CASTILLO

Todas las noches, a la una en punto, el escupidor de Rafael Castillo sale a escupir a la gente. El recorrido abarca las dos veredas de Carlos Casares, desde Don Bosco hasta las vías.
Quienes lo conocemos evitamos la zona en la media hora que dura la vuelta. Por eso, algunas noches el escupidor debe regresar a su casa con la saliva intacta. Pero son las menos, casi siempre encuentra inocentes que deambulan a merced de su boca certera.
Alberto apunta a los ojos y lanza un líquido casi blanco, no muy espeso pero de interesante volumen. Los escupidos se asombran del buen semblante, de la discreción y hasta de la elegancia del escupidor. Nunca reaccionan. Se limpian la cara y siguen su camino. Se dice que en las mejores noches Alberto ha proporcionado más de una docena de escupitajos.
Durante el día, sin embargo, el escupidor es un hombre común y corriente. Suele decir que no le gusta el barrio y que tiene ganas de mudarse con su familia a un lugar tranquilo.
***
Fabián Vique. La vida misma y otras minificciones, Instituto Cervantes, Belgrado, 2007 Más Fabián Vique en http://www.delasavesquevuelan.blogspot.com/
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