Un menor da una brutal paliza a
cuatro policías que pretendían detenerlo. Los hechos ocurrieron el pasado
sábado en Oviedo. Una pelea en un bar de una calle de Oviedo desencadena una
terrible agresión por parte de un menor a cuatro agentes de la Policía
Nacional. El resultado del ataque se saldó con un policía con la fractura de
tibia y peroné. Otro agente con un brazo roto y una clavícula desencajada; un
tercero con un desgarro muscular en la pierna por un mordisco, y el cuarto tuvo
que recibir asistencia médica por un fuerte golpe en el pecho. Los vecinos
relatan que había alboroto en la calle, y de que unos jóvenes estaban
insultando. Cuando llegó la patrulla de policía al lugar de los hechos, los
menores ya se habían dado a la fuga, y a su paso dejaron varios coches
destrozados, arrancando los espejos retrovisores y golpeándolos con una enorme
llave de grifa. Por fin los dos jóvenes uno de quince años y otro de dieciséis;
el primero de nacionalidad ecuatoriana, y el segundo colombiano fueron
interceptados y detenidos por los agentes, pero cuando intentaron meterlos en
el coche policial, el mayor se revolvió y consiguió escaparse. Uno de los
agentes lo siguió y cuando ya lo tenía detenido, volvió a revolverse y le
propinó una fuerte patada al agente rompiéndole la tibia y el peroné. El
compañero que acudió a socorrerlo no salió mejor parado y de otra brutal
patada, le rompió un brazo y le dislocó la clavícula. Otra patrulla de la
policía que también había sido avisada de los desórdenes que estaban causando
los cafres de los jóvenes acudieron al lugar del incidente, y también
recibieron lo suyo por parte del agresor, ya que uno de ellos sufrió un
desgarro muscular por un mordisco y su compañero recibió un fuerte golpe en el
pecho. Yo no sé si este pedazo de cabrón de niño sabía artes marciales, pero lo
cierto es que a los cuatro policías les dio una paliza. Por fin la policía
consiguió reducirlo y le incautaron la enorme llave de grifa con la que habían
destrozado los coches, y un cuchillo de gran tamaño y modificado de tal forma
que se podía usar por los dos lados, con una pieza añadida para causar heridas
muy graves. Estos hijos de la gran puta merecerían un castigo ejemplar, pero
supongo que la policía no empleo fuerza alguna ya que sino no se explica como
una mierda de dieciséis años pudo causarles a los agentes lesiones tan graves.
Porque está claro que si se da el caso que los agentes repelen la agresión y le
hacen al cerdo un simple arañazo, encima al tratarse de un menor se les cae el
pelo. La Ley del Menor defiende a capa y a espada a estos delincuentes en
potencia, y ahora a lo sumo estos hechos delictivos y agresiones a la autoridad
quedarán reducidos a una simple y rutinaria ficha policial para el autor de semejante
barbarie, y aquí paz y después gloria. Solo con la grifa y el cuchillo que
llevaban si se tercia matar a alguien lo
hubiesen hecho. Casos como el de estos miserables tenían que ser castigados con
contundencia por parte de la justicia, y a mí que no me vengan con el rollo
macareno de que se trata de criaturas marginadas que no han recibido la
educación adecuada y de que muchas veces son rechazados por la propia sociedad:
“eso ya está más visto que los tebeos”. El que es malo y tiene mala leche, nace
y muere con ella. Estos menores hijos de perra cuando tengan treinta años,
serán unos maltratadores y quién sabe si unos sicópatas con
varios asesinatos a sus espaldas. El mal debe cortarse de raíz. Yo soy policía
y si mi integridad física está en peligro como el caso de estos agentes; aunque
me expulsen del cuerpo a esa rata asquerosa le parto la cabeza.
EL ARRECIFE DEL ESCORPIÓN
Hace 11 horas