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miércoles, 13 de enero de 2016

ORIGEN DE LA EXPRESIÓN "TÓCAME LOS HUEVOS".


Esta expresión “tócame los huevos”, acompañado del gesto de echarse mano a los testículos, es señal de menosprecio y burla hacia nuestro interlocutor. Al parecer según el historiador griego Herodoto de Halicarnaso en el libro II dedicado al antiguo Egipto, explica lo que podría ser el origen de  la expresión, y de ser así podríamos llegar a la conclusión de que  nace como mera anécdota como tantas y tantas otras locuciones que han pasado a través de los siglos a formar parte de nuestro vocabulario sin que en un principio las connotaciones fueran como tal, ni tan siquiera se aproximaran al significado que se les da ahora. Pero el pueblo llano que en todos los sitios es ingenioso y sabio sabe sacarle punta a las cosas; acuñar vocablos y coletillas según criterios propios, y muchas de las expresiones usadas, son utilizadas por un amplio colectivo como mofa y regocijo entre unos sujetos y otros, y según las circunstancias que se den ofenden o divierten. Cuenta Herodoto de Halicarnaso que en el siglo VII antes de Cristo con  el primer faraón saita Psamético I dio comienzo la XXVI dinastía de Egipto. Consiguió la independencia del imperio asirio y mantuvo a raya a sus vecinos. En la frontera sur la guarnición de la ciudad de Elefantina controlaba las rutas hacia la zona de la actual Etiopía. Tras tres años sin recibir paga alguna ni ser relevada, la guarnición se reveló y desertó para ponerse al servicio de los enemigos del faraón. Cuando Psamético se enteró reunió al ejército y se lanzó a la persecución de los sublevados. No tardó mucho tiempo en darles alcance, pero no tenía que ser muy mal tío este faraón o al menos en esta ocasión se portó bien, ya que sabedor del abandono al que los sometió durante tres años  no tomó represalias o la mala leche se le quitó por el camino, y trató de convencerlos para que volvieran con él apelando a los sentimientos; y les dijo: “No podéis abandonar a los dioses ni a vuestros hijos y mujeres”. Y el cabecilla de los rebeldes se acercó al faraón y echándose mano a los  testículos le dijo: “Mientras tenga esto tendré hijos y mujeres”. Por supuesto el faraón no se lo tomó por la tremenda, ni se sintió ofendido, o al  menos no se tiene constancia de que la cosa llegase a más, ya que de lo contrario es obvio que ante la parrafada que le soltó el rebelde, lo más lógico es que Psamético hubiese mandado a sus soldados que le cortaran la cabeza y los huevos al rebelde respondón. La expresión desde luego fea lo es con huevos valga la redundancia; pero cuántas y cuántas veces se muerde uno la  lengua y se queda con las ganas de agarrarse el paquete y soltarle por ahí a más de uno: “Tócame los huevos”. También se suele usar: “Tócame los cojones”, o “Ya me estás tocado la polla”, aunque la palabra “polla” por estos lares la relacionamos con el miembro viril, en otros lugares del mundo, el significado que le dan es distinto. Todas estas expresiones según nuestro lenguaje significan lo mismo, aunque yo creo que las últimas mencionadas vienen a ser como sucedáneos de la primera. La foto que he colocado ya tiene muchos años, pero seguro que todavía habrá mucha gente que la recordará. Fue en aquél partido de fútbol disputado entre el R. Madrid y el Valladolid, cuando en una jugada a balón parado el jugador Michel para provocar al colombiano Valderrama le palpó los huevos