Me hace gracia de la gente que habla de años "buenos" y años "malos" así, en general, como quien mira el horóscopo y dice "uy, año del tigre, qué chungo, caca para todos". Digo yo que el 2010 habrá sido malo para aquel a quien le hayan pasado malas cosas y bueno para aquel a quien le hayan pasado cosas buenas (mechones de pelo se me han caído tras tamaña conclusión, no os digo más). Pero, ¿y para los que ni fu ni fa? ¿Eso es bueno o es malo? ¿Cómo comparas los años si no hay cambios entre unos y otros?
Supongo que hay que saber conformarse, pero ahí también hay una gama tan alta que es difícil definir el "buen conformar". Aquellos que en el 2009 se embolsaron varios ciento de miles de millones y este año sólo se han embolsado uno o dos cientos, probablemente no estén conformes. Los ciudadanos de Méjico que han conseguido terminar el año vivos, sin embargo, estarán más contentos que unas pascuas. Hoy en día, el que tenga trabajo se puede estar dando con un canto en los dientes, y si encima acompaña la salud, es que ha sido, no ya un buen año, sino un año cojonudo.
Las malas lenguas dicen que en el 2011 no saldremos de la crisis. A mí me parece un caso de "self-fulfilling profecy", que le dicen los ingleses: como dicen que hay crisis, no te contrato por si acaso, y tú, que no tienes trabajo, no puedes comprar mi producto, entonces yo me arruino; ergo, hay crisis. Yo voto porque todos vivamos como si el mundo fuera a acabarse en el 2012, como dicen los mayas (que los mayas son muy listos, hombre) y hagamos de éste el mejor año de nuestra vida. Tengamos o no trabajo, tengamos o no dinero, debamos lo que le debamos al banco, amemos, pasémoslo bien, riamos, cojámonos de la mano y apaguemos la televisión camino a la "rave" de la lonja de abajo. Basta ya de gilipolleces, que la vida son dos días y ya ha pasado uno entero, y nadie nos puede asegurar que haya un mañana, y [añada aquí el cliché carpe diem que mejor se ajuste a su estado de ánimo], hombre ya. Todos a la calle, a mojarse con el agua de lluvia contaminada, a soltar piropos a los tíos buenos que pasan debajo de la obra llena de obreras en bikini en pleno diciembre. Basta ya, digo, BASTA YA de negatividad y malos rollos y aprovechemos que hoy somos más jóvenes de lo que vamos a ser nunca y que mañana... Mañana es nochevieja y es el último día en el que podrá fumarse en los bares. A dios gracias.
Desvarío.
(Y yo solo pasaba por aquí para desearos un muy feliz año nuevo, con el ferviente convencimiento de que el 2011 va a ser bueno para todos y todas.)
Navidad y libros
(Vaya por delante el feliz Navidad, feliz viernes, feliz Hannukah, feliz lo que quiera que celebréis o no celebréis. Que el Olentzero, Papá Noel y toda esa tribu se porte bien esta noche.)
He aquí la lista de mis libros leídos este año. No son tantos como me gustaría, porque no leo muy rápido y he tenido periodos en los que me era imposible coger un libro (como ahora), pero son unos cuantos. A ver si alguna/o coincide conmigo y me da su opinión.
He aquí la lista de mis libros leídos este año. No son tantos como me gustaría, porque no leo muy rápido y he tenido periodos en los que me era imposible coger un libro (como ahora), pero son unos cuantos. A ver si alguna/o coincide conmigo y me da su opinión.
- El mapa del tiempo, Félix J. Palma: Para gustos los colores. A mí no me gustó, pero sé de gente a quien le encantó. Para mí, uno de los peores libros que he leído nunca.
- Pero sigo siendo el rey, Carlos Sálem: Entretenido, divertido y ameno. Siempre es gracioso ver al rey de personaje. Sin más, para pasar el rato.
- Camino de ida, Carlos Salem: Como el anterior. Sin pretensiones.
- Great expectations, Charles Dickens: Fuera espinita clavada, ya he leído a Dickens. Muy denso, para días en los que tienes la cabeza en el libro, no en las lentejas.
- Mrs Dalloway, Virginia Woolf: Maravilloso, fantástico, estupendo... Todo aprecio es poco. Leído por obligación y disfrutado porque me dio la gana. Tengo que volver a hincarle el diente a esta joya.
- A Room of One's Own, Virginia Woolf: Me lo he leído tres veces, y no importa cuántas veces lo haga, siempre encuentro algo nuevo. Todo lo bueno que se pueda decir de esta autora y su obra es poco.
- A Portrait of the Artist as a Young Man, James Joyce: No me gusta James Joyce. Con eso lo digo todo.
- Por los pelos, Marian Keyes: Literatura de entretenimiento, encefalograma plano, carbohidratos. Lo necesito de vez en cuando. Suficientemente entretenido como para acabarlo, sin más.
- Animal Farm, George Orwell: Maravillosa. Debería ser lectura obligatoria en el último curso de bachillerato.
- El asombroso viaje de Pomponio Flato, Eduardo Mendoza: Sé que me gustó, pero ahora mismo no recuerdo ni de qué iba. De esos libros amenos que no dejan huella.
- This Body of Death, Elizabeth George: Mi querida George va perdiendo facultades. No es su mejor libro, aunque recupera a Barbara Havers. Aún así, mereció la pena leerlo.
- On the Road, Jack Kerouac: Me resultó pesado. Me da a mí que la beat generation no es para mí.
- Moab is my Washpot, Stephen Fry: Me reí mucho con este primer volumen de su autobiografía. Habrá que pedir el segundo tomo para reyes.
- El diablo viste de Prada, Lauren Weisberger: Malo hasta dentro de su género. Pero me lo acabé porque no podía ser más fuerte que yo.
- Asesinos sin rostro, Henning Mankell: No me gusta Henning Mankell.
- Mi vida como hombre, Philip Roth: No entrará dentro de mis favoritos. Ni siquiera recuerdo de qué iba.
- Cemetery Dance, L. Child & D. Preston: Pasar un poco de miedito nunca viene mal.
- Fever Dream, L. Child & D. Preston: Porque no podía dejar de leerlo tras acabar el anterior.
- El Club de los Viernes, Kate Jackobs: A veces viene bien leer algo ñoño que ataque tu lágrima fácil. No pienso ver la película.
- The New York Trilogy, Paul Auster: Me he empachado de este hombre. No me gustó. Creo que se lo ha creído demasiado.
- Más allá, a la derecha, Fred Vargas: Grande la Vargas. Personajes inolvidables y sensaciones encontradas. El descubrimiento del año.
- Revancha, Willy Uribe: Extraño. No puedo decir que me gustara.
- El humo en la botella, Juan Ramón Biedma: Más extraño aún que el anterior. Pero este me gustó un poco más.
- Drácula, Bram Stoker: Por fin un libro de vampiros como dios manda. Meyer, lee un poco antes de ponerte a escribir.
- White Teeth, Zadie Smith: El mejor libro de este año. Si tuviera que quedarme sólo con uno, me quedaría con ella. Veintitrés añitos tenía la niña cuando escribió esta joya. Es de mi edad. La envidio un poco, la verdad.
- The Remains of the Day, Kazuo Ishiguro: Maravillosa. Segundo mejor libro de mi lista de este año. De obligada lectura.
- Possession, A.S. Byatt: Me costó un mes terminar este libro, y sólo lo hice porque era lectura de la carrera. El final merece la pena, pero llegar hasta él no tanto. Un poco coñazo, la verdad.
- Hamlet, Shakespeare: Lo que entendí, me gustó. Es curioso ver cuánto ha tomado prestado la gente de esta obra.
- Macbeth, Shakespeare: Leer entrada anterior.
Este ha sido mi año. Ahora descansan sobre mi mesilla de noche dos libros de poesía y uno de Simone de Beavuoir que me está costando la vida terminar. En la sala descansan veinticinco libros que esperan ser leídos, más los que -seguro- caerán estas navidades en forma de regalos (aunque he pedido explícitamente que no me regalen libros; estoy empachada). Al año que viene le pido buena lectura, salud y... Qué leches, que me quede como estoy, que este año no ha sido tan malo. A ver si la nieve el día de Nochebuena es un símbolo de buena suerte (si es así, va a ser el mejor año de mi vida, porque qué manera de nevar, madre).
¿Algún libro que compartir?
¿Fin?
Estoy pensando en cerrar el blog. Ya no escribo, que fue la chispa que me incitó a abrirlo, ya no estoy en ese mundillo que compartía con tantos y tantas que os pasáis por aquí. No tengo tiempo (miento, no hago tiempo) para colgar entradas que me puedan parecer interesantes, algo que pueda compartir con vosotros. No sé si es la rutina o que mi infame frase de "trabajo mejor bajo presión" me ha llevado a estar a punto de estallar (en lo que a tiempo se refiere, nada más). No lo sé. Antes era una vía de escape, ahora he encontrado otras. Puede que sea el frío. Puede que sea yo. Pero lo que sí sé es que no me gusta ver este blog tan parado como lo ha estado estas últimas semanas.
Seguiré aquí de momento, aunque no sé por cuánto tiempo. Espero volver a la sana costumbre de sentarme a escribir, aunque solo sea media hora al día, para poder contaros lo que se me pasa por la cabeza. Quizás esta sea la entrada que me lance a escribir todos los días. Quién sabe.
No me esperéis.
Seguiré aquí de momento, aunque no sé por cuánto tiempo. Espero volver a la sana costumbre de sentarme a escribir, aunque solo sea media hora al día, para poder contaros lo que se me pasa por la cabeza. Quizás esta sea la entrada que me lance a escribir todos los días. Quién sabe.
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