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sábado, 7 de abril de 2012

Probando nuevo entrenamiento

Ya hacía días que tenía una idea que quería probar cuando volviera a hacer entrenamientos de potencia... En mi situación, el gimnasio es algo que descarto completamente, la bicicleta, gracias a mi condropatía es territorio vedado, así que complementar el running puro y duro no es fácil para mí.

Pero hace unas semanas, yendo a casa de mi hermano, hice un descubrimiento fascinante... Unas preciosas escaleras, de 162 escalones para ser más exactos, que suben desde una de las salidas del río hasta casi el viejo hospital del Espíritu Santo. No, no son esas escaleras mecánicas tan famosas que han puesto en algunos barrios de Santa Coloma...


Sino que son esta preciosidad de escaleras, sin ningún artilugio mecánico...


Según el ayuntamiento, miden 145 metros, el Forerunner más o menos me dice lo mismo... De la altura no dice nada, pero la gráfica de Garmin me dice que hay un desnivel de 35 metros, que equivaldría más o menos a un edificio de... ¡14 plantas! Si las escaleras se midieran por pendiente, ésta sería de un 24%... Aunque no, creo que las escaleras se miden por escalones, pero yo las mediré por tiempo y por pulsaciones, pues pienso repetir... :)

Con esas escaleras entre ceja y ceja salí de casa casi a la misma hora que ayer. Tenía claro que las iba a subir, pero no tenía nada claro cómo ni si lo iba a hacer más de una vez. Subir escaleras, durante muchos años, no ha sido nada excepcional para mí. Me crié en un quinto piso sin ascensor. Iba y venía al cole dos veces al día, y a comprar si hacía falta. Me gustaba subir los escalones de dos en dos, y normalmente llegaba a mi casa ya con el aliento un poco justo. Pero llegaba... :)

Hasta el inicio de las escaleras hay un par de kilómetros que hice sin bajar al río, un poco por encima de 5:00, calentado y pensando en lo que me esperaba... Llegué a la base de las escaleras, pulsé el botón LAP para controlar el tiempo que me llevaba subirlas, ¡y al ataque!

Subida en 1 minuto y 18 segundos, escalones de uno en uno, pasitos cortos, pulsaciones a 172bpm... Normalmente no me pongo a esas pulsaciones entrenando... Pero es que hay pocas cosas que exijan al corazón más que unas buenas escaleras... :) Decidí bajar por el Espíritu Santo, no creo que las rodillas le sentara muy bien bajar por esas mismas escaleras, así que fui recuperando el aliento durante poco más de 1 kilómetro de bajada...

Me gustó, así que al llegar de nuevo a las escaleras... Otra más... Lo clavo. 1:18. Y pulsaciones a 175bpm. Llego más cansado... Faltaría menos... :) Otra vez para abajo... Esto de las escaleras parece divertido, pero cansa...

Hola escaleras, ¿otra vez por aquí? ¿Y si probamos algo? Me da que subirlas escalón a escalón quizá es un trabajo más de definición que de volumen, como decían en el gimnasio... Recordando mi niñez... Empecé a subirlas de dos en dos escalones... Mientras un tipo que parecía venir de fiesta me miraba perplejo...

Esto ya cansa más... 1 minuto 8 segundos hasta arriba. 176bpm. El corazón saliéndose por el esófago... ¡Pero moooooola! Vamos para abajo otra vez, despacito, recuperando pulsaciones, soltando las piernas... Ummmm, ya estamos aquí otra vez... Eso de subir de dos en dos me ha gustado... Oigo a los zombis del Espíritu Santo gritando a coro...

¡Otra! ¡Otra! ¡Otra! ¡Otra! ¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!

Cualquiera dice que no... Pero la última, ¡eh! Ahí vamos... Una señora con un perro me mira con cara de alucinada... Y empiezo a subir de dos en dos otra vez... Buf, esto ya se hace duro, pero aprieto un poco, ya acabamos, 1 minuto 3 segundos, el corazón latiendo 178 veces por minuto, los pulmones a punto de estallar, me tengo que parar al llegar arriba, esto sí que cansa de verdad...

Vuelvo a repetir la ruta de bajada, esta vez ya no me planteo hacer una quinta subida, en realidad, no sabía si iba a hacer más de una, esta vez bajo por el lateral que da al río, para evitar tentaciones, y vuelvo para casa... Me encuentro por el camino un cartel motivador, Burger King a 1 kilómetro, menos mal que abren a las 12, si no, me traía de vuelta un par de hamburguesas... :) Piernas cargadas durante el trayecto de vuelta, pero buenos ritmos, 1 kilómetro a 4:49 incluido.


Siguiente objetivo. Bajar del minuto subiendo esas escaleras... :) Repetiré, estoy seguro. Entre estas escaleras, las series en cuesta y algunas Tabatas de las que hace el Sosaku Runner, como siempre y sin poder evitarlo, marcando tendencias, espero trabajar fuerza y potencia de cara a las 10K que se avecinan, y como base para la preparación de mi próxima maratón. Respondiendo a Miguel Mij-Mij, seguramente seguiré con mi auto plan basado en el libro Run Faster from the 5K to the Marathon: How to Be Your Own Best Coach de Brad Hudson, aunque aún he de leer Mastering the Marathon: Time-Efficient Training Secrets for the 40-Plus Athlete, de Don Fink, que empieza con esta prometedora frase:

If you are forty years or older and would like to run faster marathons or take on the marathon challenge for the first time, this book is for you.

Y a Karlos, pues hombre, la media de edad de los maratonianos ronda más los 40 que los 20, pero con tus condiciones, si sientes la llamada de los 42 kilómetros, seguro que te conviertes en un crack desde el primer momento... A mí me llamó un día por las buenas, sin pensarlo, y me cazó... Si te pasa, te darás cuenta... ;)

viernes, 6 de enero de 2012

El cocido...

El 6 se enero se ha convertido en un día en el que la tradición familiar consiste en comer cocido con guindillas hasta reventar en casa de mi hermano... Es el segundo año que lo hacemos, y como ya tengo la lección aprendida del anterior, hoy tocaba ir a comer ya con un saldo de calorías negativo, así que tuve una especie de sesión doble manutina, solo y en familia.

Para poder entender la decisión del doble esfuerzo, os dejo las fotos del primer y el tercer plato que me comí... Más un caldo para empezar... Llevo toda la tarde recuperándome del esfuerzo (de comer, no del entrenamiento) y he cenado un vasito de agua con sales de Eno...


Para llegar en condiciones al evento, hoy hice el entrenamiento de calidad que suelo hacer los viernes por la tarde, pero por la mañana. No eran más de 11 kilómetros, unos 8 a ritmo entre Easy y Moderate, y un hachazo final. Diana a las 7:00am, desayuno y zumo, café y galletas, y a reposar un rato con mis cachorros merodeando por el sofá. Creo que me quedé dormido unos minutos y todo... A las 10:43 ya estaba corriendo, un día espectacular, hay que esforzarse un poco para pensar que estamos a 6 de enero, teníamos un sol tremendo y una temperatura casi primaveral.

Unos metros hacia Montcada, y ya vi que el ritmo iba a ser un poco mejor que el acostumbro. Calentamiento a 5:14 con viento en contra, bajo al río, y empiezo a correr a un ritmo Easy de pulsaciones pero algo más Moderate de velocidad. O será que el entrenamiento está funcionando y el Easy ahora empieza a estar más cerca de 5:00 que de 5:30... Total, que con viento favorable corro por el río hacia la playa, con las pulsaciones entre 140bpm y 150bpm, a ritmos entre 4:50 y 4:57.

Media vuelta, viento en contra, 5:00, 5:11, empieza a hacer viento de verdad, y sobre el 8 y medio empiezo el cambio de ritmo. Cuesta correr con el viento, cuanto más rápido voy más molesta... El 9 sale a una media rara, pues hago la mitad suave y la otra mitad empiezo a acelerar, sale a 4:54, y los dos siguientes a 4:37 y 4:33. El viento me condicionó bastante, pero después de varios días noté que volvía a correr cómodo, por debajo de 165bpm. Últimos metros llegando a casa a 4:21.

Acabaron siendo 11,11 kilómetros a una media de 4:54 y pulsaciones de 150bpm, que seguro son menos, pues el Forerunner sigue haciendo cosas raras en invierno. He probado a mojarme un poco el pecho y la camiseta antes de salir, quizá se han notado menos subidones, pero sigue dando unos picos muy raros.


Ducha, hielo en la rodilla, Aquarius, media barrita de proteínas, y a casa de mi hermano. Vive muy cerca del Espíritu Santo, así que tengo la opción de un buen paseo con subida incluida o la espera aleatoria al autobús y subir sentado. Al final me llevé a mis cachorros andando, y descubrí una zona interesante para hacer entrenamientos de calidad, aunque quizá algo salvajes. Nada más y nada menos, que 168 escalones para llegar al lado del Espíritu Santo desde casi al lado del río, que mis dos enanos subieron como auténticos héroes. Ya había leído que las escaleras son un complemento interesante para la fuerza, la potencia y la capacidad cardiorespiratoria. Quizá más interesantes al inicio de un plan de entrenamiento que al final, pero también un buen sustituto de las sesiones de gimnasio. Probaré algún día, por supuesto, con Rocky sonando en el iPhone.