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domingo, 22 de mayo de 2011

Crónica de la Pujada a les Dues Pedres

La crónica de ayer podría haberse hecho con sólo dos palabras... Mis piernas...

La de hoy, con tres... Mis pobres piernas...

La carrera de ayer fue mucho más dura, de eso no me queda ninguna duda. La de hoy también era dura, aunque no tanto, pero claro, hacer las dos seguidas roza la locura. No creo que vuelva a hacer una animalada así. Las dos carreras me atraían mucho, sobre todo la de hoy. Me apunté a la del Tibidabo cuando no sabía que hoy era la de Santa Coloma, así que probé suerte, acabé las dos, bastante entero, hoy he visto que podía haberlo hecho mejor, las subidas más duras se me atragantaron y en el último kilómetro me quedé sin gasolina y no pude apretar más, pero el balance es muy bueno, me lo he pasado en grande, sobre todo hoy, en familia, he visto debutar a mi cachorro grande que ha hecho una carrera infantil impresionante y además lo hemos celebrado dándonos un atracón en La Tagliatella... ¿Se puede pedir más? :) Vayamos por partes, como decía Jack el destripador...

Las buenas costumbres no deben perderse, así que despertador a las 5:15 y desayuno madrugador. Tras el desayuno, una cabezadita en el sofá. Y mi chachorro grande se despertó poco después y vino a hacerme compañía. Se le notaba nerviosillo, iba a ser su debut... :)




Manu llegó puntual a las 8:10, dejó la ropa en casa y nos fuimos en dirección a la salida dando un paseo. Finalmente nuestras esposas y cachorros llegarían poco antes de que acabara la carrera, así que salimos ya pertrechados para correr, sin bolsa ni nada. Un poco de calentamiento y estiramientos, mucha gente, no sé si se llegó al máximo de 800 corredores, pero si no se llegó tuvo que ser por muy poco. Ambientazo corredor, me encantó ver tanta gente esperando a meterse una paliza de kilómetros y cuestas en mi ciudad, incluyendo muchos niños y adolescentes. Nos fuimos a la zona de salida, un poco de lío y retraso de 10 minutos, ¡y a correr!

Empezamos por una pista ancha, pero somos muchos corredores y hay que seguir al ritmo que marca el grupo. Los diez minutos extra de espera nos hacen salir a todos algo fríos, así que el ritmo es suave y no me preocupo por avanzar posiciones, el cuerpo no estaba para sobreesfuerzos y aún faltaba lo más duro. 650 metros subiendo una pendiente del 5,1%, 350 bajando, y acaban los primeros mil metros a un ritmo de 5:04. Mentalmente, más por intuición que por otra cosa, pensaba que hacer la carrera a 5:00 sería una buena carrera. Pero lo dicho, esto no había hecho más que empezar...

El segundo kilómetro se hace bajando un poco, por una pista estrechísima, hay que ir en fila de uno. Íbamos bien pero podría haber ido más rápido. Bueno, no está mal guardar fuerzas. Acabo el segundo kilómetro a 4:49, y empieza la fiesta.

Unos 100 metros subiendo suave, y de repente nos encontramos con una rampa criminal con una pendiente del 10% que se prolonga durante más de medio kilómetro. Aprieto los dientes y voy subiendo, pero llega un momento en el que no puedo correr y tengo que seguir andando. Creo que en otras condiciones habría seguido bien, pero pagué lo de ayer. Paró bastante gente, el tramo era muy duro. Justo en ese momento se gira hacia las Dues Pedres, se sube y baja un poco, recupero algo de aliento, media vuelta en las Dues Pedres, básicamente, dos piedras a ambos lados del camino, y acabo el tercer kilómetro a 5:43. Se repiten los toboganes para volver a la ruta original, antes del desvío, volvemos a la Calle de la Carrerada, no se me olvidará ese nombre en mi vida, y otra vez a subir... Lo de antes fue un aperitivo... Esta vez, la rampa se prolongaba durante casi 900 metros y subimos una pendiente del 11,6%. Sin duda, la parte más dura de la carrera. A ratos corro pero a ratos sigo caminando...

Se cumple el cuarto kilómetro aún subiendo, mi ritmo es de 7:22. Voy muy justo de fuerzas, pero sé que cuando se acabe esa cuesta la carrera se hace más suave y creo que se adapta mejor a mi perfil. Un último esfuerzo, corono la subida, llegamos al primer avituallamiento. Me paro, me bebo un vaso de agua en dos tragos, nunca había hecho algo así, pero me sentó de maravilla... Vuelvo a correr y nos dirigimos por una carretera ancha hacia la urbanización Vallensana, un lugar muy raro, nos cruzamos con algún caballo y todo. El perfil de esa parte de la carrera es mucho más agradable, alguna pequeña rampa seguida inmediatamente de una bajada, tramos llanos, empiezo a recuperarme del esfuerzo y a pasar corredores. Acabo el quinto kilómetro a un ritmo de 5:26, recuperando ya tiempo tras la subida asesina.

El sexto kilómetro transcurre entre la urbanización y el Turó del Pollo, hay que sufrir un poco en el último tramo de la subida al Turó, pero la hago con fuerzas, sigo pasando corredores y sintiéndome algo mejor, aunque no voy del todo fresco. Sexto kilómetro a 5:14, se acaba el trozo de carrera por las alturas y hay que empezar a descender, por fin...

Volviendo del Turó aún hay un tramo de subida dura, pero lo hago con muchas ganas, sé que es corto, ya he pasado por ahí varias veces, así que aprieto y enlazo con la bajada a tope. Empiezo a bajar, acelero, dejo que la gravedad tire de mí, conozco esa parte del circuito y sé que se puede intentar ir rápido, aunque me doy cuenta de que no voy sobrado de fuerzas precisamente. Séptimo kilómetro a 4:30.

El octavo en caída libre. La carrera va estiradísima, logro pasar un par de corredores. Lo hago a 3:59.

Vamos a por el noveno, se suaviza la bajada, en el kilómetro anterior había que irse frenando, en éste había que correr si se quería arañar algunos segundos, le doy caña a las piernas, me cuesta, voy cansado, pero queda poco, es el momento de apretar, acabo a 4:02.

Y ya estamos a apenas un kilómetro, noto que se acaba el fuel, sigo a buen ritmo pero ya no adelanto a nadie, ya no hay bajada, el tramo es llano, llegamos al parque donde estaba la salida, hay que hacer un último trozo por un camino muy estrecho, aprieto un poco antes de llegar a ese camino y paso a dos corredores, enfilo los últimos metros, no hay fuerzas para esprintar, pero llego muy contento, ha sido una prueba durísima, ¡la butifarra me espera!

Paro el Forerunner en 49:50, casi se me olvida, creo que hice unos 5 segundos menos. El reloj me marca 9,82 kilómetros así que me da un ritmo medio de 5:04, la carrera oficialmente era de 10,5 kilómetros, pero en la ruta se ve que acortaron un tramo respecto al año pasado, así que seguramente se quedó en 10 kilómetros justos. Entre el rato que tardé en parar el Forerunner y la distancia que suele recortar el GPS, creo que el ritmo real fue un poco mejor que esos 5:00 que la intuición me dijo... Pulsaciones medias de 172bpm y máximas de 187.



Manu llegó muy poco después, ¡hizo un carrerón! Me tuvo a tiro durante buena parte de la carrera, sólo al final en la bajada me perdió de vista. Fuimos a por la butifarra, que nos dejó como nuevos. No sé qué hacen los zombis cuando preparan las butifarras, pero son mágicas, como puede verse aquí:




¡Pero eso era sólo la primera carrera! Faltaba el debut de Raúl, mi cachorro mayor. Una última foto con el entrenador antes de ir a la línea de salida...




La carrera de 6 a 8 años era de 500 metros según la organización, pero más bien eran unos 250... Línea de salida. Últimos consejos. Algo de nervios. Me voy a la línea de llegada... Se oye un disparo, y una especie de estampida de niños baja por el camino... Y ahí llega, ¡qué estilazo!







Nos quedamos un rato descansando en la hierba y comiendo todo lo que había en las bolsas de obsequios. Una ducha en casa, y nos fuimos a comer todos a La Tagliatella, un restaurante italiano en el que ponen platos de pasta que me cuesta acabar, así que podéis imaginar cómo son de grandes...

Por cierto, el próximo domingo 29 de mayo estamos organizando una quedada/entrenamiento runner en Vilanova. Confirmados Carles Aguilar, Rafa Maier y yo mismo. El punto de encuentro es la estación de Vilanova a las 9:00am. ¿Os apuntáis, verdad? Si os apetece, por favor decidme algo para contar con vosotros.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Crónica de la San Silvestre / Nassos

Se acaba el año, y es costumbre runner hacerlo corriendo una San Silvestre, de las múltiples que abundan por la geografía española... En Barcelona a la San Silvestre se le conoce también como la carrera "Nassos", traducido "Narices". Alguno corría con nariz postiza, pero creo que tiene más que ver con la nariz perruna...

Hoy corríamos Manu, David y yo, entre otras 9500 personas... :) Mònica fue baja de última hora, así que la representación cobarde fue de tres personas, pero al final acabé encontrándome con muchas más, todo a su tiempo...

La carrera empezaba a las 17:30, la organización prometía bastante, había cajones de salida por tiempos, incluso tres salidas distintas para evitar aglomeraciones. La marca de este año me permitió salir en el primer cajón, así que era una oportunidad interesante de intentar correr rápido.

Llegué en transporte público, todo un lujo ir a correr en metro y tranvía, y poco después aparecieron Manu y Davi en la moto. El día había transcurrido con lluvia y algo de frío, pero la temperatura iba mejorando y cuando faltaba poco menos de una hora para empezar ya nos quedamos en paños menores para ir calentando y haciendo la última visita al urinario. Otro tanto para la organización, habían instalado unos meódromos muy prácticos, para mear de pie, cuatro personas en un espacio de apenas un metro cuadrado pero con la intimidad suficiente, formando una especie de X. No entiendo por qué no los ponen en todas las carreras, son prácticos y evitan aglomeraciones...

Calentamiento y buenas sensaciones. Sin más prolegómenos, nos separamos para ir a nuestros respectivos cajones, y listos para empezar.





Sabía que Pere Pasamonte, amigo blogger, andaría por mi cajón, pero éramos unos cuántos en él y no pude verle. Unos saltitos para no enfriarme, un abucheo al alcalde, ¡y a correr!

Pese a los cajones de salida, se formó un pequeño tapón, el camino no era muy estrecho pero había mucha gente que no parecía tener intención de correr mucho, pese a que salió desde el cajón más rápido... Algún zigzag, algún frenazo, pero pude llevar un buen ritmo en los dos primeros kilómetros, 3:57 y 3:56. Fue entonces cuando enlacé con la liebre de los 40:00, que salió algo delante de mí. Intenté adelantarle, para no ir muy agobiado con el enjambre de runners que le seguía, lo hice un kilómetro después, que corrí a 3:52, y me mantuve algo por delante al acabar el kilómetro 4, que corrí a 3:51.

El ritmo estaba siendo bueno en los primeros cuatro kilómetros, no hice el primero a lo loco, sobre todo porque no me dejaron, pero en el quinto empezó a picar la subida... No era un desnivel muy grande, pero me costó 4:13 completarlo. Coincidió también con el lío del avituallamiento, me pasó la liebre y el enjambre, y me quedé algo por detrás de ellos.

El sexto, séptimo y octavo tenían pequeñas subidas y bajadas, me salieron a 4:05, 4:06 y 4:08. No iba tan ligero, las subidas y bajadas hacían más complicado mantener un buen ritmo... Pero no me notaba muy cansado aún, quedaban fuerzas para el final.

Faltaban dos kilómetros, sabía por el año anterior que tenían un perfil ligeramente descendente, a esas alturas la carrera ya iba muy estirada, y si apretaba un poco podía intentar bajar por segunda vez de los 40:00... El noveno, el que más bajada tenía, lo hice a 3:48, no estaba tan cansado, pude apretar un poco y empezar a pasar bastante gente. Llegué al 9 y el Forerunner me dijo que si conseguía bajar los 4:00 en ese último kilómetro podía intentar mejorar un poco mi marca.

Así que intenté aguantar el ritmo, ya no contaba con la gravedad como aliada, el recorrido subía y bajaba un poco, pero la perspectiva de bajar unos segundos la marca que hice en mi carrera talismán de La Sagrera me empujó lo suficiente y acabé el último kilómetro en 3:56, para completar los 10 kilómetros en...

¡39:54!


Uf, cómo cuesta arañar unos segundos cuando uno se ha exprimido al máximo... Por pocos segundos, pero lo conseguí. Y el día parecía hecho para mejorar marcas... Porque Manu también hizo la suya, ya es un sub 45 con todas las de la ley, bajando su tiempo anterior en más de un minuto, y David también consiguió rascar unos segundos a la suya.

Una vez cruzada la meta y cuando había empezado a recuperar el aliento, me reconoció Pere y tuve el placer de conocerle en persona, aunque con menos pelo que en la foto de su blog, como le dije... :) Una vez más, fue muy fácil conectar con alguien a quien ya conocía por nuestros respectivos blogs, comentamos la carrera, el ritmo que habíamos llevado, algunas coincidencias de viajes, trabajo y amigos comunes, estuvimos un rato charlando muy amistosamente.

Manu llegó un poco después, él no se daba cuenta, pero tenía una cara de felicidad que no le había visto antes en una carrera. Había bajado de los psicológicos 45:00, lleva unas cinco semanas entrenando 4 días por semana, y eso, como todos sabemos, sólo puede conducir a mejorar los tiempos, correr más cómodo y disfrutar aún más de esta sana afición.

También me encontré con Albert en la llegada, con él y Oscarjet corrí mi primera maratón, y entre 9500 personas, nos cruzamos y reconocimos rápidamente.

Pero los encuentros aún no habían acabado...

De repente veo una cara conocida, me fijo, y me sale un grito sin darme cuenta, ¡Edu, tío! Edu, un amigo de la infancia, que también jugó a fútbol conmigo y Manu, apareció delante de nosotros. Me dio una alegría inmensa, estuvimos hablando un rato, él también acostumbra a participar en carreras populares, Manu ya lo vio en una, pero yo no había tenido la oportunidad. Estuvimos charlando también un rato, y seguro que nos veremos en más carreras.

Satisfechos con nuestras respectivas mejores marcas en 10K, fuimos a por los trastos, pues ya empezaba a refrescar, e inmortalizamos el momento...





Vuelta a casa con MMP en el bolsillo y... ¡Feliz año a todos!

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Será la supercompensación?

Ya ha leído en varios sitios que después de una maratón, el cuerpo experimenta el fenómeno de la supercompensación de velocidad. No parece haber un claro consenso sobre la duración de este estado de gracia o sobre cómo manejarlo para sacarle el máximo partido. Pero el caso es que creo que lo estoy sintiendo...

Después de la maratón (creo que he repetido esto unas 50 veces en mi blog estos últimos días) descansé una semana completa, y la siguiente, que es la actual, he salido lunes, miércoles y sábado. Los tres días he salido a hacer algo menos de 10 kilómetros, y sin poner nada de mi parte, las piernas me han llevado en volandas a ritmos que hacía tiempo que no corría, y que cuando lo hacía, era apretando al máximo.

Hoy, con todo a favor, tras un buen desayuno y una mañana tranquila en casa, he salido a la una del mediodía, con una temperatura de lujo para ser noviembre, dispuesto a correr una vez más dejándome llevar por sensaciones, pensando de reojo en si la susodicha supercompensación me iba a volver hacer correr a ritmos muy altos (para mí, obviamente).

La calle llena de gente, un día primaveral, unos estiramientos enfrente de casa, el Forerunner que se resistía a coger una buena señal de GPS, el RunKeeper preparado para amenizar la tirada de hoy, y empezamos a correr. Primera sorpresa, el primer kilómetro, que suele ser una buena referencia para anticipar el ritmo al que voy a correr, me sale a 4:18, algo simplemente imposible, fruto de la mala señal del GPS al principio de la ruta. Mirando de reojo el reloj creo que ese primer kilómetro anduvo por debajo de 5:00 pero ni de lejos a 4:18...

Ya con el GPS en su sitio, el resto de la ruta fue bastante bien, con ritmos de entre 4:20 y 4:26, muy constante, una vez más concentrándome en mejorar la pisada. 9,35 kilómetros en 41:11, ritmo medio de 4:24, que no creo que refleje la realidad, el Forerunner me regaló al menos 30 segundos ese primer kilómetro, así que imagino que el ritmo real estuvo más bien por los 4:27, que sigue siendo rápido para lo que estaba habituado.


Pensando en la supercompensación, el domingo que viene correré la Cursa de La Sagrera, 10 kilómetros, circuito llano, urbano, a 10 minutos de casa en metro, se puede coger el dorsal el día anterior, así que saldré vestido para correr y con el dorsal puesto, todo un lujo. A ver si esa supercompensación dura... ¿Algún consejo para cuidarla estos días? :)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Crónica de los 10K del Poblenou

Ya me he quitado el dorsal, disfrutado de la butifarra y estoy repartiendo las tres bolsas de regalos en casa... :) La XV Cursa Atlètica Festa Major del Poble Nou - 2010 ya es historia y la recordaré como una carrera que me ha dejado muy buenas sensaciones, en medio de un plan de preparación de una maratón, que me ha servido para recordar el ambiente de la competición y para analizar cómo está respondiendo mi cuerpo y mi mente tras 10 semanas de entrenamiento.

Mentalmente reconozco que era un gran reto para mí correr una 10K tomándola como un entrenamiento o examen... :) Os agradezco mucho que me hayáis recordado que lo importante es la maratón que estoy preparando, es una tentación muy tentadora tomarse una carrera así como un intento de mejorar marca o de salir con el cuchillo entre los dientes. Lo sé y vuestras palabras me han ayudado a no caer en esa vil tentación...

Llegué con Manu en moto y por el camino encontramos los primeros coches con runners, runners a pie ya con el dorsal, algunos despistados, otros preguntando por dónde se va... Volví a recordar el tierno momento de recoger el dorsal, aplicarme la vaselina, calentar rodeado de todo tipo de runners, los que van con medias compresoras o calcetines al tobillo, los que llevan mallas o pantalones abiertos, con tirantes o manga corta, Saucony o Nike, cinta en el pelo o rapado al cero, chavales, hombretones o gente más mayor... La asociación de vecinos preparando la butifarrada, la cola en los baños, el guardarropa, todo ese ritual de antes de empezar la carrera que hace que éstas sean casi mágicas...

Calenté bien, concienzudamente, sin olvidar mis estiramientos, mirando de reojo las butifarras... Nos situamos cerca de la cabeza de la carrera, los típicos chistes de antes de la salida, los runners preparando sus GPS, y tras la salida, una vez más, en competición.

Las últimas 10K que hice las recuerdo por el primer kilómetro tan alocado que hice en cada una y las pulsaciones a las que corrí. 3:53 en La Maquinista, 3:47 en Premià y 3:43 en Delta Prat durante los primeros 1000 metros. 174 bpm de media en Delta Prat, 173 en Premià y 171 en La Maquinista, con máximos de 184 en La Maquinista, 182 en Premià y 182 también en Delta Prat.

Esta vez, salí con más calma, 4:00 para el primer kilómetro, de nuevo sin sentir que estaba yendo a ese ritmo, sino que pensaba que iba más despacio. Las pulsaciones en toda la carrera, para comparar con las tres anteriores, fueron de una media de 169, sin pasar de 179 en todo el recorrido, no es que fueran especialmente bajas, pero para una 10K sí que estaban lejos del esfuerzo máximo.

Quería ver qué ritmo puedo mantener sin forzar la máquina, así que no me obsesioné con el cronómetro. Salir después de haber calentado bien, y eso y la tensión del inicio de la carrera es normal que nos dé un punto extra de velocidad en el primer kilómetro, al menos a mí. Después, con las pulsaciones subiendo muy lenta y constantemente de los 160 bpm a los que ya estaba al medio kilómetro y los 179 a los que acabé, hice el resto de la carrera a ritmos de 4:07, 4:06, 4:11, 4:16, 4:18, 4:20, 4:16, 4:17 y 4:04. Una vez más, técnica keniata, ;), salida más o menos fuerte (para mí, claro), manteniendo el ritmo unos 3 kilómetros, parte central de la carrera algo más floja, y recuperando el buen ritmo al final. Me vi bien y el último kilómetro, sin forzar demasiado las piernas o el corazón, pude aumentar un poco el ritmo y acabar muy entero y con muy buenas sensaciones la carrera en 41:49, mi tercera mejor marca en los 10K, sin haber ido a buscarla.



No era el día para sacar el instinto asesino, así que me quedo muy contento de volver a sentir el ambiente de competición, saber controlar mis ganas de correr a morir y acumular 10 kilómetros por encima del umbral aeróbico, con buenas sensaciones, pese al calor que nos acompañó en buena parte de la carrera. El sexto y séptimo kilómetros se me atascaron un poco, curiosamente, viendo los datos del año pasado, me pasó lo mismo. En ese tramo hay una subida larga pero poco pronunciada, creo que pudo afectarme, al igual que el avituallamiento, no sé por qué, pero siempre pierdo bastante ritmo cuando bebo agua en una carrera así o en una media. Pero superado el bache, me quedaron fuerzas para los dos últimos, manteniendo el ritmo cardíaco a un nivel bastante constante.

Mañana descanso, y el martes vuelta a los madrugones y el plan de entrenamiento. Ya va quedando menos...

martes, 6 de julio de 2010

Foto y vídeo de La Maquinista

Una foto en pleno esfuerzo...



Y el vídeo de la llegada... Vaya cara de cabreo... :)

sábado, 5 de junio de 2010

10 kilómetros para olvidar...

No, mejor... Para recordarlos mucho tiempo. Tengo que sacar conclusiones de esta carrera. Estas últimas semana iba lanzado, he entrenado mucho, he hecho mi MPP en tres carreras seguidas, y me han salido bien dos carreras con cuestas, obviamente, dentro de mi nivel... :)

Hoy he probado a correr una cursa por la tarde, no ha sido la primera vez, la Sant Silvestre de Barcelona también es una carrera vespertina, pero claro, no es lo mismo diciembre que junio. A las 7 de la tarde ya no hace tanto sol, pero sigue haciendo bastante calor.

No conocía la ruta, pero viendo el mapa de El Prat imaginaba que iba a ser una carrera más bien plana. Y así lo fue. Si no hubiera sido por la temperatura, habría incluso pensado que era una buena ocasión para intentar mejorar marca. Pero ni de lejos... :(

Creo que me precipité enormemente en la salida. Vi que no había alfombra en la salida, así que el tiempo "real" iba a el mismo que el "oficial". Éstos de ChampionChip tendrían que avisar qué carreras organizan sin alfombra de salida... Así que como ya venía entrenado de una salida movida como la de El Corte Inglés, me puse delante e intenté salir a buen ritmo.

Y ahí creo que llegó el error... Me dejé llevar y salí rápido, demasiado rápido para ese calor y para mis posibilidades. Hice el primer kilómetro, según el Forerunner, que al final me marcó 10,16 kilómetros, a 3:43, que realmente fue algo más, ya que desde el primer kilómetro el Forerunner me iba regalando metros. Acabé ese kilómetro a 169 latidos por minuto. Simplemente, un desastre, me quemé en esos 1000 metros, me aceleré y no pude aguantar el resto de la carrera en condiciones. ¿Es que no aprendo?

El segundo kilómetro tambien fue rápido, 3:55. Luego 4:09, 4:15, 4:21, 4:17, 4:16, 4:24, 4:35 y 4:30, y los 160 metros extra que me marcó el Forerunner, 3:29, el último sprint. Habrá que repartir esos 32 segundos que me marca para los 160 metros extra entre los 10 kilómetros, así que imaginaré que hice cada kilómetro a 3 segundos más de media... :( Fui claramente de más a menos, y no me llegó el subidón del final, sino todo lo contrario, perdí mucha velocidad en los últimos kilómetros.

Al final, 43:03, y la versión alternativa después de editarla con RunKeeper, que me da unos parciales muy distintos... He corrido carreras peores, pero últimamente también bastante mejores. Me lo tomaré como un mal día, y sobre todo, como una salida inconsciente y precipitada. Salir una 10K a ritmo de series no me parece inteligente. Lo ha pagado caro, y espero no volver a repetirlo.

Con estos calores creo que la ocasión es ideal para probar, de una vez, a correr con cabeza y salir pensando que vienen 10 kilómetros por delante. A ver si el Isidro es el único animal que tropieza 10 veces con la misma piedra... :)

domingo, 30 de mayo de 2010

Crónica de El Corte Inglés

La Cursa de El Corte Inglés es, con mucho, una de las más caóticas, peor organizadas, más masificadas y con más caraduras que uno puede correr...

Cuando la corrí de joven me dejó muy buen recuerdo. En 1989 yo ni era aficionado a correr, fui por probar, por batir un record en mi ciudad, por hacer deporte. Civilizadamente, seguí todas las indicaciones de la organización, me incorporé en la zona de los "aficionados", y recuerdo que hice los dos primeros kilómetros prácticamente andando. Después empecé a correr, me lo pasé muy bien subiendo por Montjuic, me hizo mucha ilusión subir al estadio, y me alegré mucho cuando crucé la meta y vi que aún había mucha gente corriendo detrás de mí. Tuve agujetas una semana, pero fue un recuerdo inolvidable. Ya habéis visto que aún guardo el diploma que me dieron...

Ahora, que sigo siendo un aficionado pero participo en la Liga ChampionChip, me levanto a las 5:40 para entrenar, me compro zapatillas que valen dinero e incluso escribo en un blog mis andanzas y aventuras corriendo y con los zombis, veo la actitud de muchos de los que participan en la cursa como un evento popular y me desespero...

La organización habilita una zona especial desde donde salimos los corredores con chip. Federados o no federados, semi profesionales o totalmente amateurs, miembros de un club o independientes, los que participamos en la liga y tenemos el chip que se necesita tenemos el privilegio de salir un poco delante y tener una zona para calentar. Ya que nos pasamos todo el año yendo a pueblos raros, pegándonos madrugones de espanto y corriendo con frío, lluvia, calor o nieve, es un detalle que podamos salir con gente que va a llevar un ritmo más o menos parecido e intentar hacer una buena carrera.

En la Cursa de El Corte Inglés no hay cajones de salida, sólo zona chip o zona no chip. En la Cursa Nike - Bombers sí que había cajones por tiempo, se respetaron escrupulosamente y fue la carrera mejor organizada en la que he participado. En cambio en ésta... Había unos señores controlando que sólo acceda gente con chip. Parecía que lo hacían bien... Llegó el momento de comenzar. La salida, como es normal, un poco apretujada, algún empujón pero poca cosa. Salí como a 10 metros de los primeros. Y nada más cruzar la línea de salida empecé a encontrar culos anormalmente grandes, papás con sus hijas de 8 años, señoras con el mismo chándal con el que bajan a comprar el pan el resto de la semana, y ninguno de ellos parecía llevar el chip amarillo. La única explicación es que mucha gente, que quería desfrutar del evento popular, batir records de asistencia, vivir una mañana de domingo haciendo deporte, con la posibilidad de hacerlo incluso andando, ya que la meta se cerraba dos horas y media después de la salida, pensó que era más práctico empezar a correr ya en el Paseo de Gracia, por delante de todos los demás, y así ahorrarse esos primeros kilómetros andando, y de paso, jorobar un poco a los que querían hacer una buena carrera.

Buen desayuno, dos punto 8, y me fui en metro a la Plaza Cataluña ataviado para correr. Calentamiento y estiramientos cómodos, faltaron los lavabos para la última meadilla antes de empezar, ¡y a correr! Nada más salir me di cuenta de que no iba a poder salir a lo keniata, o me dedicaba a esquivar gente con el riesgo de un buen tropezón, o tendría que salir tranquilo...

Como ya descubrió Newton hace muchos años, la fuerza gravitatoria de los culos enormes hace que éstos se atraigan entre sí, de manera que al principio se formaron barreras de culos de varios metros de ancho que resultaban difíciles de franquear. Las niñas que querían correr con su papá por delante de todos los demás se cansaron a los 50 metros y los papás se paraban y agachaban para animarlas mientras los demás intentábamos saltarles por encima o frenar en seco. Las señoras del chandal veían una panadería abierta y decidían que podían aprovechar el momento para llevarse dos barras de cuarto para el vermut... Total, que el primer kilómetro fue un infierno... Y el segundo, y casi el tercero y el cuarto...

El recorrido por la calle Aragón, entre la marabunta de gente que se iba incorporando a la carrera donde la parecía conveniente, lo hice a 4:38, 4:05 y 4:15 los tres primeros kilómetros. El cuarto kilómetro empezaba cuando estábamos a punto de llegar a Plaza España, ahí ya empezó a estirarse la carrera. Acabando el cuarto ya habíamos empezado a subir cerca del Pueblo Español. El calor empezaba a notarse, y las primera rampas de más de un 6% hacían que los intrépidos tramposos comenzaran a caminar para dosificar sus fuerzas y los que iban detrás tuvieran que esquivarlos con complicadas maniobras de adelantamiento en subida. Ese cuarto kilómetro lo hice a 4:30, si el RunKeeper no me engaña...

El quinto kilómetro era de subida al principio y bajada después. No había podido coger un ritmo constante de carrera pero había hecho bien la subida. Lo acabé a 4:17. Y entonces empezaba lo divertido...

El sexto kilómetro, justo hasta la entrada del Estadio Olímpico, tenía un desnivel de 59 metros. Ahí ya íbamos muy estirados, intenté mantener la cabeza erguida, llenar bien mis pulmones en cada bocanada y subir a un ritmo constante. Pude hacerlo por debajo de los 5:00, a 4:55. No quise apretar más porque recuerdo que después del estadio quedaba otra subidilla...

La vuelta al estadio es el momento más emocionante... Este año han cambiado el material de las pistas, para el campeonato de Europa de atletismo que se celebra en Barcelona, y las nuevas pistas las estrenábamos nosotros. ¡Son azules! Con el dorsal nos daban un trozo de las viejas pistas, del clásico color rojo... Lo guardaré como recuerdo... A ver si dentro de 20 años aún corro la Cursa y me dan un pedazo de las pistas azules cuando las cambien por unas amarillas... :)

Después de la vuelta triunfal, salimos del estadio para encarar otra subidilla. Ese séptimo kilómetro lo hice a 4:39... Ya llevaba mucha cuesta encima y no había podido correr cómodo, pero aún así no tengo excusas, creo que podía haberlo hecho mejor, especialmente en ese tramo.

Luego, caída libre por Montjuic, octavo y noveno kilómetros cuesta abajo a 3:45 cada uno, a lo kamikaze, hasta llegar a la calle Floridablanca. Los dos últimos kilómetros quise apretar un poco pero las piernas no daban más de sí, el décimo lo acabé a 4:26 y el último a 4:20.

Once kilómetros con una buena subida y sin poder correr cómodo, en 47:46. El año pasado los hice en 54:58 y acabé en el puesto 960 de 3104 corredores con chip. Este año, he acabado en el puesto 287 de 2706 con chip, bastante mejor, aunque me queda la sensación de que podría haberlo hecho mejor. Acabé Sant Quirze con la misma sensación, pero luego mirando atentamente los datos objetivos vi que había progresado bastante. Estudiaré los número de este año, a ver si me animo más que ahora... :)

Tal y como crucé la meta me metí en el metro y volví a casa. Antes de las 11 ya estaba en la ducha y poniéndome hielo en la rodilla, enseñándole a mi hijo la clasificación y comiendo unos dátiles con Aquarius, cóctel explosivo... Hoy tengo cumpleaños en familia, les contaré mi pequeña hazaña y me vengaré del esfuerzo con una buena dosis de lasaña y vino tinto.

martes, 25 de mayo de 2010

Cursa de El Corte Inglés a la vista

Ya sólo quedan cinco días para la Cursa del El Corte Inglés. No es una carrera para hacer marca, entre otras cosas porque la distancia es muy rara, casi 11 kilómetros, y porque, aunque no pase por el dichoso Paralelo, hay una preciosa y jodida subida a la montaña de Montjuic...

Esta carrera es la primera que corrí cuando era joven. Ay, lo que acabo de encontrar...





Sí, el diploma de la primera carrera que corrí... En mayo... ¡De 1989! Sí, no es una errata, 1989. Estaba a punto de cumplir... 19 años... Como se suele decir, ya ha llovido desde entonces... El domingo la volverá a correr 21 años después, a punto de cumplir... Glup... Los 40...

Para ser un niño de 19 años que estudiaba y jugaba a fútbol, además de haber empezado ya a dedicarme a mi profesión, y teniendo en cuenta que en esa época los dos primeros kilómetros se hacían andando, no me puedo quejar de la marca. Los once kilómetros los hice en una hora y doce segundos. Al año siguiente bajé un minuto, y en 1993 volví a repetir, pero en una hora doce minutos, creo que esa vez la noche anterior no descansé lo suficiente y el whisky hizo mella en mi marca... Ahí estaba también Manu, que también hizo esas cursas, y que ahora, los dos cuarentones, me ha animado a empezar a correr y ahora no puede pararme... :)

Revisando entre mis recuerdos, he visto que también conservo una hoja con los consejos de la Cursa de ese año. Y cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que hace veinte años ya nos avisaban de lo importante que es el punto 8...

En todo este tiempo he aprendido muchas cosas. Lo importante que son los entrenamientos, la manera correcta de atarse los cordones de las zapatillas, gracias al blog de Corre.....Corriendo, distintas técnicas de carrera, la keniata, que me sale sin querer y la de menos a más, que no hay manera de que me salga, he aprendido a llevar un control de las series y de mis tiempos, he hecho planes específicos de entrenamiento según las carreras que tenía a la vista, he descubierto los planes de los zombis para invadirnos próximamente, he conseguido que mis uñas no vuelvan a morir comprando las zapatillas un número más grande, he descubierto que tengo pisada neutra...

Pero si hay algo que he aprendido y que está por encima de todo lo demás, si hay algo que es indispensable respetar y cuidar, si hay una cosa en la que debemos pensar con más intensidad y que debemos trabajar por conseguir convertir en nuestro aliado, eso es el punto 8. Me pongo pie, mano en pecho, respiro hondo, hago una reverencia, me santiguo, cierro los ojos, levanto la cabeza, y solemnemente, rindo el más sincero y emotivo homenaje al punto 8, de la lista de consejos de la Cursa de El Corte Inglés, el cual reproduzco con todo el respeto que merece tan magna advertencia:

8. Procura haber vaciado tus intestinos.

Pensando en mis próximos entrenamientos, a cinco días de la carrera, y sin olvidar lo importante de cumplir el punto 8 generosamente antes de correr, creo que mañana saldrá a ver a los zombis del hospital. Según cómo me vea el jueves volveré a los zombis o haré una ruta más plana. Y creo que descansaré el viernes y haré unos veinte minutos ligeros el sábado.

lunes, 17 de mayo de 2010

Fotos de Montmeló

Pequeña crónica fotográfica de la carrera del domingo...

Tres cobardes preparados para correr.




Estirando un poco...




Y la cara que se te queda después de superar tu mejor marca. ¡Manu también lo hizo!

domingo, 16 de mayo de 2010

Cronica de Montmeló

Hay días que uno se levanta con el pie izquierdo, pero hoy no ha sido uno de ellos... Hoy ha sido uno de esos días, escasos, en los que desde que suena el despertador notas que va a pasar algo bueno.

Ya llevo varias semanas habiendo cambiando mis entrenamientos para hacerlos más duros y frecuentes. No ha sido una decisión provocada por el afán de mejorar una marca o plantearme un objetivo de kilómetros, sino que ha sido algo que ha salido solo, el cuerpo pide más kilómetros, más cuestas, más días... Hace unos tres meses salía un día sí y un día no. Hasta que uno de esos días que me quedaba en casa tenía una especie de mala conciencia y de ganas de haber salido a sudar y estirar las piernas. Así que adelanté veinte minutos el despertador y me planteé salir tres días y descansar uno, y después endurecer la ruta con cuestas y cambios de ritmo.

Corro por placer y por salud. Y no puedo evitar intentar mejorar cada día... No iré al gimnasio ni me apuntaré a un club de corredores, al menos en los próximos años. Tengo dos niños pequeños y una esposa, además de un trabajo que como todos requiere su tiempo y dedicación, y he de robar el tiempo para correr a mis horas de sueño y al descanso del fin de semana. Intento llevar una alimentación correcta y sobre todo tengo la capacidad de ser disciplinado, así que lo que pueda mejorar será sólo a base de kilómetros, intentando hacerlos con cabeza, combinando tiradas, series, cuestas y carreras populares.

Esta declaración de intenciones viene a colación para aclarar que, pese a ello, mejorar mis marcas y sentirme un poco más fuerte cada carrera es una sensación difícil de superar y una satisfacción inconmensurable. No por ello dejaré de apreciar los efectos positivos del deporte en la salud física y mental, pero qué carajo... ¡¡¡He hecho mi mejor marca esta mañana en un circuito complicado y estoy eufórico!!!

Sonó el despertador a las 6:00, y fui a hacerme el zumo de naranja, para acompañar un suculento plato de pasta, como cada mañana de carrera. Mi hijo mayor, seis añitos que tiene, se levantó y me hizo compañía mientras me comía las galletas y el café, cumplía dos veces el punto 8 y llegaba la hora de salir. Manu pasó por casa, y esta vez se apuntó también Xavi, otro de los cobardes que corre conmigo.

Llegamos a Montmeló muy bien de tiempo, aún no eran las 9 de la mañana. La organización, perfecta, obviamente los medios de un circuito no son los mismos que los de un polideportivo. Aparcamos bien, dimos un corto paseo hasta el "paddock", y recogimos los dorsales sin hacer ni siquiera cola. Unas fotos antes de empezar, el último punto 8, una barrita de cereales con plátano y chocolate, y a calentar.

Salimos al calentar al circuito, tras las típicas bromas de subirse a los pianos, calcular la mejor trazada en la zona limpia, buscar al calvo de La Sexta, etc. Ya en calentamiento vimos que el recorrido de llano no tenía nada. Ya estaba sobre aviso... Sabiendo que la orografía no acompañaba, mi idea era salir de menos a más.

Pero no, que no hay manera...

Por arte del azar, nos vimos en la misma línea de salida cinco minutos antes del pistoletazo. Hasta nos escondíamos porque no queríamos salir en las fotos con los "profesionales"... :) El resto de corredores, muy civilizadamente, se iba incorporando por la parte de detrás del pelotón, así que íbamos a tener una salida con muy poco tráfico. Y por si esto fuera poca provocación, la salida era cuesta abajo. Así que me olvidé de cualquier plan, y pensé que lo mejor era salir cagando leches, y ya veríamos qué pasaba después. No sabía lo que venía después, así que quería hacer la primera vuelta estudiando el terreno y pensar la mejor manera de atacar la segunda.

Dicho y hecho, pistoletazo, y a volar cuesta abajo. Los primeros 600 metros bajaban en picado. No estoy especialmente delgado, aunque obviamente he perdido peso desde que he empezado a correr, así que la fuerza de la gravedad ayudó a completar el primer kilómetro, tras la bajada, la recta de llegada y unos pocos metros más cuesta abajo, a 3:35. ¡Cuando escuché al RunKeeper no me lo creía! Eso me animó, todavía quedaba todo el circuito por descubrir, y sabiendo que todo lo que baja debe subir, seguí corriendo y estudiando la ruta.

Después de los primeros 1300 metros en bajada, comienza la primera subida, se ascienden unos 23 metros en una distancia de 1200. Cómo todavía iba lanzado, el segundo kilómetro, a mitad de la subida, cayó a 3:57. Después de completar la subida, otra pequeña baja en picado, hasta acabar el tercer kilómetro, a 3:59. Luego la primera rampa asesina, desnivel de 20 metros en una distancia de 400, además en curva. Eso ya empezó a costar más... Una bajada muy ligera y ya habíamos hecho el cuarto kilómetro, éste a 4:17. Aún me veía fuerte, y habíamos subido bastante. Aunque también podía aventurar que la segunda vuelta iba a costar bastante más...

Una buena subida para poner a prueba piernas y pulmones, desnivel de 14 metros en una distancia de 300, y entonces, cuesta abajo a tope hasta volver a pasar por la recta de tribunas y empezar la segunda vuelta. El kilómetro 5, después del repechón y el inicio de la bajada, lo hice a 3:58. El RunKeeper me estaba dando unos tiempos de mejor marca, pero sabía que volver a subir las cuestas no iba a ser fácil...

El sexto kilómetro también se hace cuesta abajo, pasando por la recta principal del circuito. Me dejé llevar por la gravedad, aunque las piernas ya no daban tanto de sí, y lo hice a 3:55. A esas alturas, pese a respetar mucho las subidas que venían, ya pensaba que mi marca estaba a tiro.

El séptimo kilómetro fue el más duro. Había que escalar 22 metros en una distancia de 1000. Me había vaciado los seis kilómetros anteriores, pensando que todo lo que ganara al principio era tiempo que podía rascar al resultado final. Sabía que el séptimo iba a ser terrible, que después venía una bajada y que aún me quedaba coronar el noveno contra la gravedad. El séptimo lo hice a 4:37, no podía ir más rápido. Hice los ochocientos metros de bajada del octavo apretando los dientes y decidí que la última subida, del kilómetro 7,800 al 9,100, la iba a hacer a morir. El octavo, con la bajada y el principio de la última gran subida, cayó a 4:02.

El noveno, cuesta arriba excepto un tramo corto de unos pocos metros, lo hice desconectando el cerebro y convertido en una máquina que sólo tenía piernas y pulmones. Pese al desnivel de casi 20 metros, y el tute que llevaba encima, lo hice a 4:22. El RunKeeper me cantó el tiempo en el kilómetro 9 y pensaba que iba a hacer marca pero no tenía claro por cuánto. Quedaba una subidita de pocos metros y el resto ya era cuesta abajo. Subí esos últimos metros braceando, impulsándome hasta con la cabeza, y en la bajada aceleré el paso, animado por los dos kilómetros anteriores en los que adelanté a bastante gente. No era consciente del tiempo que estaba haciendo en ese último kilómetro, hasta que apenas llegando a la meta el RunKeeper me cantó 40:40. Ese último kilómetro en caída libre lo hice a 3:44.

Como el GPS no es perfecto, el RunKeeper me chivó el tiempo unos segundos antes de cruzar la meta, cuando según sus cálculos ya había hecho los 10Km, y tras escuchar la voz celestial que me decía que había hecho menos de 41 minutos crucé la meta con los brazos en alto y un gesto de rabia y satisfacción, tras ver que había podido dejar atrás los 42:00 que hace meses veía inalcanzables y podía empezar a pensar en bajar los 40:00.

Hice una carrera un poco rara, la salida en bajada fue una tentación demasiado grande como para salir conteniéndome... Además, he de reconocer que el trazado del circuito tiene algo de trampa a favor, pues los primeros 800 metros cuesta abajo no hay que subirlos después, ya que la carrera empieza en la bajada anterior a la recta de salida y acaba en esa misma recta dos vueltas después, todo hay que decirlo.

Creo que las 10K las hago, inconscientemente, empezando a tope, teniendo un pequeño bajón a partir del kilómetro 5 ó 6, y apretando de nuevo a partir del 7 ó 8. Estoy llegando entero a los últimos metros, incluso puedo permitirme un sprint. No sé si es la mejor táctica, pero es lo que me pide el cuerpo. Prometo una vez más intentar hacer la próxima de menos a más... :)

En fin, una carrera preciosa, una experiencia inolvidable correr en el circuito, y un sabor de boca memorable bajando mi tiempo. Además el lugar es ideal para ir con la familia, hay atracciones para los niños y mucho espacio libre. Está muy cerca de Barcelona, ya sería perfecta si empezara una hora antes, pero aún empezando a las 10, el calor no ha hecho estragos y se ha corrido bien.

Ahora toca entrenar dos semanas, ir a ver a mis zombis, y luego la Cursa de El Corte Inglés. Ésa sí que duele... La subida al estadio es demoledora. Así que voy a dar muchas vueltas al Hospital para intentar dejar el pabellón bien alto.

¡Mejor marca en Montmeló!

Esta noche lo contaré con más detalles, pero no puedo evitar escribir rápidamente que los 10Km en el Circuito de Montmeló me han salido de fábula. Ya se me veía optimista antes de empezar...



Y la carrera acabó, a falta de confirmación del tiempo oficial, segundo arriba o segundo abajo... ¡En 40:45!

¡Mi mejor marca, superada casi en un minuto!

Os dejo el recorrido, seguro que os suena... ;)

domingo, 9 de mayo de 2010

10Km [SQV] - Fotos

Esta carrera se caracteriza también por la cantidad de gente que está haciendo fotos durante el recorrido, y luego las sube al Picasa de manera altruista.


Acabando la primera subida



Sobre el kilómetro 8



Llegando



¡Muchas gracias a todos los que estaban dando ánimos y sacando fotos!

Por eso siempre seguiré pensando que esta carrera tiene algo especial...

martes, 4 de mayo de 2010

Se acerca Sant Quirze

El domingo toca madrugar. Iré a correr los 10km [SQV], será el segundo año que la hago y tengo ganas de ver cómo me desenvuelvo en una 10K con algo de desnivel, después de dos carreras bastante planas y antes de enfrentarme a la subida asesina de El Corte Inglés. Tocará levantarse pronto, pues la carrera empieza a las 9 y hay que recoger el dorsal el mismo día. Y por supuesto, no puedo salir a correr en serio sin pegarme un buen desayuno tres horas y media antes de la salida, así que tocaremos diana a las 5:15.

Tengo en la memoria que era una carrera durilla, con subidas muy fuertes, pero me temo que ese recuerdo es consecuencia de que era la primera vez que corría con algo de desnivel y mi entrenamiento era bastante ligero. Viendo de nuevo el recorrido y el perfil, me temo que no era para tanto...









Empezamos subiendo nada más empezar, después vienen un par de repechones y luego sí que se sube un poco más hasta el segundo kilómetro, más o menos 20 metros en una distancia de 500 metros, bueno, nada del otro mundo. Luego tenemos casi dos kilómetros cuesta abajo, y para acabar, sí que hay una subida que recuerdo bastante bien, ya en el último kilómetro antes de completar la primera vuelta. Dos buenos repechones para acabar esos últimos mil metros, y luego repetimos otra vez el circuito de 5 kilómetros.

Al final de la subidilla del kilómetro 2 hay un giro de 180 grados. No sé si os pasa a todos, pero a mí me sientan fatal esos giros. Sobre todo en una media maratón, cuando hay que hacer un giro así después de llevar encima más de 15 kilómetros a tope, noto dos cosas, primero, sufro un bajón de ritmo importante, que quizá es debido al segundo síntoma, que es un conato de indicio de principio de amago de ligero mareo... Nada serio, pero sí que noto que la cabeza se despista un poco mientras doy la vuelta, ¿soy el único o es algo relativamente normal?

En este caso, el giro no es tan cafre, se hace aprovechando una rotonda, y como dice la organización, es un buen momento para saludar a compañeros que vengan en dirección contraria, pues la rotonda está al final de una recta de unos 700 metros que se recorre en ambos sentidos.

Con la mirada puesta en esa carrera, tengo planeado salir tres días seguidos a hacer cuestas, de más a menos. Según cómo me vea el viernes, al lo mejor lo cambio por un rodaje más plano y largo, pero la moral está alta y espero hacer muchos metros cuesta arriba... :)

domingo, 25 de abril de 2010

Los 10 de La Llagosta

Voy a acordarme una vez más de la Cursa de La Sagrera. Creo que es mi favorita, la que mejores recuerdos me trae. Era un día lluvioso y hacía frío, fui solo y salí de casa ya con la ropa con la que iba a correr, y casualmente me encontré en el metro a mi peluquero, que pacientemente escucha mis aventuras de corredor cada vez que me corta el pelo... :) Hice mi mejor marca en 10K, superando la anterior en más de dos minutos, realmente fue el mayor salto cuantitativo en mis resultados.

Me he vuelto a acordar de Sagrera porque las dos semanas precedentes a esa carrera guardan cierto similitud con estas dos últimas semanas. En ambos casos, tenía dos 10K seguidas, de ésas que me gustan, llanas, no muy lejos de casa, y con la intuición de que podía mejorar mi marca.

En noviembre corrí los 10K de El Clot haciendo marca, la semana siguiente sólo entrené un día, y el domingo de la Sagrera pulvericé mi marca. La semana pasada corrí la Cursa Bombers - Nike batiendo la famosa marca de Sagrera, pero esta vez salí tres días a correr entre semana. El martes hice la ruta en dirección a Montcada, a 4:53, el jueves la ruta de ida y vuelta a la playa a 5:00 y el viernes repetí Montcada, bastante relajado, a 5:05, no quería forzar más de la cuenta y la alerta de punto 8 estaba en nivel rojo...

¡Y hoy llegó el día de "Els 10 de La Llagosta"!



Me enfrentaba a mi distancia clásica con el ánimo de haber podido bajar mi marca la semana anterior. En la última carrera la subida al Paralelo me pasó factura, y me quedó la sensación de que podía haberlo hecho mejor. Desde noviembre había empezado a entrenar un poco más, pero por otro lado últimamente había hecho varias medias maratones y no tenía bien ajustado el ritmo de los 10K. Así que bajar 8 segundos era aceptable, pero sinceramente, esperaba más. Y hoy era el momento de intentarlo de nuevo...

Manu iba a pasar por casa con el coche, así que podía dedicar algo más de tiempo al punto 8. Me levanté a la hora habitual de los días de carrera, las 5:55, y me comí mi plato de pasta, zumo, galletas y café. Esta vez resistí mi incontrolable gula y no me lo comí todo, la semana anterior me pasé un poco y puede que me afectara durante la carrera. Cumplí tres puntos 8 de magnitud decreciente, y salí ligero como una pluma. Me llevé una barrita de cereales con chocolate para antes de la carrera, y con el GPS en el salpicadero, nos fuimos a La Llagosta.

Éramos pocos, unos 800, y la organización, una vez más, muy buena. No hubo problemas ni colas para recoger el dorsal, después de aparcar tranquilamente en una zona habilitada para ello, y la cola del baño, visita indispensable, no era excesiva. Había una zona amplia para estirar y una avenida peatonal al lado de la salida para calentar. Hice unos minutos de calentamiento, estiré bien, troté un rato más, y a diez minutos para la salida fuimos en busca de una buena posición para empezar la carrera. Calentando ya me había dado cuenta de que íbamos a pasar algo de calor...

¡Pistoletazo, y a correr como cobardes!

Estas carreras con poca gente me gustan porque lo normal es que los que acuden a ellas realmente disfrutan corriendo y se toman muy en serio la carrera. En las carreras más populares te encuentras señoras y señores cuyo trasero no ha sido suficientemente moldeado por el kilometraje, individuos disfrazados de gallina, señores con carrito y niño incluido o jóvenes que son incapaces de correr en línea recta mientras hablan del partido de fútbol del día anterior en lugar de respirar...

Salí con ganas, creo que con calor se sale más caliente que con frío, y sin notar un esfuerzo especial y siguiendo un ritmo no mucho más alto que la gente que me rodeaba, acabé el primer kilómetro a 3:53. Me sorprendí cuando me lo cantó el RunKeeper, sinceramente, pensaba que iba a unos 4:10... Iba ligero de piernas aunque con la respiración quizá algo más forzada de la cuenta, y casi dejándome llevar por los compañeros de carrera, acabé el segundo kilómetro a 3:56. Iba bastante más rápido que la semana pasada, pero notaba que me costaba un poco oxigenarme bien.

Durante el tercer kilómetro hubo algunos tramos con subidas. El folleto de la carrera decía que era totalmente plana, pero no fue así. Las subidas eran cortas, pero intensas. Me las tomé con calma, sé que las rampas ascendentes son mi tendón de Aquiles, y completé ese tercer kilómetro a 4:00. Estaba haciendo tiempos para mejorar bien mi marca, pero temía que el calor y estos tiempos me pasaran factura.

Durante el cuarto mi tiempo por kilómetro subió a 4:09, aún por debajo de los tiempos que hice la semana anterior. Creo que las pequeñas cuestas del kilómetro anterior tuvieron algo de culpa... Y llegué a la mitad de la carrera haciendo el kilómetro a 4:03. No quise beber agua en el avituallamiento del kilómetro 5 para no perder el ritmo que llevaba.

A esas alturas ya estaba convencido de que iba a poder hacer marca. Pero también tenía claro que iba a sufrir para ello. Creo que el calorcillo a la hora de la salida, que afortunadamente bajó de intensidad durante la carrera, y el ritmo que llevaba la mayoría de la gente hizo que me dejara llevar y que corriera algo más de lo que habría debido, pero estando ya a mitad de carrera, la más inteligente era dosificar las fuerzas para llegar entero, ya no podía cambiar lo hecho.

A partir del sexto kilómetro los tiempos fueron subiendo. 4:20 y 4:21 en el sexto y el séptimo. Veía como el tiempo medio por kilómetro iba subiendo uno o dos segundos cada 1000 metros. Los cinco primeros acabaron a una media de 4:00, y a partir del sexto fue aumentando constantemente. El octavo kilómetro se me hizo duro, no pude bajar de los 4:28 y notaba cansancio en las piernas. Veía que la media por kilómetro estaba acercándose a los 4:10. Volví a mi táctica de mantener un ritmo de respiración bueno y adaptar la velocidad de la zancada a él, intentando no alargarla más de la cuenta.

Cuando vi la marca del kilómetro 8 decidí que los ocho minutos que quedaban de carrera había que dedicarlos a pagar mi inconsciencia de la salida... :) Aumenté un punto el ritmo que llevaba, pero me encontré con una subida con la que no contaba. No había excusas, quedaban dos kilómetros y había que darlo todo. Durante la subida estuve incluso adelantando gente. Y justo cuando acabó el sufrimiento por la terrible lucha contra la gravedad, apareció el cartel del kilómetro 9. Acabé el octavo a 4:20, recuperando el ritmo pese a la subida, y al comenzar el último aumenté dos puntos la velocidad, pensando en esprintar a la llegada.

Ese décimo kilómetro lo hice a 4:01, con un buen cambio de ritmo durante los últimos 300 metros y esprintando en la última recta. Vi el marcador del tiempo cuando éste marcaba 41:00, había cruzado la línea de salida más o menos cuando ya marcaba 10 segundos y debían quedar unos 300 metros. Así que ya tenía bastante claro que iba a hacer mi mejor marca, ¡ya sólo era cuestión de cuánto podía esprintar y por cuánto la iba a superar!

Vacié mis últimas fuerzas y crucé la línea de meta 41 minutos y 33 segundos después de la salida, más de medio minuto por debajo del tiempo de la semana anterior. Me había ganado el Aquarius y una bolsa de deporte con regalos variados (bombones, un cepillo masajeante para la espalda, barritas de cereal y chocolatinas), y como colofón, un bocata de butifarra y un vasito de vino peleón.

Esperaba bajar mi marca, pero esta vez esperaba que por menos tiempo. Creo que se dieron las mejores circunstancias para correr, buen tiempo en la salida, bajó la temperatura durante la carrera, poca gente, recorrido no muy duro y nivel bastante competitivo. Me temo que salí demasiado fuerte pero pude aguantar al final.

Ahora voy a intentar cambiar mi entrenamiento y buscar una ruta algo más dura que la que hago habitualmente. Se acerca la Cursa de Sant Quirze, con alguna subida importante, y la Cursa del El Corte Inglés, con la terrorífica subida al Estadio de Montjuïc. El año pasado, sobre todo en la de El Corte Inglés, lo pasé fatal. A ver este año... Pero eso ya será en otro post. Ahora a saborear haber bajado los 42:00, ¡eso es un buen cajón para próximas carreras!

lunes, 19 de abril de 2010

Cursa Bombers - Nike

¡Qué alegría, han vuelto los 10K!

Tenía ganas de enfrentarme de nuevo con la distancia que más veces he recorrido, después de un atracón de medias maratones y los 10K de Sant Antoni que me dejaron mal sabor de boca. El objetivo estaba claro. Había que superar la marca de La Sagrera, los 42:13. Ese día las condiciones fueron ideales. Ambiente frío, algo húmero sin llegar a llover, cerca de casa, poca gente, un punto 8 correcto... Además fui solo, y el precio de no poder disfrutar de compañía se compensó con un punto más de concentración.

Pensando en todo eso, el miércoles y el viernes salí a trotar por la mañana sin apretar mucho. El miércoles me encontré cómodo, y sin forzar hice la ruta de ida y vuelta al mar a una media de 4:48. El viernes salí en sentido contrario, hacia Montcada, sin forzar lo más mínimo, y acabé a 5:01 después de un pequeño incidente con el Runkeeper... :)

Y el domingo llegó el día de la Cursa Bombers - Nike... A las 5:55 me levanté de un salto, me comí mi plato de pasta con atún, maíz, tomatitos cherry, aceitunas y surimi, un zumo de naranja, dos galletas con chocolate y un café. Creo que con la emoción comí algo más de la cuenta, y después de cumplir el punto 8 sin pena ni gloria, salí de casa sintiéndome el estómago un poco hinchado, pero con tiempo de sobra para digerir mi ligero tentempié.

Salí de casa poco después de las 8, con tiempo de sobra para hacer transbordo en Urquinaona y bajarme en Barceloneta, según mis planes iniciales. En Santa Coloma vi a varias personas con la camiseta oficial de la carrera, y con casi todas me pasó lo mismo, no hizo falta saludarse o decirse algo, simplemente, ver a otra persona con la camiseta y el chip en las zapatillas hace inevitable que se escape una sonrisilla... :)

En el metro había más cobardes que se dirigían a la carrera, por simple probabilidad, habiendo 18.000 inscritos lo raro sería que en algún vagón no hubiera al menos uno. Llegando a Arc de Triomf vi que se levantaban todos, así que, conociendo mis dotes de orientación, aún con iPhone y GPS, cambié de planes y preferí seguirles. Capaz soy de bajarme en Barceloneta y acabar en el Tibidabo...

Salí de casa con la ropa de correr, por comodidad, ¡y la verdad es que al salir a la calle me encontré con un frío de perros! Nada que no se pudiera aguantar, y además, la mejor noticia meteorológica que podía esperar. Correr con frío, siempre que no sea excesivo (aún me acuerdo de la media de Sitges) lo prefiero a correr con calor (nunca se me olvidarán los 10K de Premià). A medida que llegaba a la zona de la salida, donde había quedado con Manu y Mònica, el calor humano iba haciendo más llevadero el frío.

Nos juntamos los tres cobardes, dimos un paseo de ida y vuelta a la moto de Manu, y ya casi nos daban las 9:30, ¡media hora para empezar!

Ya se me había pasado el mini empacho de la mañana, pude hacer una visita tranquila a los lavabos y me dirigí a la zona de salida...

Tengo que decir que le doy un diez a la organización. 18.000 personas es una buena cantidad de gente, y en una carrera tan corta, pese a discurrir por calles bastante anchas, era complicado garantizar que todos puedan correr cómodamente a su ritmo. En el momento de la inscripción había que indicar la mejor marca en los 10K, y en función de eso te daban una pulsera de color para poder entrar en los distintos cajones de salida, <37, <40, <42, <45, <49, <53, <60 y +60. Por trece segundos no pude meterme en el <42, iba a salir con Manu en el de <45, pero por un incidente en la recogida de la camiseta-dorsal Manu se quedó sin pulsera, así que me despedí de ellos hasta la llegada y me fui a mi cajón.

Lo de la camiseta es un detalle que ojalá copien otras carreras. En vez de llevar un trozo de papel con cuatro imperdibles pinchados en la camiseta, la organización regalaba una camiseta con el número de dorsal impreso en ella. Hace gracia correr con un dorsal con tu nombre, como en Gavá o Sant Antoni, pero es mucho más cómodo hacerlo sin dorsal. A ver para cuándo la camiseta con el número y el nombre ya estampados... :)

Entré en la zona de <45, todo perfecto, bien señalizado, sin huecos por donde colarse, con controles en la entrada, y calenté y estiré unos minutos. Ya ni me acordaba del desayuno, me sentía bien, aunque no especialmente ligero, pero sí con ganas de salir a correr. Mis planes eran salir tranquilo, pensando en la aglomeración que podía producirse e ir subiendo el ritmo. Pero tras el pistoletazo de salida, vi que se podía correr bien y dejé que las piernas decidieran.

Las piernas lo dejaron claro. ¡Corre cobarde! Salí fuerte, el primer kilómetro, pese a algún obstáculo imprevisto y teniendo que cambiar de ritmo varias veces para evitar atropellos, lo hice a 4:09. No sentía que estuviera yendo demasiado rápido, es curioso cómo cambia correr con gente alrededor que solo. Pensaba que iba más despacio, reservando algo de fuerzas para los dos kilómetros de subida del Paralelo, pero el RunKeeper me chivó que el ritmo era de mejor marca pasado el primer kilómetro.

Llegaba lo peor de la carrera, la subida del Paralelo. Opté por la táctica de dejar que las piernas decidan, era muy pronto para que los pulmones marcaran el ritmo. Levanté el torso, fijé la vista en el horizonte, y maldiciendo la calle que menos me gusta de Barcelona intenté mantener un buen ritmo, acortando algo la amplitud de la zancada y aumentando sólo un poco la frecuencia de la misma. El segundo kilómetro lo hice a 4:08, y el tercero, donde la subida era algo más intensa, a 4:15.

Viendo el ritmo de los tres primeros kilómetros, pensé que no era viable aumentarlo en la segunda mitad, había salido fuerte, en la subida del Paralelo había consumido bastantes recursos, así que empecé a calcular mentalmente qué velocidad debía llevar cada kilómetro para intentar superar mi marca. Contar los kilómetros que llevo y me quedan, y calcular la marca que me saldría, es mi diversión favorita durante la carrera, además de escuchar a Queen y Rocky Sharpe y ver los escaparates y carteles de los comercios. Cuando llevo dos kilómetros no estoy cansado y ya sólo me queda hacer lo mismo cuatro veces más. El kilómetro 3 mola, apenas trescientos metros más y ya llevaré la tercera parte. El cuatro es genial, queda poco para la mitad. El cinco es el mejor, empezamos a descontar. El 6 es básico, cuando se llegue al siete ya llevaremos más de dos tercios y tocará empezar a pensar en el sprint. El 8 es insuperable, queda la quinta parte de la carrera. Y a partir de ahí, ¡a correr!

Íbamos por el tres, ¿no? Encumbré el Paralelo y no quise apretar para recuperar algo de fuerzas. En el kilómetro 4 daban agua, pero no tenía pensado cogerla, y había que tener cuidado con los incidentes de los sedientos... :) Así que el cuarto y el quinto los hice a 4:14 y 4:18. Había conseguido alcanzar un buen ritmo, se corría muy cómodo por calles anchas, sin aglomeraciones, iba adelantando gente y el ritmo de todos era muy bueno, como se intuía, el día era ideal para correr. Me sentía cómodo y aún me quedaban fuerzas para la segunda mitad, ya había recuperado el esfuerzo de la subida.

Empecé el sexto kilómetro calculando que podía superar mi marca, pero había que bajar bastante esos 4:18. El descanso me sentó bien después de la subida del Paralelo, sabía que había otro repechón en el séptimo, pero no podía permitirme bajar el ritmo. Subí una marcha y vi que podía rascar unos segundos cada kilómetro, conservando fuerzas para subir otra más en el siguiente. El sexto lo hice a 4:16, 4:13 el séptimo, 4:12 el octavo, ¡y a falta de dos ya empezaba a notar que se iba a encender la luz de la reserva!

Es en ese momento en el que hay que hacer el delicado cambio de cabeza por piernas. Al menos en mi caso, las piernas no van tan ligeras como al principio, inconscientemente tiendo a alargar la zancada y bajar la frecuencia de la misma, que es lo mejor que se puede hacer si se quiere correr más despacio... Es entonces cuando la cabeza debe concentrarse en mover más rápido las piernas, luchar contra la reacción instintiva del cuerpo de protegerse suavizando el paso, sin olvidar que hay que respirar con más intensidad para tener el oxígeno necesario para conseguir ese último esfuerzo.

Pude hacer el noveno a 4:10, ¡y llegaba el último! Después de la subida del Paralelo, tocaba una ligera bajada por Via Laietana. La subida del Paralelo la odio, son dos kilómetros viendo traseros y gemelos, en cambio, la estampa de Laietana era genial, un kilómetro de recta en la que sólo se veían cabezas botando y camisetas azules. Ya estaba bastante cansado, intenté apretar un poco más, y cuando me quedaban 500 metros el RunKeeper me echó el último cable y empezó a sonar la música de Rocky III. Intenté mantener el ritmo, enfilé la recta de llegada y vi en el marcador que la marca de Sagrera iba a caer, pero no por demasiado. Esprinté al final, el reloj no llegó a los 43:00 al llegar y cuando crucé la salida casi marcaba un minuto, así que iba a ir muy justo... Además no paré bien el RunKeeper, así que no sabía exactamente qué tiempo había hecho.

Por cierto... El recorrido, aquí está.

Y yo... Estoy en esa foto... En la siguiente que tenían en runners.es ya debía estar subido en el metro... :(



La organización, una vez más, genial. Tras la meta, teníamos más de 300 metros en línea recta, bien anchos, para enfriar, en dirección al Parque de la Ciudadela. Llegando al parque nos dieron una bolsa con agua, Powerade, frutos secos, chocolatinas y una barra de cereales. Genial. Después del obsequio, en el parque, tenían una zona de relax, para acompañantes y familiares, y lavabos de sobra, además de masajes para el que lo quisiera. Me fui a esperar a los otros dos cobardes en el punto de encuentro, nos contamos cómo había ido, y ya empezamos a hablar de qué carreras siguen este mes... :)

Estaba convencido de que había bajado algo mi marca de Sagrera, pero no estaba seguro de por cuánto. Cuando me di cuenta de que no había parado bien el RunKeeper, éste marcaba 42:25. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que crucé la meta, en esos segundos justo después de acabar una carrera, después del último esfuerzo, es difícil conservar intacta la noción del paso del tiempo.

Volviendo a casa, ya en el metro, el último gran detalle de la organización... ¡Un SMS con el tiempo oficial! 42:05, estoy contento con esa marca, aunque por 5 segundos no he podido bajar los 42:00 y optar a otro cajón el año que viene. A no ser que este año los supere, que es mi intención. Creo que en una carrera más llana tengo margen para bajar los 42:00. Intentaré comprobarlo el próximo domingo, iré a los 10K de La Llagosta, Manu también se apunta.

¡Hasta entonces, cobardes!