Ya hace unos cuántos años que me dio por correr, es fácil recordar cuántos, compruebo cuántas veces he corrido los 10K de Sant Quirze, le sumo unos 6 meses, y listo. El domingo 10 de mayo corrí por séptimo año consecutivo los 10K de Sant Quirze, así que ya llevo unos 7 años y medio dándole a las zapatillas y cumpliendo con mis tradicionales 10K de principios de mayo, una vez más en un ambiente casi familiar, pocos corredores, muchas caras conocidas, un bocadillo de butifarra insuperable en el circuito de carreras de Barcelona y un recorrido un poco duro pero divertido.
Aunque este año venía con una complicación adicional, la noche anterior tuve una cena con amigos, uno que va y se casa, no fue mucha cosa, cerveza, cena con vino y otra cerveza, pero a mi edad, irse a dormir a las 3:00am y correr al día siguiente no parece muy buena idea...
Con apenas 3 horas de sueño ya estaba desayunando al día siguiente... Y poco después de las 8:00am en Sant Quirze con Manu dispuesto a no morir en el intento de acabar una carrera en esas condiciones... Calentamiento, protocolario punto 8, y con el estómago no muy católico ya estaba en la línea de salida esperando el momento de empezar a correr...
Empecé tranquilo, algo raro en mí esta carrera, siempre suelo salir como un loco. Fui con Manu los primeros dos kilómetros, y justo después de la primera subida, empezando la bajada del tercero, el cuerpo empezó a enviar señales de que tampoco estaba tan mal, y decidí meter una marcha más.
Comencé a recuperar bastantes posiciones, dosificando las fuerzas en un circuito que ya conozco muy bien, y al acabar la primera vuelta se formó espontáneamente un grupillo de cuatro runners y yo que estuvimos juntos prácticamente toda la segunda mitad de la carrera... Aquí estamos pasando por el kilómetro 5:
La segunda vuelta se me hizo mucho más llevadera que en años anteriores. Ir en una especie de grupo, a un ritmo parecido, ayuda y mucho. Unas veces tiraba del grupo yo mismo, en otros tramos hacía un poco la goma, cuando pensaba aflojar un poco ver que se me iban me hacía apretar y seguirles, y así metro a metro nos plantamos ya en la última subida que empieza poco antes del kilómetro 9. Y fue ahí donde decidí marcharme sin despedirme y apreté un poco el paso, plantándome en meta después de 10 kilómetros y tres horas de sueño en 41:50, ¡a tres segundos de mi mejor marca en la carrera!
Después leí que hubo un problema con el recorrido y que hicimos unos 276 metros de menos, por un error con los conos o con el control en uno de los giros... Eso me cuadra más, porque si casi sin dormir la noche anterior y saliendo los primeros kilómetros muy relajado hago mi mejor marca en una carrera, debo empezar a creer en los milagros... :D
Celebrando nuestros 7 años y medio corriendo...
Vuelta a casa, siesta de escándalo durante la apasionante carrera de Formula 1, y a hacer la maleta, porque al día siguiente me iba a Tokyo de viaje de trabajo.
Eso sí, en la escala en Frankfurt, había que probar la gastronomía del lugar y desayunar adecuadamente y recuperar fuerzas para las casi 11 horas de vuelo... ;)
Llegamos sin dormir, y sin poder entrar al hotel hasta unas tres horas más tarde, así que seguimos comiendo... Y, algo que ya nos parece casi una historia de nuestros abuelos, hasta fumando un purito en un bar...
Los temas laborales son especialmente secretos y confidenciales, así que me centraré en la comida y los entrenamientos... :D
El primer día, paseo para combatir el jet lag y degustación de especies autóctonas en lugares entrañables...
Al día siguiente, madrugón a mi hora habitual y ruta a lo largo del río Meguro, lástima que ya había pasado la época de floración de los cerezos, pero aún así, el paseo es espectacular...
Primer día de trabajo, comida sencillita...
Y cena con nuestros anfitriones simplemente sublime...
Había que bajar esas calorías al día siguiente, así que después de madrugar como mandan los buenos cánones, ruta por el Parque Yoyogi, donde me adelantó un par de veces Yuki Kawauchi rodando a 4:00 min/km... :D La belleza del parque me hizo marcarme un Antonio Navas y sacar fotos por doquier... ;)
No tuve que utilizarlos, pero me dio mucha envidia ver cómo cuidan a los corredores y a los paseantes del parque... Baños cada 500 metros, perfectamente equipados, un lujo si sales con prisa y no te da tiempo a hacer los deberes en casa... En Japón el culto a la higiene y a las necesidades fisiológicas es encomiable:
Más trabajo, más comida, una visita rápida a la Tokyo Tower, ¡y de vuelta a casa!
¡Eso sí, el último desayuno con sake en el aeropuerto no nos lo íbamos a perder!
Y a un recuerdito del viaje tampoco pensaba renunciar... ;)
Mañana, para celebrar la vuelta a casa... 30 km de trail, pero eso ya será otra historia.