No, no es una tarta de manzana, aunque es verdad que sí no te fijas mucho lo puede parecer. Es un
pastel de patata relleno de jamón y queso que está para chuparse los dedos.
La única pega que le pongo a este pastel es que tarda una hora en hornearse y no hay quien soporte ese olorcito durante tanto tiempo sin poder hincarle el diente.
Está rico recién hecho, pero es que al día siguiente está igual de rico, en frío o templado un poquito en el horno o en el microondas.
Mis hijas, cuando llegan del colegio, lo primero que preguntan cuando entran por la puerta es ¿ qué hay de comer? será algo rico ¿no?. Cuando toca comer legumbres o alguna verdura que no sea de su agrado bufan un poco, aunque luego se lo comen más o menos sin rechistar. Cuando el otro día llegaron del colegio, la frase fue: " qué bien huele mamá, seguro que has hecho algo rico!!". Les gusto a rabiar, no paraban de decir, uhmm, uhmmm, y yo más feliz que una perdiz!
Para preparar este delicioso pastel solo necesitáis patatas, cebolla, huevos, harina, nata o leche entera y jamón y queso para el relleno.
Para el relleno he usado queso raclette, pero podéis usar cualquier queso en lonchas que funda bien. Lo hemos probado con leche entera y con nata, sale rico le pongas lo que le pongas. Y también lleva un toque de especias y orégano, pero esto también lo dejo a vuestra elección. Tengo costumbre de darle un toque de nuez moscada a muchas comidas, y el orégano no falta en mi despensa tampoco, y por supuesto la pimienta en grano recién molida que la usamos a diestro y siniestro toda la familia.
Sí os ha gustado la pinta del pastel por fuera, supongo que estaréis babeando de ver el interior, está rico a rabiar. Esta receta no podéis dejar de hacerla, además ahora que por fin tenemos buen tiempo y apetece salir de casa, de excursión, picnic, incluso por Almería ya hay quien ha empezado con las sesiones playeras, es una opción más que buena para llevar de picoteo.
Nos vemos el jueves con nueva receta!