martes, 13 de diciembre de 2016

Noches


Viajar en silencio por una ciudad desierta. Deslizarte sigilosamente por las calzadas que hace apenas unas horas eran un infierno de acero y humo. La tenue luz de aquel farol, sin una Lily Marlene debajo, parece más tenue y menos luz. A la espera del estallido, la metrópoli se deja acariciar y ronronea con las notas bajas y roncas de los camiones de la basura cantando sus letanías. La ciudad junta a Dios y al Diablo, que decía Gurruchaga. Y no se escribe "Savoy" con neones, ni bailan Ginger y Fred en las terrazas. A lo lejos, como mucho, te arañan los oídos los acordes de un reguetón cansino y ya casi mesetario. El mar, es cierto, no se puede concebir. Mientras todos duermen, viajo por la ciudad dormida, la ciudad sin leyenda de ciudad sin nombre, sin garantía de ciudad perdida y sin vocación de ciudad pérfida. La ciudad donde vivo es un niño cargando un fusil...pero un niño, al fin y al cabo.

Y la luna llena, que hoy trae un velo de nieblas, ya ha hecho su primera sangre. Cerca del corazón de la urbe, su cuerpo desarticulado dibuja un absurdo sobre el asfalto. Gris sucio y rojo intenso. La ciudad paga el tributo. La luna llena se arropa. Y casi no se distinguen los luminosos de las aseguradoras entre visillos de vaho. Solo una cosa es segura. La tengo a mis pies.

 Y la noche no se para, y somos los cuervos que vuelan llevando las malas noticias. El tiempo se va cristalizar en los oídos de alguien y nosotros seremos testigos. Luna llena. Noche negra. Niebla sucia.

Y el llanto de una mujer lo rasga todo y le pregunta a un dios ausente por las causas. Se rompe hasta la oscuridad. Se rompe el alma. La ciudad donde vivo es un monstruo con siete cabezas.

Y en las fachadas hay sarpullidos de colores que anuncian que se venden pisos, desde los limpiaparabrisas de los coches aparcados unas orientales ofrecen placeres divinos por tan solo treinta euros y en cada portal una cesta rebosa de papeles irisados que te recuerdan que hay productos hasta con un treinta por ciento de descuento. Baja un frío cruel de lo alto y se acurruca en los huesos. La vida duele.

Y cuando todo termina vuelve la ciudad silenciosa, agazapada barruntando el caos trepidante que se le avecina. Viajar por la ciudad dormida. Con el espectro de que la niebla es la nada a punto de engullir Fantasía. Buscando en la agenda del móvil el teléfono de Attreyu, aun sabiendo que estará apagado o fuera de cobertura.

Buenas noches, buenos días. Malas noches, malos días. Malos tiempos para la lírica.

domingo, 11 de diciembre de 2016

LA RIOJA: COMARCA DE CAMEROS 2/4

     Abandonamos Ortigosa para llegar a Peñaloscintos, curioso y hermoso pueblo de buenas casas de piedra y/o entramado de madera, dispersas por un bosque.

     Nos acercamos ahora al embalse de González Lacasa, situado en un bello entorno boscoso de pino y roble, donde se pueden practicar diversos deportes acuáticos. El Club Náutico "El Rasillo" ofrece unas instalaciones apropiadas para ello, con embarcadero, pantalán, restaurante, etc. Y junto a él tenemos un conjunto de playas vírgenes, unas de arena y otras de hierba, aptas para el baño, además de sendas que circundan el embalse por las que podemos dar bonitos paseos disfrutando del entorno.

     Al lado se encuentra el pueblo de El Rasillo de Cameros, donde destacan sus hermosas casas de piedra rojiza y la cantidad de plazas y plazuelas que tiene la localidad.

     Montemediano de Cameros igualmente cuenta con buenas casas de piedra, destacando también su plaza, que tiene una interesante fuente con un alargado pilón y el lavadero.

     Cerca se encuentra el pueblo de Nieva de Cameros, desde cuya entrada tenemos una preciosa estampa de su casco urbano encalado en la ladera de la montaña, y encima una enorme peña coronada por una torre de vigilancia. Por el interior veremos una fuente de sillería de 5 caños con una cruz en lo alto, y en el exterior de la iglesia un sistema de contrapesos muy curioso para hacer sonar la campana. A la ermita de la Soledad se llega por un pequeño parquecillo que hace de mirador sobre la montaña.

     Torrecilla en Cameros es una localidad situada junto al río Iregua, en un bonito entorno de ribera y montaña. El paseo fluvial es una preciosidad, junto a un hermoso puente medieval de piedra con un alargado arco de medio punto. Entrando al casco urbano veremos el ayuntamiento, junto a un mirador con buenas vistas, y subiendo por sus estrechas y empinadas calles llegaremos a lo alto del pueblo donde se encuentra la ermita de San Antón, junto al monumento al Sagrado Corazón, con unas panorámicas impresionantes del pueblo, el río y la montaña.

     Llegamos ahora a Gallinero de Cameros, pueblecito de apenas un puñado de casas, pero muy bien arregladas de piedra rojiza. La iglesia tiene un interesante porche con varios arcos de medio punto, y enfrente hay una fuente que vierte sobre un gran pilón, cuya trasera da al lavadero, saliendo el agua por un pequeño acueducto que salva un pequeño arroyo, y la dirige hacia las huertas cercanas.

     Saliendo del pueblo, y subiendo a un cerro por una sendita en zig-zag, llegamos a una ermita que hay en lo alto, donde tenemos bonitas vistas del pueblo y del hermoso entorno natural.

SALUDOS

EL RURAL

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