Tras enfrentarse a un pequeño grupo de
guardias que realizaban su pertinente ronda de vigilancia, decidieron
que el mejor camino a seguir era volver por la peligrosa celda del
enorme troll. Sabían que era un riesgo a correr, pero mejor que
tener que enfrentarse al resto de celadores armados de la prisión de
Frysev.
Deshaciendo camino, y esta vez con algo
más de coordinación y estrategia de grupo, consiguieron traspasar
el cubil de la criatura troll sin demasiados problemas. Salvo que...
Uno de los ataques del monstruo,
alcanzó a Logan (el prisionero que habían liberado y sospechoso de
ser en realidad un licántropo) provocando en el un estado
preocupante y algo alterado. Era evidente que su transformación a
hombre lobo comenzaba a manifestarse...
En este punto, el grupo tenía serias
dudas sobre qué hacer con él: matarlo o dejarlo en libertad.
Finalmente, y con remordimientos de Akela, dejaron a Logan atado pero
con facilidades para liberarse. Llegar a volver a ver la luz del día,
dependería de él solo.
La salida de la prisión fue rápida y
sin demasiados problemas. Acto seguido y sin perder tiempo, llevaron
a Grigor en presencia de Gemell, tal como habían acordado.
Ahora solo faltaba realizar el último
de los encargos y podrían conseguir el antídoto para Akela. Un
último trabajo para liberarse de la deuda con Gemell.
La misión consistía en entrar en la
torre de Frysev y robar un libro en el que Gemell estaba
especialmente interesado: un tratado nigromántico visirtani.
Evidentemente, los aventureros no conocían su contenido, solo el
título del volumen: Kitab al-Azif.
Encargo especial para ladrones
expertos, el grupo se dispuso a introducirse en el torreón y
sustraer el libro con la máxima rapidez posible.
El primer obstáculo con el que se
encontraron, fue un panel en el que aparecían muchos y variados
símbolos desconocidos para todos ellos. Tras analizar la situación,
llegaron a la conclusión que debían activar uno de los iconos, para
poder abrir el muro que les barraba el paso.
El recuerdo de uno de ellos, les llevó
a la llegada a Frysev y cunado salvaron a Niobe de la paliza de
aquellos maleantes. Recordaron que uno de ellos llevaba un pequeño
pergamino con un dibujo que aparecía en el panel del torreón. Era
el de un punto negro...
Desafiaron a la fortuna, presionando el
dibujo del punto negro, activando el muro y consiguiendo que este se
abriera.
Habían superado el primero de los
enigmas, pero aún no tenían el libro en su poder. Otro muro les
frenaba el avance...
Este segundo muro era algo enigmático:
mágicamente, apareció una boca que parecía decir alguna
cosa...”comida”? Algo extraño, sí, pero no era momento para
poner en duda los métodos de seguridad del torreón. Tras darle algo
de comer, el muro se abrió de nuevo para dar paso a un pasillo con
inscripciones en el suelo.
A cada baldosa, una letra... Como
debían traspasar aquel pasillo que, suponían, estaba plagado de
trampas?
Siguiendo la nota que habían
conseguido de los bandidos, obtuvieron (no sin discusiones) la
respuesta al enigma: debían pasar por las casillas que seguían la
frase “Mi querido Svennard”.
Tras superar el pasillo, llegaron a la
sala donde se encontraba el volumen demandado por Gemell: el
Kitab al-Azif.
Era momento de saldar la cuenta con el
mafioso de Frysev, no sin tener cierto temor en entregar un libro
nigromántico a un peligroso ciudadano de aquella peligrosa ciudad.
Tras la entrega y obtener el antídoto
para Akela, decidieron salir cuanto antes de Frysev. Un unicornio les
estaba esperando, y el grupo quería volver cuanto antes a Robleda y
olvidar todo aquel asunto.
Tras unos días de tranquilo viaje,
llegaron al bosque donde decían podía encontrarse el legendario
Karkadann. Pero no solo habitaba aquel lugar la mágica criatura, si
no otros peligros, como el que tuvieron que hacer frente: una arpía.
Consiguieron abatirla y arrancarle la
vida, continuando con su búsqueda...
Fue entonces, cuando consiguieron
encontrarse cara a cara con el unicornio. Solo Akela y Ginebra,
conseguían acercarse sin asustar al animal astado. Estaban a escasos
metros de la criatura, querían conseguir el cuerno sin provocar daño
alguno al animal...pero una flecha salió disparada de uno d ellos
arcos de la guardia de la princesa, hiriendo de muerte al mágico
ser.
La ira y el enfado se desató entre los
componentes del grupo: era necesario matar al unicornio? Porqué no
se había respetado aquella decisión?
Todos miraban con desprecio al soldado
arquero y con furia a la princesa, hermana del califa. Aquella misión
no había salido como habían deseado, y solo querían acabar con
ella cuanto antes.
Obtuvieron el cuerno e iniciaron el
regreso a Robleda...
Solo el mensaje tranquilizador de los
paladines, alegró un poco el final de la aventura: sabían que, aún
y la muerte del unicornio, esta era una criatura eterna e
inmortal...renacería de la muerte para volver a correr por aquellos
bosques.
El camino de vuelta fue triste,
silencioso y cansino. Era momento de descansar, sanar heridas y dejar
atrás aquel estúpido encargo para que un califa tuviera
descendencia.
Llegaron a Robleda y entregaron el
cuerno, obtuvieron su recompensa y las disculpas de una princesa
arrepentida de todo lo sucedido.
Era momento de olvidar...