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martes, 9 de diciembre de 2014

TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN









 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Esta película se inspira en la extraordinaria novela de Lionel Shiver. Aunque la película no puede recoger todos los matices del texto y presenta algunas variaciones con respecto a él, la verdad es que nos encontramos frente a un filme muy interesante e impactante.
 Tilda Swinton realiza uno de sus papeles más inspirados en el dificil  papel de la madre. Ezra Miller es un joven actor que es capaz de dar la máxima veracidad al complejo personaje de Kevin. Todo ello bajo la firme dirección de Lynne Ramsay.
 La historia es tan trágica como enigmática. Y detrás de ellas se abren múltiples interrogantes. El primero de los cuales es que lleva a Kevin a ser lo que es y a hacer lo que hace. Necesario en el sentido que parece ir tejiéndose un hilo que lo conduce al acto terrible, como si se cumpliera el aforismo de Heráclito : el carácter es el destino. Porque, en el fondo, lo inquietante es que vemos como se va formando una personalidad a partir de una relación sádica con la madre. la ambivalencia de la madre solo recibe la respuesta agresiva del hijo y ambos quedan atrapados en un círculo infernal. El resto es, para Kevin, un simple escenario para esta relación. Los otros, simples piezas con las que Kevin juega para su guerra implacable. Y no hay ley que se interponga en este goce mortífero. El padre no existe como tal, no tiene una función simbólica de interdicción, de separación. La madre tampoco representa la ley, excepto el momento en Eva le da un fuerte empujón y lo lesiona, que es por cierto el único acto que a Kevin le merece un respeto. Todo ello nos lleva a la cuestión del Edipo y del declive del padre. Y también a la pulsión de muerte, que parece ser la fuerza que estructura toda la historia. 
 Psicópata, psicótico, perverso...y sus causas. esta es la pregunta sin respuesta de la película, a la que ni el propio protagonista puede responder.