domingo, 29 de marzo de 2020

LA HIJA DE UN LADRÓN


Escrito por Luis Roca Jusmet

"La hija del ladrón" es una buena película española de cine social. Viene a ser un retrato duro y veraz de la vida de una chica de veintidós años que debe lidiar cada día con las dificultades cotidianas. La extraordinaria interpretación de Belén Fernández nos permite la inmersión en este personaje tan ambivalente, que por una parte representa la fuerza y por lo vulnerable. La historia sucede en la Barcelona periférica, en esta Cataluña donde viven hombres y mujeres en condiciones más difíciles. Que hablan castellano, que no tienen igualdad de oportunidades y que se esfuerzan por sobrevivir en las condiciones más precarias. Pero no hay que olvidarse de la figura del padre, del ladrón, excepcionalmente representado por Eduard Fernández. Un personaje que fácilmente podría caer en el tópico pero que muestra, en su patetismo, en su impotencia, incluso en su desvergüenza, un fondo de humanidad. 
 Me parece que Belén Funes ha sido capaz de realizar un filme que merece ser visto. Aunque después de verla quedemos impregnados por la profunda tristeza que desprende la película. Aunque esta humanidad que también transmite en todo momento acabe siendo la tabla de salvación.

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domingo, 22 de marzo de 2020

LOS MISERABLES




Escrito por Luis Roca Jusmet

"Los miserables" me parece un documento muy preciso de la realidad social de los suburbios del extrarradio de París, donde se vive un microcosmos de mal vivir en el que late una violencia que en cualquier momento puede explotar. Ladj Li, que se crió en un barrio similar, transmite la experiencia de un niño perdido que, finalmente, solo puede expresarse a través de la violencia ciega. La película tiene un buen pulso narrativo, acompañado por una banda sonora muy adecuada y con unas excelentes interpretaciones. Nos sumergimos en el ritmo cotidiano de los tres policías, pero también en el del barrio. No es un problema de identidad, es un problema de oportunidades. Pero esta misera cultural y social hace que los grupos fundamentalistas tengan un perfecto caldo de cultivo al ofrecer algo de sentido a vidas sin rumbo. Una trama de pequeños poderes que se entrecruzan en las pequeñas batallas diarias. Pero cuando la situación es tan explosiva de pequeñas causas pueden surgir grandes efectos. La humillación, la frustración y la rabia desencadenan pulsiones agresivas que son solo destructivas. 
 Una buena película, sinceramente. No hay ni buenos ni malos, todos son actores y víctimas al mismo tiempo. Todos son, en el sentido que apuntaba Victor Hugo, los miserables de la sociedad. Incluso los policias, que no son ni los buenos ni los malos. Son solo un efecto más de una realidad social.