En esto de apiolar al prójimo, yo me considero un clásico, un guardián de la tradición, casi un romántico.
Un buen nudo, una rama aparente, un bonito atardecer…
Y ver cómo se balancea el finado al extremo de la soga mientras dulcemente cae la noche.
Bueno, sí; pero, ¿qué me dices, como apuntaba Krahe, de la hoguera, eh?
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazos.
Tan sugerentes como siniestros, así son tus textos.
ResponderEliminarMe alegra visitarte de nuevo.
Un abrazo.
Esto ha gustado mucho a todo el mundo toda la vida de Dios, lo que pasa es que ahora nos hemos vuelto muy estupendos. Ah, esas ejecuciones públicas seguidas por los probos ciudadanos en masa. ¿Estarían ahora las plazas vacías o llenas? ¿Perdería audiencia el "Sálvame"? Anda, romántico, que eres un romántico...
ResponderEliminarQuita, quita Antonio: ponte a recoger leña, el pestazo a carne quemada, los gritos desgarradores, limpiar las cenizas... Menuda trabajera.
ResponderEliminarDonde esté la elegancia del balanceo.
Abrazo culpable.
Bienvenida de nuevo, Mercedes. No sabes cuánto me alegra tu visita.
ResponderEliminar¿Todo bien por ahí?
Beso.
Olga: es que los espectáculos, en siendo gratis, pues viva la Pepa.
ResponderEliminarLo malo es que en este caso el actor no repite función.
Beso.