Mostrando entradas con la etiqueta Espijoules. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Espijoules. Mostrar todas las entradas

Gran Diedro del Espijoules ¿Una bellefonada o una chavierada?

31 de agosto--- Carlos y Lorenzo--- Me lo decía mi abuelita, Me lo decía mi papá, Me lo dijeron muchas veces… Se me olvidaba muchas más. “Escala el Diedro del Espijoules que te encantaraaaa”---- Bueno, la verdad es que no se me olvidaba, eso lo pongo porque es lo que decía la canción, pero hace muchos, muchos años que quería escalar esta superclásica pirenaica y no había forma de encontrar con quién; “que si ya la he hecho, que si qué lejos, que si ya he quedado con otro…”
Al final Carlos (pronúnciese Calo con acento andaluz) que el pobre no sabe lo del libro de cómo decir NO, accedió a venir y allí que nos plantamos la tarde-noche del viernes en las Granjas d’Astau, en el valle d’Oô.Teníamos dudas de si subir en el día desde abajo en el más puro estilo Chavierano o ir a dormir al refugio de Espingo y cambiar un par de horas de subida por un par de horas de dormida. Al final el guarda nos aclaró todas las dudas “imposible, no hay plazas”
A las seis de la mañana del sábado, a la luz de las linternas, empezamos el largo peregrinaje, cuatro horas y pico, hasta la base del Diedro. Por delante de nosotros una sola cordada con la que no llegamos a contactar y por detrás una densa niebla que sí que contactó con nosotros pero que solo sirvió para dar un poco de ambiente a las fotos y para no dejarnos ver el paisaje pero que no nos molestó más. La escalada, como ya todo el mundo decía, fácil (IV, IV+ y un paso de V), bonita y con una roca, en general, muy buena. Subir un tresmil escalando siempre es muy satisfactorio y la verdad es que la gozamos, tanto Carlos como yo. Tampoco es que la regalen, porque hay que escalar, pero en ningún momento te apura. Hay numerosos clavos, viejos pero buenos, y donde no, se puede asegurar al gusto.
El largo clave lo afrontamos directamente, por una fisura ancha, desde abajo algo repelente, pero que se sube bien y está perfectamente asegurada. Una gozada. Total unas cuatro horas y pico con el zócalo incluido que hubo que escalar por la derecha, un poco más expuesto, para evitar un nevero. Y el descenso desde la cumbre, 2.000 metros de desnivel pero por un paisaje de lagos y cumbres muy bonito, otras cuatro horas a buen ritmo. Total trece horas de nada, de coche a coche, ya digo, en el más puro estilo Chavierano.