Amanecer en el Mont Dolent |
VACACIONES ALPINAS 3 y algunos consejos
Diedro Central al Plateau du Jardin, Argentière
Cuantas historias…
A punto de celebrarse el 200
aniversario de la Compañía de Guías de Chamonix (2021), descubrir la intensa
relación entre algunas familias del valle y algunas montañas. Como
los Ravanel de Argentière, guías generación tras generación, y
cada una de ellas dejando su huella tanto en las caras norte de Argentière como
en sus paredes de granito dorado.
Aproximando al Plateau du Jardin |
Reencontrarse con nombres cuyas historias dejaron profunda huella en el impresionable “apprenti montagnard” que era uno
hace 35 años. Como Georges Bettembourg, hijo del valle al que siempre regresaba
con placer, para escalar o en busca de cristales, entre expedición y
expedición. Él mismo guía y de familia de guías (sobrino nieto de Armand
Charlet), dejó un buen número de vías en las soleadas paredes de Argentière,
antes de perder la vida por un desprendimiento mientras buscaba cristales.
Desprendimientos que cada día se vuelven más frecuentes… Todas sus
vías tienen un sello peculiar: duras, comprometidas, poco equipadas… Líneas que
resigo en los croquis de escalada y que me hacen soñar, aunque ¡ay!, ya se me
haya pasado el arroz. ¿O tal vez no?
Las fisuras del Diedro Central |
El primer largo |
Historias más cercanas. A fines de
los 80 o comienzos de los 90, un verano en los Alpes. Juan en compañía de Josu, acampando en el glaciar de Argentière. Condiciones óptimas en
las caras norte. Óptimo estado de forma, tras escalar poco antes la Major al
Mont Blanc, (via glaciar hoy del todo desaconsejable por el riesgo de caída de
seracs). Por una vez, las previsiones de la meteo fallan, una borrasca
imprevista pilla a un monton de cordadas en fregados de envergadura, los
helicópteros no dan abasto. Se rumorea que a los días se montó una mani
espontánea de alpinistas protestando por el fallo en la previsión. En
Argentière cae una copiosa nevada. Las caras norte están impracticables. Juan y
Josu miran al otro lado, a las paredes que el sol de verano seca con rapidez.
Como escalada de consolación, se dirigen al Diedro Central del Plateau du
Jardin.
Y ahora nosotros, intentando vivir
nuestra propia aventura en plena ola de calor, en julio del 2019. Y para
despedirnos de Argentière, nos dirigimos también al Diedro Central, que será
tal vez la escalada de roca más clásica de todo el circo, y una de las más
bellas.
En el 2º largo |
El Plateau du Jardin, pese a su
nombre, es la primera pared de envergadura que aparece según subes hacia el
Ref. de Argentière. De hecho se alza sobre la senda al refugio una media hora
antes de llegar a este. Una bella muralla de unos 200 m, surcada por fisuras
y diedros, bastante vertical. Más o menos por su centro, Roland Ravanel y
François Simatas abrieron en 1972 esta vía que asciende hasta la cima del
Plateau. Pero subirla hasta arriba implica descender por un nevero a otra
vertiente, lo cual supone portear botas, crampones y piolet. Por eso se ha
convertido en habitual escalar los primeros seis largos, unos 200 m, hasta el
fin de las dificultades, para luego rappelar cómodamente hasta la base.
Seguimos en el 2º |
Tras nuestra escalada al Minaret y
una noche en la que el cansancio, la euforia y los ronquidos no me dejan dormir
demasiado, me despierto sin embargo fresco y descansado. A eso de las 9:00h,
tras desayunar y hacer la mochila, nos despedimos de los guardas. En poco más
de media hora de aproximación balizada ( que coincide con la normal a la Aig.
d´Argentière) y sin pisar nieve, estamos en la base de la vía, que se localiza
con facilidad: un tajo rectilíneo que se estira y estira hacia el cielo.
Bavaresa en el 4º largo |
Empezamos a la sombra, pero no hace
frío. Enseguida tengo la misma sensación de ayer en el Minaret. La vía me
parece más difícil de lo que el croquis sugiere. La escalada es bella pero más
bien atlética: en realidad, recibimos un buen master en bavaresas. Así que los V parecen V sup, y hay que dar un buen apretón en un tramo
de dulfer vertical de 6a. Pero por
otro lado no tiene la envergadura de la de ayer, y el descenso en 4 rappeles no
parece para nada problemático, así que hay menos “seriedad” en el ambiente. Los
primeros cuatro largos están muy pelados, en algún momento echo de menos el
camelot del 4, o no tener el del 3 repe. Pero bueno, nos arreglamos con lo que
tenemos. Es un placer ver a los compañeros desde la reunión, repitiendo esos
movimientos tan peculiares mientras las líneas de la pared se pierden hacia
abajo.
La sorpresa llega en el 5º largo,
pero esta vez es agradable, je je. Mirabamos con aprensión la travesía a la
izquierda para esquivar unos techos que el croquis graduaba de 6a. Una vez allá,
resulta ser una sección cómoda, y bien
protegida por dos pitones. Y tras la sequía de clavos, es curiosa la cantidad
de ellos que hay en el último largo, para acabar con toda tranquilidad. ¡Cómo
cambia la percepción del terreno la falta de material fijo! Y eso que se trata
de clavos.
En la 4ª Reunión |
En cuatro horas y media escalamos
los 6 largos y rapelamos, con la sensación de haber recorrido una pequeña
maravilla. Una hermosa manera de terminar nuestra estancia en Argentière. Y en
mi caso en los Alpes. Pero antes tenemos que desandar cerca de 1700 m de
desnivel, primero por glaciar y pedreras hasta el Ref de Lognan (2032 m), y
luego, y lo peor, por incómodas pistas de esquí bajo un sol de justicia hasta
el parking de la estación de Grands Montets.
Vista del 6º largo |
Al día siguiente a las 9 de la
mañana Txingu y Axi me acompañan a la estación del tren de Chamonix, donde me
espera un largo viaje de vuelta a casa. Es el final de una semana intensa,
agotadora y emocionante que espero repetir en años sucesivos, antes de que se
me pase el arroz…
Todas las escaladas las hemos
realizado con doble cuerda y unos 15 expreses. Llevábamos fisus, aliens y un
juego de Camelots hasta el 3, repitiendo desde el 0.5 hasta el 2. Y cintas para
picos de roca, muchas cintas de diferentes tamaños. En algún momento hemos
echado de menos alguna otra pieza grande, pero bueno. Las reuniones o están
montadas o se montan fácilmente en picos de roca. No llevamos pitones, pero
creo que unos pocos no vendrían mal en caso de embarque, a la subida o a la
bajada.
Saliendo de la vía |
Para las aproximaciones, basta con
botas de trekking y crampones ligeros. Este año las abundantes nevadas
primaverales facilitaban el paso de la rimaya, pero no siempre es así. Un
estudio reciente constata que casi un tercio de las “100 mejores” históricas han
sido bastante o muy afectadas por el cambio climático. Muchas de ellas son vías
glaciares, que ya no son practicables en verano, pero también hay muchas vías
de roca cuyo acceso se complica cada vez más. Y eso sin hablar de las tres vías
que directamente ya no existen.
4 rappeles limpios |
La fusión del permafrost que cementa
las paredes alpinas tiene como efecto el que los desprendimientos sean cada vez
más frecuentes. Hay que adaptarse a las condiciones cambiantes e informarse
sobre el terreno. Y por suerte, Chamonix con su Maison de la Montagne es el sitio adecuado para ello. Y aun
y todo, la experiencia de la escalada en estas hermosas agujas graníticas,
rodeado de glaciares, es fascinante y adictiva. Por la belleza de sus líneas,
por su historia, por su peculiar ambiente.
Por ahí hemos subido |
Se ha convertido en un tópico hablar
de la masificación de Chamonix. Sin embargo, hemos estado tres días escalando
completamente solos en la montaña. Y no es que hayamos elegido vías
desconocidas, o especialmente duras, o lejanas a los refugios. Se ve que todo
el mundo se amontona en las mismas zonas, pero más allá de Envers hay mucho
terreno por explorar.
El plateau du Jardin, se adivina la línea |
Como esas vías, hermosas y duras,
con las que se estaba midiendo una cordada de chicas españolas con las que
coincidimos en Argentière. Singe bleu, Rasta metal, Versant Satanique... Paso
las páginas de la guía y vuelvo a ojear los croquis. ¡Que buena pinta tienen,
lástima que se me haya pasado el arroz! O tal vez no…
Lasarte anaiak