Mostrando entradas con la etiqueta Bienal de San Pablo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bienal de San Pablo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de octubre de 2010

ARDE SAN PABLO II: EL TURNO DE LOS CURADORES JEFES


El 26 de septiembre subí la declaración de los artistas participantes de la Brigada Argentina por Dilma, parte de la acción de Roberto Jacoby en la actual Bienal de San Pablo. Ahora son los curadores jefes de la Bienal quienes dan su versión. Acá en el sitio de la Bienal, y acá en castellano, en la traducción que ha hecho el sitio Curaduría Forense, que además viene cubriendo diariamente el escandalete. 
Mientras Jacoby declara: 

"Si los curadores y las instituciones no puede soportar las consignas con las que convocan: Arte y Política, Arte en los márgenes, que retornen a las naturalezas muertas, los potiches chinos, los artículos de decoración de moda, en fin, hay muchísimas opciones a su disposición. Pero que no ensucien las banderas que no están dispuestos a defender."
Los curadores responden. Segundo round!

"La posición de la víctima en la que el Sr. Roberto Jacoby se coloca no se corresponde con la naturaleza de sus acciones durante todo el proceso que precedió a la apertura de la 29ª Bienal de São Paulo. Además de los hechos ya señalados anteriormente, el artista y otros miembros de la “Brigada Argentina por Dilma” crearon, a lo largo del montaje de la muestra, situaciones que tienen por objeto sólo inflamar los ánimos entre el grupo y la institución en una practica que deja al descubierto las prácticas políticas que Sr. Roberto Jacoby realmente aprecia. Lo más grave es que esas prácticas tenían como objetivo principal el trabajo de otros artistas en la muestra, que en dos casos fueron literalmente escalados por los miembros de la “Brigada Argentina por Dilma”, poniendo en peligro su integridad (lamentables acontecimientos que presenciaron decenas de personas que trabajan en el edificio, incluyendo en una de sus ocasiones uno de los curadores en jefe). La falta de respeto explicito por el trabajo de otros (también expresado en provocaciones verbales durante todo el proceso de montaje) dice mucho del grado de autoritarismo que la práctica del Sr. Roberto Jacoby contiene, aunque disfrazado de corrección política."

domingo, 26 de septiembre de 2010

ARDE SAN PABLO

Arde San Pablo: el fantasma de la política en la Bienal

"La 29º Bienal de San Pablo está anclada en la idea de que es imposible separar el arte de la política". A tenor de lo sucedido en las últimas 48 horas, hay serios motivos para dudar de la honestidad de esta declaración.
La obra de la Bienal de Sao Paulo que promete ser la más interesante no ha sido realizada por ningún artista, sino por la propia institución cuando ordenó cubrir unos imponentes paneles con papel de embalar, para impedir que puedan verse dos ampliaciones fotográficas: el rostro amistoso y atractivo de Dilma Rousseff frente al gesto agrio de José Serra, su opositor socialdemócrata en las elecciones a la presidencia de Brasil.
La obra propuesta por el argentino Roberto Jacoby ha consistido en socializar su espacio para que sea gestionado por una Brigada Argentina por Dilma que se dispuso a diseminar abiertamente propaganda favorable a la candidata del Partido de los Trabajadores en sucesión de Lula, apostando a ser parte del momento histórico excepcional de unidad, solidaridad, redistribución y democracia que se abre en América Latina.

De acuerdo con la —poco convincente— justificación hasta ahora emitida por la Fundación Bienal de San Pablo, un informe de la Procuraduría Electoral General habría decretado que la obra incurre en un "delito electoral" por quebrantar la Ley que impide la "vehiculación de propaganda de cualquier naturaleza" en espacios cuyo uso dependa de los poderes públicos. Sin embargo fue la propia Bienal la que concurrió a sede judicial para denunciar la obra que habían invitado.

Uno de los curadores de la Bienal, Agnaldo Farias, ha declarado a la prensa que "no podemos contestar la decisión de la justicia, porque corremos incluso el riesgo de que nos lleven presos. Si hubiésemos conocido de antemano que se trataba de Dilma, sabedores de que habría habido problemas, hubiéramos avisado al artista". El argumento de los curadores de que habrían “sido sorprendidos” por el desarrollo de la pieza no se sostiene, ya que la misma fotografía censurada figura tanto el catálogo de la Bienal como en su sitio web.

A esta afirmación pusilánime no se puede sino responder con una pregunta: ¿qué piensa un curador de arte establecido cuando invoca la palabra "política"? Más allá de este caso puntual, no son infrecuentes las propuestas curatoriales que apelan a la relación “arte y política” para exhibir cementerios documentales o retratos de pobres o raros distantes. Esta obra política de Jacoby se opone eficazmente a esta despotenciación del arte político que ejerce actualmente el mainstream institucional.

Pero ¿qué sucede cuando un artista se toma en serio la necesidad de convertir un espacio artístico en un espacio público, para producir confrontación política —y no falso consenso— en tiempo real y en el mismo vientre del sistema del arte? El alma nunca piensa sin imagen —que así se titula la obra— consiste en algo más que la propaganda electoral favorable a Dilma: el espacio de la muestra asignado a Jacoby se transformó además en una máquina de producir antagonismo entre opiniones diversas, tomando partido e imponiendo al establishment artístico implicarse en una discusión sobre el hecho constatable de que, en un espacio geopolítico como América latina, existe hoy más experimentación, más creatividad y —en definitiva— más esperanza en el área de la política y de lo político —desde las estructuras institucionales hasta el campo de los movimientos sociales— que en el sistema del arte contemporáneo.

Jacoby participa en la Bienal por partida doble, pues integró asimismo el colectivo de artistas, sociólogos, militantes de varias ciudades que en 1968 produjo la histórica Tucumán Arde, documentada erróneamente —y se trata de un síntoma grave y elocuente— en el web de la Bienal como una obra del Grupo de Arte de Vanguardia rosarino. Ésta fue clausurada en la central obrera en Buenos Aires, bajo presiones militares durante la dictadura del general Onganía: su provocación consistía en desbordar el sistema del arte para abrazar el movimiento de protesta social en contra del sistema vigente. A la inversa, El alma nunca piensa sin imagen parece haber sido censurada por instalar en el centro del sistema del arte una actividad a favor de un proceso extraartístico que sucede en la institución política. La Brigada Argentina por Dilma nos lo expone como algo mucho más real —porque resulta más imperfecto y complejo al fin— que la pulcritud inmaculada con que habitualmente brilla la palabra "política" en los textos curatoriales.

 

Buenos Aires/Sao Paulo, 23 de septiembre de 2010.

Integran la Brigada:

Adriana Minoliti, Alejandro Ros, Ana Longoni, Alina Perkins, Cecilia Sainz, Cecilia Szalkowicz, Daniel Joglar, Fernanda Laguna, Francisco Garamona, Florencia Hipolitti, Gastón Pérsico, Paula Bugni, Hernán Paganini, Javier Barilaro, José Fernández Vega, Julia Ramírez, Kiwi Sainz, Laura Escobar, Lidia Aufgang, Lucas Rubinich, Mariano Andrade, Mariela Scafati, Mariela Bond, María Granillo, Nacho Marciano, Roberto Jacoby, Santiago Villanueva, Syd Krochmalny, Tomás Espina, Víctor Florido, Victoria Colmegna.
 
Para enviar adhesiones a la declaración: elalmanuncapiensasinimagen@gmail.com
 
más información acá