Traductor invitado
ANÍBAL CRISTOBO TRADUCE A MICHAEL MEYERHOFER
EL PROBLEMA DE LOS MARTILLOS
El problema cuando tenés martillos
es que en alguna parte los tenés que guardar,
colgados o sino en un cajón
o adentro de una caja de herramientas vacía,
mucho después de terminar la casa
de desmontar el circo y de plegarlo
en la parte de atrás de camiones extraños, que viajan
toda la noche desde Maine hasta Hollywood.
Quiero que me conozcan con tres nombres
distintos, igual que a los actores infantiles y a los
asesinos seriales.
Mi papá guardaba sus martillos en un cajón
y una vez, cuando vino
y yo no estaba en casa, escondió uno pequeño
robado de alguna construcción,
bajo los almohadones del sofá
donde dormía yo. Yo guardo los martillos en mi armario
pero él los encontraba igual. A mí me gustaría ser
como un martillo, creo, y caer todo el día en las cabezas
de los clavos, finos y desprevenidos,
aunque no soy violento en especial y siempre tomo
todos mis medicamentos, si eso importa.
Es verdad, nunca fui bueno
con las matemáticas, desde aquel trofeo
de bronce en quinto grado, y ya sé
que uno no puede comenzar a hablar
o decir en el poema lo nervioso
que se es, pero creo que hay más clavos
que gente, y también más martillos
que gente, y ya me cansa que siempre
me recuerden que no hay nada
construido después de las pirámides
que parezca poder perdurar-
no sólo relaciones, sino también más cosas
como estantes, gobiernos,
el pacto de la circuncisión.
Se dice que el martillo fue la primera herramienta del
hombre,
y me parece lógico: no puedo
imaginarme a un simio con un transportador
ni tampoco un sextante bajo estrellas mojadas.
Pero cuando golpeo, puedo sentir mi propia
cabeza soltándose del asta
de hueso barnizado, y yo sé
que una vez que salga disparada, no volverá a ajustarse
nunca más.
1 Comments:
Es para no publicar:
Errata: "si no, en un cajón".
Es un poema que me encanta y que está muy bien traducido.
M.
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