Blanco en movimiento (Weldon Kees)
Cambió el tono. Aquel que acostumbraba
venir hecho un salvaje al caer la noche
hacia la casa de la luz del día,
es el mismo que ahora no le apunta
nada a ese himno que enterraron sin
paz y como si fuera un enemigo
un mal ayer. Aquel que maldecía
la tijera herrumbrada y el absurdo
alquiler eras vos; y sin embargo
no convence el elogio. He aquí un mapa
desleal para todos tus elogios.
Los monstruos aplaudidos, mientras mienten,
saltan de las ventanas de tu casa
en pos de las noticias de última hora,
acompañados de unos alaridos.
Es buena idea el crespón, también la cruz.
Pero el que acostumbraba hablar bajo una
luz sin piedad ahora enmudeció.
venir hecho un salvaje al caer la noche
hacia la casa de la luz del día,
es el mismo que ahora no le apunta
nada a ese himno que enterraron sin
paz y como si fuera un enemigo
un mal ayer. Aquel que maldecía
la tijera herrumbrada y el absurdo
alquiler eras vos; y sin embargo
no convence el elogio. He aquí un mapa
desleal para todos tus elogios.
Los monstruos aplaudidos, mientras mienten,
saltan de las ventanas de tu casa
en pos de las noticias de última hora,
acompañados de unos alaridos.
Es buena idea el crespón, también la cruz.
Pero el que acostumbraba hablar bajo una
luz sin piedad ahora enmudeció.
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