Domingo de lluvia

Días como estos no dan para mucho más que tirarse a mirar películas. Y seré un hijo de puta, pero a mí estos dos me siguen haciendo cagar de risa. Quienes hemos crecido mirando sus películas, les guardamos un gran cariño. Este segmento es de una de sus obras cumbres, Expertos en pinchazos.

Placeres culposos

Sí, ya sé que somos todos gente re culta e intelectual. Que leemos a Cortázar, somos fans de Monty Python, escuchamos a Tom Waits y miramos películas de Antonioni y Kaurismaki. Y nunca, jamás de los jamases, vimos ni cinco minutos de Showmatch... Pero lo cierto es que todos tenemos nuestros gustos culposos. Aquellas cosas que secretamente disfrutamos pero no le confesamos a nadie. Esos placeres ocultos que no podemos evitar. Esa telenovela, o el programa de chimentos, o aquella película de Jim Carrey que nuestros amigos dicen que es para pelotudos. En fin, todos guardamos cadáveres en el placard.

Tiro la primer piedra, y declaro mi (semi) fanatismo por American Idol. La verdad, me divierte mucho, en especial las etapas preliminares, con esos castings multitudinarios en los que se ve un desfile de personajes insólitos. Me causa mucha risa ver cómo existe gente tan necesitada de fama, y con tan poco talento para obtenerla. Es increíble el grado de ridiculez y patetismo al que llegan ciertas personas. Además, es un muestrario de lo más bajo del ciudadano yanqui. Y lo que me gusta del programa es que no tiene esa cuota pelotuda de "emotividad" que tiene la versión argentina, conducida por Marley. En ésta, los jueces les dan con un caño a los participantes (en especial el inglés, Simon Cowell), y no hay ni llantos ni abrazos ni demostraciones de exagerada emoción. Ni tampoco ninguna ridícula "academia". Acá los pibes cantan (mucho mejor que los de acá) y la gente vota. Nada más.

Pero bueno. En realidad, este comentario es una excusa para que Ustedes me cuenten cuáles son sus placeres culposos. Ojo, me consta que son gente re inteligente, pero alguna cosita deben tener para declarar. Yo ya les conté una mía. Y eso que ni les hablé de las pelis de Olmedo y Porcel. Eso lo dejo para otro capítulo...