Esta semana hemos pasado por dos grandes temas relacionados con los 'límites' de la Democracia. Uno fuera de nuestras fronteras: el asunto de Laden y cómo ejercita su política exterior el Gobierno de los USA. Otro dentro de nuestro país: la función del Tribunal Constitucional en el caso de quitar legitimación a determinadas listas electorales. Este segundo asunto lo dejo para el finde...
John Ford y su blanco y negro crepuscular. Wayne, Stewart y Marvin dando lo mejor de sí mismos. Es 'El hombre que mató a Liberty Valance', western clásico donde los haya, que auna como pocas cintas, el arte, el entretenimiento y la sabiduría.
John Ford y su blanco y negro crepuscular. Wayne, Stewart y Marvin dando lo mejor de sí mismos. Es 'El hombre que mató a Liberty Valance', western clásico donde los haya, que auna como pocas cintas, el arte, el entretenimiento y la sabiduría.
No es la primera vez que hablo del concepto 'ANOMIA'.
Según nos dice Ferrater Mora en su Diccionario es la 'ausencia de ley', no lo contrario a la ley que sería lo ilegal. Lo ilegal es que YA hay establecida una determinada ley que se incumple, para la anomia, NO hay ley alguna, por lo tanto ni hay cumplimiento ni hay incumplimiento. Para que podamos hablar sobre el 'nomos', o sea, la regulación o la legalidad, hay que establecer un 'topos' y un 'chronos', o sea, un lugar y un tiempo concreto. No podemos hablar de nomos si no tenemos topos ni chronos, instaurar una ley en un espacio etéreo y abstracto es cosa de dioses, y hasta la fecha nadie ha demostrado que existan, ni nadie ha demostrado que él mismo sea uno de ellos y pueda legislar en su nombre. A partir de 'este espacio-tiempo' determinado se establece el nomos, la ley, para todos los que vivimos en este topos, lugar, país, nación en un momento determinado de la historia.
Por tanto, ley y lugar de aplicación va unidas de la mano. Son los grupos de personas de un determinado lugar y tiempo el que se dotan a ellos mismo de un nomos, de una ley. La nuestra es la Constitución de 1978, para los que viven y mueren en España. Fuera de este espacio y tiempo este nomos no sirve para nada.
La película ésta de la que hablo, Liberty Valance, cuenta como en USA, en el S. XIX, se pasó de la anomia del Far West al nomos de la política representativa. El personaje de Wayne y el Lee Marvin, los pistoleros, representan la falta de legislación autónoma, es la ley del más fuerte, del más rápido. Stoddard, el personaje de James Stewart, el periodista-abogado-político-famoso, representa los nuevos aíres de legalidad-legitimidad. Pero sus buenas palabras, su discurso racional, su ideas altruistas y maravillosas no logran acabar con Valance. Es el revolver de Doniphan (Wayne) el que acaba con la anomía. La anomia tiene que autoliquidarse para que sea posible la democracia y el nomos de la legalidad. Recomiendo francamente esta película.
Según nos dice Ferrater Mora en su Diccionario es la 'ausencia de ley', no lo contrario a la ley que sería lo ilegal. Lo ilegal es que YA hay establecida una determinada ley que se incumple, para la anomia, NO hay ley alguna, por lo tanto ni hay cumplimiento ni hay incumplimiento. Para que podamos hablar sobre el 'nomos', o sea, la regulación o la legalidad, hay que establecer un 'topos' y un 'chronos', o sea, un lugar y un tiempo concreto. No podemos hablar de nomos si no tenemos topos ni chronos, instaurar una ley en un espacio etéreo y abstracto es cosa de dioses, y hasta la fecha nadie ha demostrado que existan, ni nadie ha demostrado que él mismo sea uno de ellos y pueda legislar en su nombre. A partir de 'este espacio-tiempo' determinado se establece el nomos, la ley, para todos los que vivimos en este topos, lugar, país, nación en un momento determinado de la historia.
Por tanto, ley y lugar de aplicación va unidas de la mano. Son los grupos de personas de un determinado lugar y tiempo el que se dotan a ellos mismo de un nomos, de una ley. La nuestra es la Constitución de 1978, para los que viven y mueren en España. Fuera de este espacio y tiempo este nomos no sirve para nada.
La película ésta de la que hablo, Liberty Valance, cuenta como en USA, en el S. XIX, se pasó de la anomia del Far West al nomos de la política representativa. El personaje de Wayne y el Lee Marvin, los pistoleros, representan la falta de legislación autónoma, es la ley del más fuerte, del más rápido. Stoddard, el personaje de James Stewart, el periodista-abogado-político-famoso, representa los nuevos aíres de legalidad-legitimidad. Pero sus buenas palabras, su discurso racional, su ideas altruistas y maravillosas no logran acabar con Valance. Es el revolver de Doniphan (Wayne) el que acaba con la anomía. La anomia tiene que autoliquidarse para que sea posible la democracia y el nomos de la legalidad. Recomiendo francamente esta película.
Intentando hacer una interpretación del porqué Obama hizo lo que hizo, y mandó a los Navy Seal a por su 'bistec' es ésta: Bin Laden es la anomia en estado puro, el Salvaje Oeste del S. XXI. Obama se convirtió en anomia para acabar con la anomia, porque con la anomia no se razona, se acaba con ella, y no por venganza, para establecer un nomos, una legalidad y, luego, la condición de posibilidad de poder juzgar las cosas. No seré yo quien justifique a Obama, que ya tiene quien lo haga. A mi me ha interesado siempre comprender porqué la gente hizo lo que hizo. Aquí está mi humilde aportación. Estamos ante una de las reflexiones que nos persiguen desde tiempos inmemoriales, el de vivir en un mundo duro y difícil y la posibilidad de cambiarlo siempre por las buenas, por el diálogo, y por la democracia. ¿Hasta dónde llegan las buenas palabras y los razonamientos?
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