Se reaviva en nuestra sociedad un nuevo episodio, profundamente metafísico, de buenos contra malos. Los otros son los malos. Nosotros los bueno. Ambos dicen lo mismo. Como si hubiera una esencia pura y honesta en la izquierda y no en la derecha (o viceversa), en los pobres y no en los ricos (o viceversa), o en los nuevos y no en los de siempre (o viceversa), de manera necesaria, o por mandato divino y cósmico. Y esto de los buenos y los malos, es metafísica rancia y podrida. Como diría Nietzsche, esto son los efectos de la lucha entre la voluntad de poder de unos cuantos.
Soy de los que dice que esto no es una lucha de buenos contra malos. Que no hay esencias eternas ni verdades inmutables. Esto es una lucha por el poder. Joder con lo de la corrupción. Joder con lo de los titiriteros. Es eso, y sólo eso, joderse. Luchar por el poder. Imponer nuevos valores y programas (o mantener los de siempre). Pugnar por el dominio de la sociedad. Pelearse por lo que hay en las cabezas y los bolsillos de la gente. Disputar el voto del ciudadano.
Y esto es lo de siempre. Aquí, en este mundo, había de eso mucho antes de que se instituyera el capitalismo. Que no seré yo el que lo defienda. Pero que había mundo mucho antes. Son seres humanos, agrupados, peleándose por el poder. Nada más, y nada menos.
Los luchadores
Galleria degli Uffizi, Florencia
PD: El que eligen bando pensando que el lado que coge es el bueno, el justo, etc., es un pánfilo (o algo peor). Tienen que mirarse bien dentro. Dejar de mentirse a sí mismo. Eliges bando porque lo quieres es ganar. Que tu poder, asociado al poder de otros, derrote y venza a tus oponentes (esos a los que llamas malos e injustos). Este debe ser un episodio de aprendizaje crucial de la historia de la Humanidad. Conocerse a uno mismo. Y aquí seguimos esperando....