Cada despedida ha estat una gran sorpresa. Per l’estil, com deia, i perquè la protagonista no s’acaba d’entendre del tot: manté sempre el misteri sobre el neguit que l’empeny a abandonar precipitadament els llocs on, després d’un gran esforç, ha aconseguit establir-se i construir relacions personals. Un nomadisme fatal:
Es una y otra vez lo mismo, sin pudor y sin fatiga. No importa si a la mañana o a la noche. Si en invierno o en verano. Si la casa es cómoda, si alguien viene a recibirme. Llego, y quisiera quedarme, y me voy.
I més avall:
Por aquel entonces sólo me di cuenta de que, a los fines cinematográficos, mi habitación había sido pintada de un rojo oscuro y que al poco tiempo este hecho me pareció inadmisible; la pared se me caía sobre los hombros, la ventana era demasiado rigurosa y diminuta, en su costado, cómo había ahí una ventana, me preguntaba, ¿cómo nunca nadie había podido vivir ante una ventana de ese calibre? Los días empezaban a alargarse terriblemente en casa. La cocina siempre había sido un cuartucho que ninguno limpiaba más que por encima, con trapito rancio, como a la mala conciencia. Pero de pronto, ese estante se volvía inconcebible. ¿Y el baño? ¿Y los sillones del comedor? El estante de la cocina era un grueso tajo en la pared.
Hi ha un crim i al final el lector resol l’enigma, però el misteri es manté. Em sembla que aquest és el gran encert de la novel·la. Podria pensar que la protagonista, subtil mentidera, rebutja el compromís que comporta la materialització d’un desig, però immediatament rebutjo aquesta explicació perquè tot fullejant de nou algunes pàgines em sembla una idea pobra si la comparo amb la realitat, amb les paraules.