rosa, claro.
La joven de la perla es una novela delicada que se lee con mucha facilidad. Transcurre en la ciudad de Delft, Holanda, en el siglo XVII y tiene como argumento la relación entre la joven protagonista y narradora, Griet, y el señor de la casa en la que entra a servir cuando su padre, maestro azulejero, queda impedido por un accidente. El amo es el pintor Johanes Vermeer, autor de obras como La Joven de la Perla, que da título a la novela y cuya ejecución es el motivo sobre el que se construye esta trama, que, inspirada en el cuadro y en los pocos datos históricos conocidos sobre la vida de su autor, no tiene aspiración alguna de ser más que pura ficción. La gran sensibilidad de Griet y su predisposición natural para la apreciación estética de la realidad, llaman la atención de Vermeer desde el primer instante.
A partir de ese momento, y de forma admirablemente sutil, progresa en intensidad esa relación contenida, entre una joven que reverencia al gran artista y un hombre cargado de familia, acuciado por presiones económicas, que encuentra en ella un alma exquisita. Todo en medio de una moral estricta, tensiones religiosas y la descripción preciosista del proceso creativo del pintor.
Es una novela preciosa, al igual que la película. Uno de esos casos de rara cercanía entre la versión cinematográfica y la novela original. Muy recomendada para cualquiera, sobre todo si te gustan las historias de amor.