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3 de marzo de 2012

La biblioteca personal (X)

Costumbristas

No sé si el término costumbristas es el más adecuado. Lo que intento es incluir en esta hipotética biblioteca personal algunos títulos de libros (leídos y que me han gustado mucho), cuyos argumentos estén circunscriptos a sitios claramente delimitados. Si al terminar de leerlos hemos hecho un acopio de información sobre esos lugares elegidos por los autores, uno de los objetivos estará logrado; el otro es, obviamente, los momentos de placer que nos ha deparado su lectura.

Más abajo explicamos sucintamente el contenido de cada una de estas obras, escritas hace ya varios años pero muy recomendables, según mi modesta opinión, que es sólo la de un lector.


37. EL CAMINO (Miguel Delibes)
38. LOS SANTOS INOCENTES (Miguel Delibes)
39. EL VIEJO Y EL MAR (Ernest Hemingway)
40. NO HABRÁ MÁS PENAS NI OLVIDO (Osvaldo Soriano)
41. CUENTOS DE LA SELVA (Horacio Quiroga)
42. EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS (Naguib Mahfuz)
43. DON CAMILO (Giovanni Guareschi)

Miguel Delibes supo como pocos, pintar con las palabras un retrato de la España rural y pueblerina de posguerra. Allí, en su Castilla natal, desarrolla prácticamente toda su obra literaria, que refleja un profundo conocimiento de la fauna y flora de su entorno geográfico. En El camino, su tercera novela, narra el proceso que sufre un niño ante la amenaza de tener que dejar el campo y marchar a la ciudad. En 1980 escribió Los santos inocentes, novela que relata la degradación de una familia rural en Extremadura, explotada por los caciques de turno. Más adelante el libro fue llevado al cine con marcado éxito. Estos dos títulos son apenas una muestra de su inmensa obre creativa. La que es considerada su obra maestra, Cinco horas con Mario, fue presentada ya en otra entrada de esta serie.

Ernest Hemingway escribió El viejo y el mar en 1951, estando en Cuba. Es posiblemente su obra más famosa junto con Por quién doblan las campanas. El escenario es el mar, donde el viejo pescador libra una denodada y prolongada lucha con un pez espada, en cuyo transcurso recuerda momentos de su vida pasada. Con esos elementos: el mar, el pez y sus recuerdos, Hemingway escribió un libro memorable.

No habrá más penas ni olvido se desarrolla también en un escenario pequeño, la ficticia localidad de Colonia Vela, en la que el autor, a través de su novela, reflexiona sobre los cruentos enfrentamientos entre las facciones de izquierda y derecha del peronismo, la fuerza política más importante de Argentina en la última mitad del siglo pasado. Osvaldo Soriano, que ingresó al mundo de las letras como periodista, escribió  este libro en 1974 antes de verse obligado a exiliarse en Europa. En Argentina no había editor que quisiera publicarla y ello ocurrió recién en 1983. Su lectura es realmente apasionante y la versión cinematográfica no le va en zaga.

La acción de El callejón de los milagros se desarrolla exclusivamente en una calle de El Cairo y otras adyacentes. Está centrada en la vida cotidiana de personas de clase media baja y de la pequeña burguesía egipcia durante la Segunda Guerra Mundial. Cada capítulo se centra en un personaje y a medida que se avanza todo se ensambla. Esta novela ya fue comentada en el blog.

Si queremos conocer como era la vida en la selva misionera argentina en los albores del siglo pasado, el escritor uruguayo Horacio Quiroga es un referente obligado. Sus relatos están plagados de enfermedades y sufrimientos para los seres humanos que deben enfrentar a la Naturaleza en sus diversas formas: el clima, la fauna y el terreno en el que se mueven sus criaturas. Relatos costumbristas sin duda, su inclusión en este grupo está plenamente justificada.

Don Camilo es un personaje creado por el escritor italiano Giovanni Guareschi en una novela costumbrista que relata las peripecias de un cura de pueblo y del alcalde comunista Pepón en la posguerra italiana. Ambos personajes representan posturas políticas enfrentadas y luchan entre sí denodadamente pero al verse ante conflictos más universales tienden a unir fuerzas a regañadientes y a descubrir su mutua buena voluntad. Por supuesto, Don Camilo termina ganando o empatando moralmente la mayoría de las disputas, como para reflejar la posición cristiana y anticomunista del autor. Pepón está presentado como un hombre tosco y prácticamente analfabeto aunque con un corazón de oro. (Nota: este último párrafo sobre Don Camilo ha sido tomado de Wikipedia, porque me pareció totalmente adecuado).
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26 de febrero de 2012

La biblioteca personal (IX)


Dramas humanos con pocos personajes

¿Es más difícil para un escritor llenar las páginas de un libro con varios personajes, o con el mínimo (que pueden ser uno, dos o tres)?. Que cada uno/a de ellos/as se responda esa pregunta, que se trata sólo de simple curiosidad. La literatura ofrece material para todos los gustos.

Incluimos aquí algunos ejemplos de este tópico, apenas seis entre los tantos que se podrán encontrar. Son todos títulos que este servidor ha leído y que considera dignos de integrar esta biblioteca que estamos armando. Tres de ellos los he leído más de una vez, hecho que demuestra el interés que sus argumentos despertaron en mí, a la vez que admiración hacia sus creadores.


31. LA TREGUA (Mario Benedetti)
32. PAULA  (Isabel Allende)
33. CINCO HORAS CON MARIO (Miguel Delibes)
34. LA CARRETERA (Cormac McCarthy)
35. EL TÚNEL (Ernesto Sábato)
36. LA SOLEDAD ERA ESTO (Juan José Millás)

El uruguayo Mario Benedetti cuenta en La tregua, escrita en 1960 y situada en Montevideo, un período en la vida de un hombre viudo que se enamora de una compañera de oficina mucho más joven que él. Martín Santomé, que así se llama el personaje, relata en forma de diario, la relación cada vez más profunda que lo une con la muchacha, Laura Avellaneda. La historia tiene un final triste, después del cual el hombre retoma su vida rutinaria; lo que ha vivido con Laura fue sólo una tregua en su patética existencia.

Paula es el nombre de la hija de Isabel Allende, y es también el título del libro en el que la escritora chilena establece a través del mismo una conmovedora relación con su hija que irremisiblemente va a morir a causa de una enfermedad incurable.  Es una novela autobiográfica que Isabel Allende comienza a escribir a los pies de la cama de Paula, en la que recopila una serie de hechos y vivencias. En el libro desfilan muchos personajes, pero el eje es la relación entre madre e hija. Nada más que ellas dos.

En Cinco horas con Mario, publicada en 1966, Miguel Delibes deleita al lector con un monólogo magistral de una mujer conservadora de clase media alta, que pasa la noche junto al féretro que contiene el cadáver de su marido, un comprometido periodista e intelectual fallecido premturamente. A través de ese soliloquio sin interrupción, vamos conociendo muchos reproches hacia Mario, que ya no puede defenderse. Delibes aprovecha para recrear una lúcida pintura de la España provinciana de la época.

Cormac McCarthy ganó el premio Pulitzer por La carretera, cuyos personajes son un padre y su hijo, unos de los escasos sobrevivientes de un cataclismo (no se explica cual) que dejó a la Tierra yerma y casi sin vida. En ese escenario apocalíptico, el hombre debe atravesar territorios helados y desolados en dirección al más cálido sur y sortear diversos peligros con el propósito de poner a salvo a su hijo, metáfora sobre el futuro de la humanidad. El autor no los menciona por su nombre, como queriendo representar así a la raza humana. Un libro que estremece.

El túnel es considerado una obra esencial en la producción literaria de Ernesto Sábato, fallecido recientemente a los 99 años. Es una novela de alto contenido psicológico en un marco policíaco pero no de misterio porque sabemos desde el comienzo quién es el asesino y quién la víctima. Juan Pablo Castel es el narrador y protagonista de la historia, que busca en María la comprensión y el amor que no ha tenido. Ella es la única que ha entendido su pintura, pero lleva su obsesión al límite y la mata, creyéndose engañado.

En La soledad era esto, una mujer de 43 años se replantea su propia existencia y las relaciones que a lo largo su vida mantuvo con su madre, su marido, su hija y sus dos hermanos. Hay una versión excepcional en audio, en la que el libro es leído por la actriz Charo López, altamente recomendable. Vale la pena intentar conseguirla. Después de escucharla me interesó leer nuevamente esta novela de escritor valenciano Juan Jose Millás.
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7 de marzo de 2011

Cinco horas con Mario (Miguel Delibes)

Género:   Novela costumbrista
Año :       1966
Páginas:    280

Muy bueno

Con que pocos elementos se puede hacer una gran novela, aunque Cinco horas con Mario (1966) más bien parece una pintura de un fragmento de realismo social de época. El argumento es bien simple. Un día determinado muere Mario, y su mujer, Carmen, lo vela durante cinco horas en soledad y en un largo soliloquio, en el que echa en cara del difunto todos los defectos que el pobre Mario fue acumulando en vida, de acuerdo a la visión particular de la esposa.

Mario no puede responder ni defenderse, así que no le queda más remedio que “escuchar” lo que su mujer piensa de él y de las relaciones entre ambos. Ella lo hace con pertinaz machaconería, reprochándole una y otra vez que no haya sido capaz de comprarle un “Seiscientos”, aquel pequeño automóvil “que lo tiene todo el mundo, hasta el más desgraciado”.

 Dando rienda suelta al monólogo de lo que fueron sus veinte años de vida matrimonial, Carmen lo acusa de supuestas relaciones con su cuñada aunque no presenta ninguna prueba acerca de su veracidad. Le echa en cara la frialdad en su noche de bodas, algo que menciona varias veces, a la vez que le confiesa un flirteo que ella misma mantuvo con un conocido mutuo.

Le aclara, eso sí, que la cosa no pasó de un beso. Es que Carmen había idealizado a ese cortejante, que se perfumaba y olía a tabaco rubio, en comparación con “su” Mario, casi siempre mal entrazado y rodeado del desagradable aroma de su tabaco negro.

Cada tanto incluía en su monólogo “no es que me queje Mario, pero ….” esto, esto y esto….todo en contra del indefenso marido muerto.

 El libro, que pertenece a la literatura española de posguerra, ofrece una buena descripción de la condición humana y de la época en que transcurre la acción, pues en el monólogo se introducen otros personajes vinculados con el matrimonio Carmen-Mario y la vida de la sociedad en la España interior, que tan bien captó Miguel Delibes en sus novelas.

 En esta obra, el gran escritor castellano dosifica el humor con el drama, provocando en el lector sonrisas y reflexiones. Un muy buen libro para leer sin prisa, degustando cada párrafo, aunque sea reiterativo. Lo que ocurre es que la mujer, Carmen, se muestra reiterativa y Delibes no hace más que reflejar la estrecha mentalidad de ella y de la clase media clasista y simpatizante del régimen franquista.
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13 de marzo de 2010

Las deudas hay que pagarlas




Se ha muerto Don Miguel Delibes y yo me siento en deuda con el escritor castellano.

Conozco a Miguel Delibes por todo lo que he leído SOBRE él. Sé de su vasta contribución al hermoso idioma castellano por todo lo que otros han escrito acerca de su persona y su obra. Pero no he leído TODAVÍA ninguno de sus libros, de ahí lo de la deuda.

Pero tiene su explicación o justificación. Desde hace mucho, mucho tiempo he venido postergando el contacto directo y total con sus libros, en espera del momento adecuado, en el que pudiera dedicarle todos mis sentidos.

El momento de internarme en Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, El camino, y otros, era, y es, para cuando pusiera fin a mi vida laboral efectiva cotizable en Hacienda, esa etapa en la que el reloj no marca tus días y todo es más apacible. ¿Será cuestión de respeto hacia el autor? Tal vez.

Siempre me agradó Miguel Delibes como persona, como un ser humano despojado de toda vanidad, que no se sentía “importante” según sus propias palabras. Ese rostro de hombre de pueblo, taciturno, enemigo de las grandilocuencias y amante de la naturaleza y de la tierra que lo vio nacer.

No lo veía como escritor de declaraciones altisonantes para promocionar su obra, sino simplemente como un buen vecino, uno más en su pueblo.

Estos párrafos fueron escritos de sopetón, un sábado a las seis de la mañana, antes de emprender el camino al trabajo, cada vez más cerca del sosiego que inevitablemente ha de llegar.

Don Miguel, en breve comenzaré a pagar la deuda y a disfrutar de su compañía. Hasta pronto.
J.T.



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