CARTAS DE ANAIS NIN
ANAIS NIN fue célebre por sus escritos pero también por sus pasiones. Llevando al límite todas las convenciones fue amante de Henry Miller y de June, la mujer de este: además de otros personajes cèlebres como Antonin Artaud, el psicoanalista Otto Rank y hasta de su propio padre. Sus cartas dan testimonio de la osadía en la que se concibió mujer
CARTA A ANTONIN ARTAUD
«Nanaqui, ojalá pudiera volver a vivir mil veces ese momento en los muelles y cada hora de esa noche. Quiero sentir nuevamente tu violencia y tu dulzura, tus amenazas, tu despótico poder espiritual... el miedo que me provocas y las alegrías punzantes... Miedo porque esperas tanto de mí...eternidad, lo eterno, Dios... esas palabras... todas tus preguntas... »
« Todo parece resolverse, fundirse en un abrazo, en la confianza, en los instintos, en la tibieza y fusión de los cuerpos. Creo en lo que sentimos cuando estamos juntos. Creo en ese momento en el que perdemos toda noción de la realidad, en la separación y enajenación de nuestros seres...»
«Para nosotros el amor tiene repercusiones inmensas. Debe crear, tiene un significado profundo, contiene y dirige todo...»«Lo confundimos con la religión, con la magia »
CARTA A HENRY MILLER
«,,,descubro que puedo estar borracha, hechizada, cualquier cosa que me haga distinta, pero siempre está Henry...» «No debes estar celoso Henry, soy tuya...»
CARTA A PAPA
«Todo lo que he descubierto sobre tu vida y sobre ti se corresponde con lo que yo anhelaba que fuera verdad. Comprendo que buscaba vagamente lo mismo en otros pero tú solo sólo tú llenas el gran vacío que encontré en el mundo.»
CARTA DE ALEJANDRA PIZARNIK A SILVINA OCAMPO
ALEJANDRA PIZARNIK Y SILVINA OCAMPO fueron dos figuras sobresalientes de la poesía argentina. Compartieron juegos y quizás también nunca se sabe con certeza ese espacio privilegiado de los juegos, el lugar donde se permitieron ser niñas hasta que murió el amor o la poesía o algo más
CARTA DE ALEJANDRA PIZARNIK A SILVINA OCAMPO
«...Pero vos, mi amor, no me desmemories. Vos sabés cuánto y sobre todo sufro. Acaso las dos sepamos que te estoy buscando. Sea como fuere, aquí hay un bosque musical para dos niñas fieles...»
«... Necesito de la bella certidumbre de tu estar aquí...»
«El sábado, en Bécquar, corrí en moto y choqué. Me duele todo (no me dolería si me tocaras –y esto no es una frase zalamera)...»
«... [Pero sí, soy una perra en el bosque, ávida de gozar (pero hasta el peligro extremo)]. Oh Sylvette, si estuvieras. Claro es que te besaría una mano y lloraría, pero sos mi paraíso perdido. Vuelto a encontrar y perdido. »
«...Silvine, mi vida (en el sentido literal) le escribí a Adolfito para que nuestra amistad no se duerma. Me atreví a rogarle que te bese (poco: 5 o 6 veces) de mi parte y creo que se dio cuenta de que te amo SIN FONDO...» «.., Quisiera que estuvieras desnuda, a mi lado, leyendo tus poemas en voz viva...» «...no hagas que tenga que morir ya...»
NOTA: Alejandra Pizarnik murió siete meses después de escribir esta carta de una sobredosis de barbitúricos.
La poesía adolescente de ARTHUR RIMBAUD, violenta y vanguardista halló eco en la ebria languidez de su colega Paul Verlaine. Luego de una de sus habituales disputas, Rimbaud vio marcharse a su amante en un barco, mientras lo llamaba a gritos desde el muelle. Verlaine partía para reencontrarse con su mujer. Rimbaud, deshauciado, redactaba estas líneas.
CARTA DE ARTHUR RIMBAUD A PAUL VERLAINE
«Vuelve, vuelve, querido amigo, único amigo vuelve. Te juro que seré bueno, si estaba huraño contigo era por una broma en que me enterqué, y me arrepiento más de lo que te podría decir. Vuelve que pronto estará olvidado. Que desgracia que hayas podido creerte esa broma. Ya llevo dos días llorando sin parar. Vuelve, sé valiente, querido amigo, no se ha perdido nada. Lo único que tienes es que volver a hacer e l viaje. Aquí viviremos con valentía. Te lo suplico. Es por tu bien, por otra parte. Aquí encontrarás todas tus cosas. Espero que a estas alturas ya estarás convencido de que o había nada verdadero en nuestra discusión. Que espantoso momento. Pero tu cuando yo te indicaba por gestos que bajaras del barco por qué no lo viniste? que hayamos tenido que vivir dos años juntos para este momento. Que vas a hacer? Si no quieres volver quieres que vaya yo a buscarte donde estés
Sí soy yo quien ha tenido la culpa
No me irás a olvidar verdad
Sí soy yo quien tiene la culpa
Dime contesta a tu amigo acaso no vamos a seguir viviendo juntos
Se valiente, contéstame enseguida
No puedo quedarme aquí por mucho tiempo
No prestes oído mas que a tu buen corazón
Rápido. dime si debo ir en tu busca»
NOTA: Poco faltaba para que el joven poeta abandonara la literatura y comenzara su vagabundeo por Africa.
FRANZ KAFKA mantuvo una apasionante pero tortuosa relación con la periodista y escritora Milena Jessenska
«...Mi mundo se derrumba, mi mundo se reconstruye —fíjate bien— según lo vivas tú porque ese tú soy yo...»
«¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas pueden comunicarse mediante cartas? Uno puede pensar en una persona distante y puede tocar a una persona cercana; todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que las esperan con avidez. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican en forma desmesurada. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo. Y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, para recuperar la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano. Pero ya es tarde: son evidentemente inventos hechos en el momento del desastre. El bando opuesto es tanto más calmo y poderoso; después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la radio. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros, en cambio, pereceremos. »
CARTA DE LEWIS CARROLL A ALICIA
Dicen los biógrafos que alguna decepción oscureció la vida de LEWIS CARROL, el sorprendente autor de Alicia en el país de las maravillas, escritor, matemático y fotógrafo. Dicen que seguramente estuvo enamorado de Alice Liddel, esa niña que le imspiró los libros que con el tiempo se transformarían en clasicos. Dicen que sus estupendas fotografías encubrían una pasión incompatible no solo con la época victoriana. Quizás más aún dicw esta carta a Alicia cuando ella ya definitivamente no era una niña
Querida señora Hargreaves:
Me imagino que esta carta le llegará casi como una voz de ultratumba, después de un silencio tan largo. Sin embargo no se ha producido ningún cambio del que yo pueda darme cuenta en «mi» facultad de recuerdo en los tiempos en que manteníamos correspondencia. Voy apercibiéndome de lo que significa la perdida de memoria en un hombre viejo, y me refiero a las nuevas amistades (por ejemplo. hice amistad, hace unas pocas semanas semanas con una niña de unos doce años con la que di un paseo¿¡y ni siquier a puedo recordar su nombre en este momento!); pero mi memoria visual de aquella que fue, a través de tantos años, mi ideal amiga niña, es más clara que nunca. Desde aquella época he tenido docenas de amigas niñas pero con ellas todo ha sido diferente...
El gran amor de Hölderlin será Susette Gontard, mujer casada con un banquero y madre de dos niños. Inspiradora de muchos de los mejores versos del poeta que le da el nombre platónico de Diótima «porque le enseña el amor»... Hölderlin es echado de la casa de Frankfurt a la que había llegado como preceptor cuando el banquero descubre la infidelidad y los amantes inventan todo tipo de estrategias y rituales para verse. Incluso Hölderlin se muda a una ciudad vecina, Hamburgo, para estar cerca de ella. Las constantes dificultades terminarán desgastando la relación y se separarán sin dejar de amarse, con efectos devastadores para ambos.
Las cartas de Hölderlin a su musa se han perdido. Se conservan las de ella y leyéndolas uno comprende que su personalidad deslumbrara al poeta.
«Entonces me asaltó el deseo de elevar, por medio de palabras escritas para ti, un monumento que fuera imborrable, y que el tiempo, que todo lo cambia, preservase inalterado».
«Ayer tuve que pensar mucho sobre la pasión, La pasión del más excelso amor no puede seguramente encontrar nunca satisfacción sobre esta tierra. ¡Siéntelo conmigo! Buscarla sería una locura....¡Morir juntos!...Pero, silencio, suena a desvarío, y sin embargo es tan cierto...: es esa satisfacción.
Pero tenemos deberes sagrados con este mundo. No nos queda otra cosa fuera de la más dichosa fe mutua y la creencia en la todopoderosa esencia del amor, que nos guiará invisiblemente toda la eternidad y nos unirá más y más.»
«...la fe en el amor nos tiene que hacer respetar lo inexplicable.»
«El mes que viene volverás probablemente a intentarlo; tal vez puedes enterarte entonces por Hegel de si estoy sola de nuevo.»
«Leyendo me he dado cuenta que tú también denominas a
tu querido Hiperión novela cuando yo siempre lo he visto como un bello poema »
«...si llegases a introducirte en alguna vía que te diese fama y fuese útil para el mundo , todas mis lágrimas por ti se convertirían en lagrimas de alegría ...»
«¿Vendrás? Sin ti el lugar entero está mudo y vacío. ¡Y tengo tanto miedo!: ¿cómo podré volver a encerrar dentro de mi pecho los sentimientos que palpitan en él con tanta fuerza por tu causa? ¡Si no llegaras a venir!...
¡Y si vienes!; también es difícil mantener el equilibrio y no sentir con excesiva viveza. Prométeme que no regresarás más y que te volverás a marchar de aquí con calma, porque si no sé esto, la enorme tensión y la intranquilidad me mantendrán hasta la madrugada a la ventana, y finalmente no nos queda otro remedio que apaciguarnos de nuevo. Por lo tanto, deja que sigamos nuestros caminos con confianza y que nos sigamos sintiendo felices en medio de nuestro dolor y deseemos que éste permanezca con nosotros mucho tiempo, porque en él sentimos con plena fuerza y nobleza. ¡Adiós! ¡Adiós! Te doy mi bendición.»
A MANERA DE EPÍLOGO DE LA RELACIÓN
En verdad, dos años después de escribir esta carta Susette Gontard murió y Hölderlin enloqueció. Pero ambos han quedado inmortalizados en su amor, tal como sugería Susette con la intuición propia de una sacerdotisa o una musa, no solo en las cartas sino también en el plano literario, en los poemas que Hölderlin le dedicara a su Diótima y también en la manera sorprendente en que vida y obra se confunden en el Hiperión.
Estas son las calles de mis muertos. El eco de un pasado que aún resuena en cada plaza, en cada bar, en cada andén. Las calles, hermano, donde marchábamos adolescentes junto a las escuelas de arte, saltando sobre los molinetes de los subtes, cuando todavía el aire prometía primaveras. Esta son mis calles y este tu silencio.
¿No duele acaso el cuerpo de historias arrebatadas ? Más abajo en los bares de San Telmo encontré a mi Dulcinea y le juré mi amor con sabor a café y cigarrillos y palabras de poeta.
Y hoy la llamo en los andenes y hoy la busco en las extrañas y hoy la lluvia y el viento se empeñan en borrar cada rastro que en nuestra memoria aún permanece, cada silueta dibujada en las plazas ¿No queda ningún bar abierto hermano, ningún camino a casa con gusto a pan recién hecho y besos por la mañana? Estas son las calles de mis muertos. Alguna vez pensé que podría escribir una historia. Pero esta, hermano, duele mucho.