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5.6.11

UN POCO DE NIEVE SOBRE LA CAMPANA



Cuando la nieve cae en la ventana, largamente suena la campana del atardecer.
Georg Trakl

Escribe Maurice Blanchot en su introducción a Lautreamont y Sade:

Cuando Heidegger comenta los poemas de Holderlin, dice (cito aproximadamente): cualquiera sea la autoridad del comentario, con respecto al poema, debe siempre ser tenido por superfluo,
y el último paso de la interpretación, el más difícil, es el que conduce a desaparecer ante la pura afirmación del poema. Heidegger reitera esta imagen en el ardiente tumulto de la palabra no poética, los poemas son como una campana suspendida al aire libre, y a los que una ligera nevada caída sobre ella alcanzaría a hacer vibrar, roce imperceptible, sin embargo, capaz de estremecerla armoniosamente hasta la disonancia. Quizá el comentario no sea más que un poco de nieve que hace vibrar la campana.

*

Este es el escrito de Heidegger que cita Blanchot, precedido como muchas otras veces, por unos versos de Holderlin:.

A causa de cosas menudas
destemplada como por nieve estaba
la campana con qué
se toca
para la cena

Quizá toda interpretación de estas poesías es como una nevada en la campana. Por mucho que logre o no logre una interpretación, esto es siempre cierto sobre ella: para que lo puramente poetizado en un poema esté ahí un poco más claramente, debe romperse en cada ocasión el discurso interpretativo y lo que intenta. En atención a lo poetizado, la interpretación del poema debe intentar hacerse superflua a sí misma

*

Ossip Mandelstam aconsejaba destruir los borradores y guardar las notas escritas al margen.


NOTA AL MARGEN

PASTORIL 


1.
La luz pálida de la tarde— sobre el cementerio—
tras la iglesia— bajo la llovizna—
nombra la eternidad.

2.
No hay sino olvido. Detenimiento. Belleza del instante vacío
—que es en sí todos los instantes—.
La calma que hace a los momentos sin historia.

3.
Todo se entrega débilmente a la lluvia de los siglos.

PD:
Nevada Campana Ruptura del discurso interpretativo Desaparición — 
El mundo se llama a su ocaso

(Volveremos sobre estos temas)

*
LA LITERATURA Y EL DERECHO A LA MUERTE


LA MIRADA DE ORFEO

7.5.08

LO QUE SALVA EN EL PELIGRO

ILUSTRACIÓN: JOACHIM LEHRER

«Un signo somos sin interpretación, indescifrable.
Sin dolor estamos y, casi hemos
Perdido el idioma en el extranjero »

Es luego del anhelo de disolución búdico- panteísta expresado en el «Hiperión», donde «ser uno mismo con todo lo viviente» toca lo mortecino, lo disolutorio «en un feliz olvido de sí mismo», en tanto fusión con el todo (la naturaleza, la amada, lo divino, ¿la revolución?).
Es, luego, también, del intento crístico de fusión con el elemento fuego en «La tragedia de Empédocles», durante la etapa de su producción en la que, supuestamente, Hölderlin comienza a entrar en la locura.
Es entonces, recién entonces, cuando hace su aparición un nuevo y crucial elemento en la «poética» del «poeta del poeta»: la medida.
Así articula su idea de «la huida de los dioses».
Se hace necesario vivir esa distancia, esa «noche sagrada». Soportar la noche del mundo. Los «tiempos de indigencia». El «ya no» de los dioses que se marcharon y el «aún no» de la hora del retorno.
El sacrificio crístico, expresado en la figura mítica de Empédocles, la ruptura con Susette Gontard (Diótima); y con el mundo todo, da lugar a las elegías, odas e himnos en las que Hölderlin despliega sus alas hacia el otro lado.
Pero algo diferencia este salto o «puesta en acto» de la actitud de otros poetas: en lugar del intento de fusión con el mito de origen; acontece la distancia justa.
No se trata de Rilke y la rosa ni de Pizarnik y la muñeca suicida que hace el poema con su cuerpo ni de Rimbaud y las profecías salvajes autocumplidas ni de Vallejo en París con aguacero ni de Alfonsina y el mar.
No en este caso.

Escribe Maurice Blanchot:
«La inspiración ya no consiste en recibir el sagrado rayo de luz y apaciguarlo para que no queme a los hombres. Y la labor del poeta ya no se limita a esa mediación demasiado simple, por la que se le pedía que se mantuviera de pie frente a Dios. Es frente a la ausencia de Dios que debe mantenerse esa ausencia de la que debe instituirse en guardián, sin perderse en ella y sin perderla, es la infidelidad divina que debe contener, preservar; es «bajo la infidelidad», dónde hay olvido de todo, que entra en comunión con el Dios que se aparta.»

Giorgio Agamben da como fecha de nacimiento de lo que llama la «ateología poética»* de la modernidad (ver nota al pie), el día en que a principios del siglo XIX, Hölderlin corrigió los últimos dos versos del poema «Dichterberuf» (Vocación de poeta).

Und keiner Waffen brauchts, uns keiner
Waffen, solange der Gott nich fehelet.

(Y (el poeta) no tiene ninguna necesidad de ninguna dignidad,
de ningún arma, mientras no le falta Dios.)

Veamos la corrección:

Und keiner Waffen brauchts, uns keiner
Listen, so lange, bis Gottes Felh hilft

Y no tiene ninguna necesidad de ningún arma, de ninguna
astucia, hasta lo ayuda la falta de Dios.

El viraje consiste, justamente, en que la falta de Dios ayuda.
¿Hay «una traición de estirpe sacra»?
Escribe Agamben: «La infidelidad holderliniana» se basaba precisamente en la idea de que «la memoria de los seres celestiales» no se acaba, aquí domina una sobria «determinación de prescindencia.»
Citamos nuevamente a Blanchot, quien trabaja en sintonía con el trabajo de Beda Alleman (Hölderlin et Heidegger).
«Viviendo puramente la separación, siendo la vida pura de la separación misma, porque ese lugar vacío y puro que distingue a las esferas es lo sagrado, la intimidad del desgarramiento que es lo sagrado.»

Se produce entonces el último vuelo, el de las odas e himnos de la locura, para dejar luego paso a la simpleza de los escritos de los últimos años, en la torre del carpintero Zimmer, en pacífica comunión con la naturaleza y a distancia también del resto de los hombres.
«Cuanto más sometido está Hölderlin a la prueba del «fuego del cielo», más expresa la necesidad de no entregarse a ella sin medida.» escribe Blanchot.
Tanto Blanchot como Agamben y Beda Alleman remarcan un cambio en un verso, apenas un cambio en un verso de Hölderlin que tendrá enormes implicancias: «la falta de Dios ayuda»...

Continuamos con Blanchot:
«Hoy el poeta ya no debe mantenerse como intermediario entre los dioses y los hombres, sino mantenerse entre la doble infidelidad, mantenerse en la intersección de esa doble inversión divina, humana, doble y recíproco movimiento por el cual se abre un hiato, un vacío que desde ese momento debe constituir la relación esencial entre los dos mundos.»
¿Continuidad histórica?
Hölderlin morirá un año antes del nacimiento de Nietzsche

A través de himnos como «Patmos», «El único», «Germania» o «El Rhin», vuela sobre el clasicismo y el romanticismo para constituirse en el poeta que fue, es y será: articula su idea de la retirada de los dioses.
«Cerca está y difícil de aprehender el Dios
Pero allí donde está el peligro crece lo que salva… »
…Danos, oh agua inocente, alas, para con el más fiel sentido
Pasar al otro lado y retornar…»

Esa última lucidez del poeta que vuela, vuela y vuela para con el más fiel sentido pasar al otro lado. Y retornar. Y no.

* Según Agamben: «Lo propio de la ateología poética, en contraste con toda teología negativa, es la singular coincidencia de nihilismo y práctica poética, por la cual la poesía se vuelve el taller en el que todas las figuras conocidas son desmontadas para dejar espacio a nuevas criaturas para-humanas o subdivinas: el semidiós hölderliniano, , la marioneta de Kleist, el Dionisio nietzschiano, el ángel y la muñeca de Rilke, el Odradek kafkiano, hasta la «cabeza de medusa» y el «autómata» de Celan y la montaliana «huella madreperlácea del caracol.»

© Javier Galarza

3.10.07

GOLPES DE DADOS POR STÉPHANE MALLARMÉ


1842 1898

Ante la dificultad del poeta abordado, el compilador de estas notas, (muchas de ellas fragmentos de cartas de Mallarmé, otras, acotaciones de prestigiosos ensayistas) intentará sustraerse, dando pequeños «golpes de dados» en evocación del maestro.

«Parece que supiésemos algo del arte cuando sentimos lo que significa la palabra soledad » (Maurice Blanchot)

En el oscuro pueblo de Tournon, con un trabajo de profesor de inglés por debajo de sus posibilidades, Stèphane Mallarmé escribe a su amigo Cazalis:
«...soy ahora impersonal, y ya no el Stéphane que has conocido, —una aptitud que tiene al Universo Espiritual para verse y para desarrollarse, a través de lo que fui yo. »

«...felizmente, estoy perfectamente muerto, y la región más impura donde mi Espíritu puede aventurarse es la Eternidad, mi Espíritu, ese solitario habitual de su propia Pureza, que no oscurece ya ni el reflejo del Tiempo.» (Carta a Henri Cazalis 14 de mayo de 1867)

«Digo: ¡una flor! y, salvado el olvido al que mi voz relega algún contorno, en cuanto que algo distinto de los cálices conocidos, se alza musical, idea misma y suave, la ausente de todos los floreros. »(Stèphane Mallarmé)

«Casi un siglo ya y sólo estamos empezando a entrever que algo ha sido tramado (¿por Mallarmé?, en todo caso según lo que por el pasa, como a su través) para burlar las categorías de la historia y de las clasificaciones literaria, de la crítica literaria, de las filosofías y de las hermenéuticas de toda especie. Comenzamos a entrever que el trastorno de estas categorías habrá sido también efecto de lo escrito por Mallarmé.» (Jacques Derrida)

«A partir de que el escritor dejó de ser testigo universal para transformarse en una conciencia infeliz (hacia 1850), su primer gesto fue elegir el compromiso de su forma, sea asumiendo, sea rechazando la escritura de su pasado. Entonces, la escritura clásica estalló y la Literatura en su totalidad, desde Flaubert hasta nuestros días se ha transformado en una problemática del lenguaje.» (Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

Mallarmé piensa la poesía y su pensamiento sobre la poesía termina por ser tan importante como su Obra. O tal vez su Obra misma. Le fue revelado que la misión del poeta es «la explicación órfica de la tierra.» Deja misteriosos apuntes para ese único libro que nunca concluirá, transformándose en una obra tan inquietante como la enciclopedia inconclusa de Novalis. Alcanza la revelación de la Nada.

«... la Nada, a la cual he llegado sin conocer el Budismo...
... no somos más que vanas formas de la materia, —pero bien sublimes para haber inventado a Dios y nuestra alma...»
« ...Tal es el plan de mi volumen Lírico, y tal será quizá su título, La Gloria de la Mentira, o La Gloriosa Mentira. ¡Yo cantaré como desesperado!»
(Stèphane Mallarmé, carta a Henri Cazalis, 28 de abril de 1866)

Ars poética: «Nombrar un objeto es suprimir las tres cuartas partes del placer del poema, que consiste en la felicidad de volverse tal poco a poco: sugerir, he ahí el sueño.»

«Desde hace cien años, toda escritura es un ejercicio de domesticación o de repulsión frente a esa Forma—Objeto que el escritor encuentra fatalmente en su camino, que necesita mirar, afronta, asumir y que nunca puede destruir sin destruirse a sí mismo.» (Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

«...me mantengo como una araña sagrada, sobre los principales hilos ya surgidos de mi espíritu, y con ayuda de los cuales tejeré en los puntos de encuentro maravillosos encajes, que adivino, y que existen ya en el seno de la Belleza.» (Stèphane Mallarmé, carta a Théodore Aubanel)
28 de julio de 1866

«... preveo que me serán necesarios veinte años para los cinco libros de los cuales se compondrá la Obra, y que esperaré, no leyendo sino a mis amigos como tú, fragmentos —y burlándome de la gloria...» (Stèphane Mallarmé, carta)

«En una carta a Henri Cazalis de abril de 1866, Mallarmé confiesa hallarse en busca de le Grand Œuvre, «como decían los alquimistas, nuestros antepasados». (Edgardo Dobry, Poesía y alquimia)

«...¿Qué es una inmortalidad relativa, y qué sucede a menudo en el espíritu de imbéciles, al lado de la alegría de contemplar la Eternidad, y de gozar de ella, viviendo, en sí?»

«Mallarmé, finalmente, coronó esta construcción de la Literatura Objeto por medio del acto último de todas las objetivaciones, la destrucción: sabemos que el esfuerzo de Mallarmé se centró sobre la aniquilación del lenguaje, cuyo cadáver, en alguna medida, es la Literatura.» (Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

«...yo no he creado mi Obra sino por eliminación, y cada verdad adquirida no nacía sino de la pérdida de una impresión que, habiendo chispeado, se había consumido y me permitía, gracias a sus tinieblas liberadas, avanzar más profundamente en la sensación de las Tinieblas Absolutas. La Destrucción fue mi Beatrice.» (Stèphane Mallarmé, carta a Eugène Lefébure, 27 de mayo de 1867)

«Profundizando el verso» el poeta entra en ese tiempo de desamparo que es la ausencia de los dioses. Palabra asombrosa. Quien profundiza el verso escapa del ser como certeza, encuentra la ausencia de los dioses, vive en la intimidad de esa ausencia, se hace responsable asumiendo el riesgo, aceptando el favor. Quien profundiza el verso debe renunciar a todo ídolo, debe romper con todo, no tener la verdad como horizonte ni el futuro por morada, porque de ningún modo tiene derecho a la esperanza:al contrario, debe desesperar. Quien profundiza el verso muere, encuentra su muerte como abismo.» (Maurice Blanchot, El espacio literario)

«Todo nacimiento es una destrucción, y toda vida de un momento, la agonía en la cual se resucita eso que se ha perdido, para verlo. —Se lo ignoraba antes.»

«Había, a favor de una gran sensibilidad, comprendido la correlación
íntima de la Poesía con el Universo, y, para que ella fuera pura, concebí el designio de sacarla del Sueño y del Azar y de yuxtaponerla a la concepción del Universo...»

«... he llegado a la Idea del Universo por la sola sensación (y que, por ejemplo, para guardar una noción imborrable de la Nada pura, he debido imponer a mi cerebro la sensación del vacío absoluto)...»

«El espejo que me ha reflejado el Ser ha sido lo más a menudo el Horror y usted adivina si expío cruelmente ese diamante de Noches innominadas.»

«Partiendo de una nada donde el pensamiento parecía erguirse felizmente sobre las palabras, la escritura atravesó así todos los estados de una progresiva solidificación: primero objeto de una mirada, luego de un hacer y finalmente de una destrucción, alcanza hoy su último avatar, la ausencia: en las escrituras neutras, llamadas aquí «el grado cero de la escritura» (Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

“Me queda la delimitación perfecta y el sueño interior de dos libros, a la vez nuevos y eternos, uno todo absoluta «Belleza» el otro personal, las «Alegorías suntuosas de la Nada»,

Ars poética: «Pintar no la cosa, sino el efecto que produce. El verso no debe componerse de palabras sino de intenciones.»

«Frente a la imparable circulación de material escrito, frente a la erosión diaria de la palabra a manos del periodista, Mallarmé se arrogó una posición de mistagogo de un saber que debía ser preservado, que no podía quedar al alcance de todo el mundo. El lector—votante era para la novela; la poesía era para el distinguido, que otros llamarán la “aristocracia del espíritu» (Edgardo Dobry, «Poesía y Alquimia»)

«La Poesía es la expresión, por el lenguaje humano llevado a su ritmo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de la existencia: ella dota así de autenticidad a nuestra permanencia y constituye la única tarea espiritual.»

«...alimentar el horno de la Gran Obra. ¿Por qué? es difícil de decir: un libro, simplemente, en muchos tomos, un libro que sea un libro, arquitectónico y premeditado, y no una colección de inspiraciones al azar, así sean maravillosas... Iré más lejos, diré: el Libro persuadido de que en el fondo no hay más que uno, intentado sin saberlo por quienquiera haya escrito, incluso los Genios. La explicación órfica de la Tierra, que es el único deber del poeta y el juego literario por excelencia: porque el ritmo mismo del libro entonces impersonal y viviente, hasta en su paginación, se yuxtapone con las ecuaciones de ese sueño, u Oda.»

«...como si la Literatura que tiende desde hace un siglo a transmutar su superficie en una forma sin herencia, solo encontrara la pureza en la ausencia de todo signo, proponiendo, en fin, el cumplimiento de ese sueño órfico: un escritor sin Literatura
(Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

«He aquí la confesión de mi vicio, puesto al desnudo, querido amigo, que mil veces he rechazado, el espíritu afligido o cansado, pero eso me posee y lo lograré tal vez; no hacer esa obra en su conjunto (¡se necesitaría ser no sé quien para eso!) sino mostrar un fragmento ejecutado, hacer centellear por un lapso la autenticidad gloriosa, señalando así al resto todo entero para el cual no basta una vida. Probar por las porciones hechas que ese libro existe, y que he conocido lo que no podré realizar.»

Descripción del imposible soneto en yx: «una habitación sin nadie dentro.»

Un verso del soneto imposible: «El maestro ha ido por lágrimas a la Estigia». Otro verso: «Ella difunta desnuda en el espejo».
Como bien explicara Octavio Paz: El soneto es imposible de traducir.

«Soy incompetente en cualquier materia que no sea el infinito.»

«La palabra bruta «se refiere a la realidad de las cosas». «Narrar, enseñar, incluso describir», nos da las cosas en su presencia, incluso las «representa».La palabra esencial las aleja, las hace desaparecer, es siempre alusiva, sugiere. Evoca.» (Maurice Blanchot)

«Que haya algo de humo entre el mundo y yo.»

«Verdaderamente, tengo mucho miedo de comenzar (aunque, por cierto, la Eternidad haya centelleado en mí y devorado la noción superviviente del Tiempo) por donde nuestro pobre y sagrado Baudelaire ha concluido»

«Todo en el mundo existe para convergir en un libro»

«Mallarmé, una especie de Hamlet de la escritura, expresa cabalmente ese momento frágil de la historia en que el lenguaje literario se conserva únicamente para cantar mejor su necesidad de morir.» (Roland Barthes, «El grado cero de la escritura»)

«...felizmente, estoy perfectamente muerto, y la región más impura donde mi Espíritu puede aventurarse es la Eternidad, mi Espíritu, ese solitario habitual de su propia Pureza, que no oscurece ya ni el reflejo del Tiempo.»

«Todo pensamiento emite una tirada de dados.»