'Elementary' fue una de las sorpresas de la pasada temporada: un procedimental del que no esperaba nada y que, poco a poco, me ganó por completo. No sólo tenía una poderosa pareja protagonista (Jonny Lee Miller y Lucy Liu desprenden una química que atraviesa la pantalla) y un opening de los que da gusto ver, sino que presentó casos interesantes (como ocurre con todos los procedimentales, unos más que otros) y dio un interesante giro al personaje interpretado por, la siempre bienveninda, Natalie Dormer. Su primera temporada tuvo un perfecto final para todo lo sucedido, así que el hype con respecto a la segunda era bastante alto. Su estreno congregó a más de 10 millones de espectadores con un buen 2.1 en demos (un punto menos que un año antes) y se despidió por debajo de los siete millones y medio y un flojo 1.4 (no ha tenido suerte este año con sus lead-in). A pesar de sus flojas audiencias, la CBS no dudó en renovarla por una tercera temporada.
Y, efectivamente, 'Elementary' ha perdido con respecto a su primer año. La serie ha mantenido su seña de identidad: sus casos y sus protagonistas. Pero, en mi opinión, ha perdido ese "algo" que el año pasado la hizo tan especial. No quiero decir que no haya sido una buena temporada (porque no ha sido el caso) es más, ha sido una mejor temporada que la primera, sino que he estado menos pendiente de la serie. Casi que hasta me daba cierta pereza ponerme con ella. Luego veía un episodio y se me pasaba. Pero a la semana siguiente me volvía a ocurrir. Aún así, Sherlock y Joan siguen siendo dos personaje muy bien desarrollados y mejor interpretados. Este año, además, han tenido que hacer frente a la aparición de Mycroft (Rhys Ifans), el hermano de Sherlock, que apareció al comienzo de la temporada, nos dejó intrigados tras escuchar una conversación telefónica y desapareció. Regresó para los últimos cuatro capítulos convirtiéndose en la trama central (implicando a ingleses y franceses) y dejando a un lado a Gregson y Bell. Ambos, curiosamente, tuvieron esta temporada episodios con trama propia.
La aparición de Mycroft ha abierto una pequeña grieta entre Holmes y Watson. Ha tenido que llegar su hermano para que Sherlock fuese consciente de lo que necesita a su lado a Joan. Ya no desde un punto sentimental (no le sentaría nada bien a la relación que se enamorasen), sino como apoyo y compañera profesional. No olvidemos que Joan llegó a la vida de Sherlock para supervisarle por su pasado de drogadicto y terminó convirtiéndose en aprendiz. El siguiente paso natural de Sherlock era encontrar a su sponsor, del que si no recuerdo mal, no hemos vuelto a saber nada. Aunque tampoco es que lo necesite mucho. Volviendo a Joan, ha sido con la llegada de Mycroft cuando se ha dado cuenta de que necesita independencia. Lleva viviendo con Sherlock 18 meses y su necesidad de volar sola es totalmente racional. No quiere decir que no vayan a seguir compartiendo casos, sino que quiere su propio espacio.
Pero Mycroft no sólo ha aparecido para abrir los ojos de Joan, sino que el pasado de la familia ha salido a la luz y hemos conocido su verdadera profesión y sus sentimientos hacia su hermano. Precisamente Sherlock no sabía nada sobre el secreto de su hermano mayor y cuando Joan se lo ha revelado ha sentido la necesidad de pedir perdón. La historia de Mycroft, después de todo lo sucedido, tenía un único final, representado en ese abrazo de despedida que tanto significa. También ha dicho adiós, aunque de manera menos evidente, Joan, a través de esa llamada telefónica para ir a visitar un apartamento. La reacción de Sherlock no se ha hecho esperar: ha recurrido a cierto elemento que descubrió en uno de sus casos y que mantuvo escondido desde entonces. ¿Es su forma de retener a Joan? ¿Su forma de hacerle ver que la necesita a su lado? ¿O su decisión profesional será lo que evite el alejamiento de la doctora?
En Otoño conoceremos cuál es el paso que enviará a Sherlock, de nuevo, a su pasado. ¿Salud o profesión? ¿Ambas?