En estos tiempos difíciles a mucha gente se le ocurre abrir un negocio, bien por quemar la última mecha, bien por pensar que es la única alternativa de encontrar una ocupación o crear una ilusión. Desconozco cuál fue la motivación de esta pareja así como el momento en que decidieron hacerlo, pero sí que creo que sé cuál es el secreto de su éxito.
Desde fuera no desvela los encantos del interior, sólo invita tímidamente a entrar para que sea uno mismo el que decida si ése es el lugar que andaba buscando. En un paseo sin rumbo yo me lo encontré y enseguida decidí que sí, que era ése.
Una vitrina blanca con una puerta pequeña, macetas con helechos y prímulas de colores, algunas mustias, otras no. Muchas cosas apoyadas en el cristal dan alguna pista sobre lo que se puede descubrir al entrar.
Al abrir la puerta, una estantería abarrotada de libros de temáticas variadísimas hace de tope, es casi imposible prestarle atención. Justo delante se extiende un local alargado y luminoso lleno de detalles que disimulan como si no hubieran sido elegidos con cuidado. El evidente desorden se despliega de forma tan graciosa que obliga a perdonar el caos y hasta lo hace merecedor de halagos. Tazas, teteras, vasos, postales, fotos, notas, objetos de colores y más, se amontonan para configuran un conjunto acogedor y cálido.
Es en realidad un local pero invita a pasar y a quedarse como si de un hogar se tratara. Tartas caseras de las de verdad, esponjosas, brillantes por su naturalidad y sabrosas como las de una abuela. Imágenes de momentos íntimos compartidos con el visitante como abriendo las puertas a la vida hogareña de quienes los ofrecen. Todo eso junto es el detalle, todo eso revuelto pero controlado es lo que hace que, en estos tiempos de desesperanza y de aparente falta de oportunidades, alguien encuentre el huequito por donde salir a la superficie, respirar el aire de una vida normal y contagiar la sensación.
Mostrando entradas con la etiqueta café. Mostrar todas las entradas
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martes, 19 de febrero de 2013
jueves, 12 de julio de 2012
Café local
Hace poco el blog de Elephantine proponía un reto fotográfico que consistía en ir a una cafetería en la que nunca hayas estado y hacer fotos del lugar, de la comida y del nombre en el cartel.
En mi caso no se trata de un lugar al que nunca había ido antes pero sí uno al que hace poco que voy. Está muy cerca de donde vivo y tiene un aire especial. Si no me equivoco está empezando (o lleva relativamente poco tiempo abierto) y todavía no logró arrebatarle la clientela (o compartirla con ellos) a los bares tradicionales de los alrededores.
A mí me gusta porque el lugar es diferente. Si no me equivoco, en sus tiempos mozos fue un cine de barrio y el edificio está casi intacto. Y, la verdad, creo que tiene encanto. Además te atienden como si fueras alguien de la familia o de los amigos que pasa a saludar, y ellos te abren las puertas de su casa para que tomes un café o comas algo y charles un poco.
Pasen y vean.
En mi caso no se trata de un lugar al que nunca había ido antes pero sí uno al que hace poco que voy. Está muy cerca de donde vivo y tiene un aire especial. Si no me equivoco está empezando (o lleva relativamente poco tiempo abierto) y todavía no logró arrebatarle la clientela (o compartirla con ellos) a los bares tradicionales de los alrededores.
A mí me gusta porque el lugar es diferente. Si no me equivoco, en sus tiempos mozos fue un cine de barrio y el edificio está casi intacto. Y, la verdad, creo que tiene encanto. Además te atienden como si fueras alguien de la familia o de los amigos que pasa a saludar, y ellos te abren las puertas de su casa para que tomes un café o comas algo y charles un poco.
Pasen y vean.
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ésto es lo primero que ves al entrar |
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luego te giras y ves ésto (la entrada) |
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caminás un poquito y te volvés a girar para ver la sala entera |
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estás llegando a la parte de atrás para salir a la terraza |
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te comés algo rico en la terraza un día de sol |
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y al marcharte vuelves a mirar en la entrada el plan para hoy |
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y el cartel |
miércoles, 5 de octubre de 2011
Los mejores cafés
No, no. Los mejores cafés para tomar no. Me refiero a los mejores para visitar... que, en mi opinión es casi tan importante como lo primero. Cuando uno va a un restaurante o cafetería o incluso a la casa de algún conocido, amigo o familiar, el entorno juega un papel muy relevante. Todo contribuye a que uno disfrute de un café, té, refresco o lo que sea, de la compañía, de la conversación e incluso de la velada, porque en nuestro estado de ánimo también interviene la atmósfera con todos sus detallitos.
Acá les paso un enlace con un top ten del que puedo resaltar dos cosas que me hacen sonreir: el café de Porto, en el que estuve, y mi emoción por la aparición del Tortoni de Buenos Aires (suspiro...).
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Café Tortoni - Buenos Aires |
Acá les paso un enlace con un top ten del que puedo resaltar dos cosas que me hacen sonreir: el café de Porto, en el que estuve, y mi emoción por la aparición del Tortoni de Buenos Aires (suspiro...).
sábado, 21 de mayo de 2011
Café et Glamour
Si a todos nos llaman la atención los ambientes acogedores, sabremos apreciar también cuando un espacio público (en este caso cafés y restaurantes) también tiene encanto.
Por favor, miren este enlace e imagínense ahí mismo con un té, cafecito, leyendo una revista, charlando con un@ amig@, con un trozo tarta de queso, música de jazz de fondo, ruido de cucharas y risas de otras mesas y agreguen la imaginación que quieran... y disfruten...
Café du web... combina recomendaciones de lecturas y cafés para todos los gustos... es que estos franceses son très chic ¿o no?
jueves, 19 de mayo de 2011
Café, macedonia y churros
“Café, macedonia y churros. La comisión de cocina reparte el desayuno a los 200 que resisten en Sol, compuesto por café y macedonia. Una señora se ha acercado a preguntar qué necesitan y ha vuelto con 200 churros. Ya no llueve, pero el cielo amenaza”. Informa S. Saleh.
Esta es una noticia breve que sale en la portada de hoy de ElPais.es … Qué bueno ¿no? Que estés ahí de manifestación por una causa justa (menos mal que alguien lo hace porque muchos de los que pensamos que la idea es genial y que ¡por fin alguien se mueve! estamos en casa sentaditos…). Qué bueno que alguien se acuerde de ellos y les lleve de desayunar, cuando todos sabemos que el desayuno es la carga de gasolina para todo el día. ¡Qué gesto! Que te traigan de desayunar, me refiero (¡qué detalle!). A la cama, al trabajo, a la mesa del bar… adonde sea.
Según varias páginas de nutrición, el desayuno perfecto son 2 rebanadas de pan, 2 cucharadas de aceite de oliva, 1 tomate, 1 taza de cereales (copos de maíz sin azúcar), zumo de 2 naranjas, 200 ml de leche semidesnatada y 1 cucharada de azúcar. Pero ¿y el café? ¡Eso sí que es combustible!
Estoy traduciendo un libro sobre las costumbres italianas y, entre ellas, se habla con detalle del café. Uno de los pasajes donde se mencionan sus virtudes es éste (mi traducción fiel del alemán al español):
Quizás sean dos pequeños sorbos los que se necesitan para un caffè, pero en la rutina sirven para diversos fines: Para saludar a la mañana antes del desayuno e interrumpir el día, siempre que sea necesario. “Andiamo a prenderci un caffè”. “Vamos a tomar un café”, es la fórmula mágica para distanciarse del trabajo, para preparar un plan para la noche o simplemente para intercambiar una pequeña charla con un amigo con el que uno se ha encontrado. O para reconciliarse después de una pelea. Cuando en otros lugares se fuma la pipa de la paz, en Italia se bebe un caffè.
En fin, que hoy desayuno en el bar de siempre donde me sirven “el desayuno perfecto” y seguiré informándome sobre la gente que está ahí, en la Puerta del Sol para demostrar que las cosas tienen que cambiar y si es con desayuno, mejor.
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