Es elegante por naturaleza. Cuando vamos por la calle siempre recibe un piropo porque esos ojos y esa estampa no la tiene cualquiera. Es lista, todo lo sabe. Siempre fue así. Tiene la capacidad de comunicarse sin hablar y adivinar lo que estoy pensando sin que se lo diga. Percibe, escucha y se hace entender a la perfección. Tiene las cosas muy claras. Me conoce mejor que muchas personas y yo a ella mejor de lo que nadie podría haberla llegado a cononcer nunca.
Juntas vivimos varias mudanzas, la pérdida de su primera hermana, viajes en coche, en barco, enfermedades de la piel, nervios, euforias, cambios de ánimo, la bienvenida de una nueva hermana, de nuevos miembros al hogar, la despedida de otros y muchas cosas más.
Esa gente que dice que los perros y sus amos acaban pareciéndose quizás tenga razón y me encanta que sea así. No sé si ella adoptó cosas de mí o yo de ella pero está claro que somos un conjunto.
La semana pasada cumplió 10 años y lo menos que se merece es una foto preciosa en este blog para que todo el mundo sepa la suerte inmensa que tuve al encontrármela nueve años atrás.