¿Ustedes son de esas que se complican un poco la vida cuando tienen invitados? Yo sí. Es algo que no puedo controlar y creo que es hereditario. Recuerdo, de pequeña, las mil fiestas de cumpleaños en mi casa donde mi madre y mi tía se ponían con la tensión a punto del infarto por culpa de la comida. Nada de cosas sencillitas. Todo era caserísimo, riquísimo, preciosísimo y agotadorísimo... Los preparativos llevaban días (con su mañana y su tarde bien enteritas). Y yo, como algo de eso en los genes debo tener, no aprendí a disfrutar de los eventos sin más, que es lo que me gustaría, por encima de lo de comer bien.
Intentos sí que hago. Hace un tiempo me compré una raclette para que la cena sólo consistiera en ir poniendo de todo a la plancha y mojarlo en salsas (técnica ultra sencilla y beneficiosa para el sistema nervioso central) y debo decir que funcionó bastaaaante bien. Fácil y divertido. También alguna vez compré cosas hechas (aunque como diría mi tía: "por favoooor, no es lo miiiiiismo", con un gesto de desaprobación que tira para atrás a cualquier anfitrión disfrutón). Pero aún así no consigo relajarme del todo.
Una cosa que ayuda es que los invitados sean de confianza y si les falta algo lo vayan a buscar solitos, con esos dos piecitos y manitos que la naturaleza les otorgó. Nada de te traigo y te pongo porque eso es cansadorísimo. Otra cosa que funciona también es tenerlo todo a la vista para que cada uno se sirva y tener cosas hechas con anticipación que no precisen de último recalentón ni se resequen si las dejamos preparadas antes de tiempo.
Como la ciencia avanza mucho y muy rápido, ya empieza a haber remedios para esta dolencia y parece que van surgiendo técnicas que contribuyen a remediar ese defecto genético. En busca de la merienda-cena ideal y para no acabar sudando y adjudicándome el récord de media maratón doméstica, encontré esta propuesta que me parece di-vi-na no sólo por la presentación sino también porque permite al organizador repanchingarse en su silla desde el minuto uno de la velada.
Miren, miren... y aprendan (autoconsejo).
Sanwich party de acá.
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miércoles, 19 de septiembre de 2012
Remedios para defectos congénitos
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Mariana
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lunes, 17 de septiembre de 2012
Una vez más, me declaro fan
Desafortunadamente a mí no se me habría ocurrido mejor manera de explicar cómo es el fin del verano (porque si así fuera ahora estaría bebiendo de la fuente de la gloria literaria). Afortunadamente tenemos a Falsarius para estas cosas... y para enseñarnos a comer bien sin dejarnos el lomo en el esfuerzo. Además de ser fan suya, lo soy también del bacalao y del hummus. Más completita, esta entrada, no podía ser.
Preparación: volcamos el contenido de nuestro
envase de humus en un bol, le añadimos cebolla muy picada, un poco de zumo de limón
y mezclamos bien. Lo reservamos. Cortamos el bacalao que tendremos descongelado
(yo he aprovechado una pieza que me había sobrado de otra receta) en unos tacos
no muy grandes. Ponemos la sartén al fuego con un poco de aceite y ponemos un
par de dientes de ajo cortados en lonchas. Cuando empiecen a coger color, le
ponemos un poco de pimentón picante, removemos rápido, añadimos el bacalao y lo
salteamos muy poquito tiempo (se hace enseguida). Ahora sólo queda servir en el
plato. Una montañita de humus preparado como base y el bacalao con ajo y
pimentón por encima. Rematamos con un poco de pimentón picante, un hilillo de
aceite rico y un poquito de perejil.
El enlace, acá.
El verano se acaba y cuando miras al cielo ves bandadas de
gambas en gabardina emigrando a los trópicos, a esos paraísos soñados donde el
sol del estío nunca se pone. Al mismo lugar hacia el que corren chulillas las
sardinas en plateadas manadas, cruzando el mar de hierba de los fondos de
algas, sin saber aún que al final del viaje siempre hay un gordo esperando a
comernos.Ves secarse los arroyos de cerveza, ya sólo un rastro de espumilla
que vuela el aire, y dejan de manar las frescas fuentes de tinto de verano.
Sopla en el chiringuito un viento frío que lo desmonta tabla a tabla, mesa a
mesa y se lleva lejos su tintineo de monedas, su tablón de las comandas y la
rumba insensata de sus altavoces. Se marchan veloces en sus negras motos
antiguas los mejillones, carga el pulpo sus maletas, una en cada uno de sus
ocho brazos, camino de la estación, esquivando a la ensaladilla rusa que va más
despacio, temerosa de perder alguno de sus ingredientes. Se vuelven al pueblo
los tomates, las lechugas y los pimientos, y llora una cebolla con el corazón
roto por un vinagre jerezano y calavera, que la había olvidado ya antes del
último aliño. Es septiembre y la luz se recoge pronto por las tardes, cansada
de brillos, de destellos, de estirar y estirar la alfombra del día. Es
septiembre y se llenan de pañuelos blancos las estaciones del tren de la
tristeza. Colgamos el moreno de su percha en los armarios y al mudar de piel
surge, inevitable y frío, el blanco fantasma de nuestro pelaje de invierno.
Reptan por las dunas las últimas lagartijas recogiendo los besos de amor que
quedaron perdidos en la arena. Picotean las gaviotas las migajas de risas
infantiles que la marea baja deja al descubierto. Abren el grifo del agua fría
en la bañera del mar, y lo dejan correr. Finalmente llueve, y las gotas sobre
la arena germinan en la playa los brotes multicolores de las futuras
sombrillas, que aún tardarán casi un año en crecer. Es septiembre. Qué pereza.
Ingredientes: 1 envase de hummus marca Simply del Mercadona
(sección refrigerados), 1 paquete de bacalao congelado desalado (el mío de
Dimar), cebolla, ajo, limón, aceite de oliva virgen extra, pimentón picante y perejil.
El enlace, acá.
lunes, 18 de junio de 2012
Panna cotta no, Blanca Cotta
Cuando yo era chica, los domingos mi papá compraba el diario Clarín que venía con la revista suplemento. Evidentemente aquél papel impreso en blanco y negro con fotos de hombres serios y anuncios fatalistas no me interesaba ni un poquito, pero la portada del dominical con su papel mate colorido con imágenes de señoras bien vestidas, casas bien amuebladas o recetas bien cocinadas sí que tenía su atractivo.
Había secciones de todo tipo pero una en particular que nos resultaba especialmente interesante. Era la sección de recetas de Blanca Cotta. Y acá es donde las lectoras argentinas asienten con la cabeza y sonríen porque allá es archiconocida. Las españolas o de otros lares posiblemente se queden igual. Si ése es SU caso (sí, de Usted) no pierda la oportunidad de conocer sus recetas y, sobre todo, de leerlas porque la manera en que están redactadas engancha.
Las recetas son sencillas y, una cosa les digo: siempre salen bien. Es como si vinieran con un sellito de garantía. La lectura es amenísima y dan ganas de leerla sólo porque sí, aunque no nos guste cocinar. Y además esta señora, que es polifacética, ilustra de maravilla cada cosa que escribe. Casi siempre en sus recetas hay algún dibujito de una cocinera divertida "entre ollas y sartenes" (que es como se llamaba su sección en Clarín).
Esta mujer con cara de buena gente es maestra y profesora de Letras, cocinera, humorista gráfica, periodista y guionista de televisión entre otras muchas cosas. Quizás si fuera más joven, además tendría un blog.
Hoy, en un blog de cocina hecho en conjunto por cuatro blogs distintos unidos por su admiración a esta señora entrañable, encontré una receta espectacular. Sí, la de la foto de más abajo. Que realmente es del blog y no de Blanca (la foto digo, la receta sí). Me pareció buenísima para hacer y una excusa ideal para contarles sobre esta mujer que tenía encandiladas a todas las amas de casa con alma cocinil del país.
Si navegan por ahí van a ver que hay montones de recetas suyas en la web y si se animan a probarlas van a ver qué ricas. Yo tengo guardada en un plastiquito una que no falla de pasta frola de dulce de leche (y que admite variantes porque la masa la usé para muchas otras tortas que no eran exactamente ésa y quedó perfecta siempre).
Si después de todo ésto quieren conocerla, vean ésto, y si quieren hacer algo rico y quedar genial la próxima vez que el embajador las invite a cenar, lleven ésto.
Había secciones de todo tipo pero una en particular que nos resultaba especialmente interesante. Era la sección de recetas de Blanca Cotta. Y acá es donde las lectoras argentinas asienten con la cabeza y sonríen porque allá es archiconocida. Las españolas o de otros lares posiblemente se queden igual. Si ése es SU caso (sí, de Usted) no pierda la oportunidad de conocer sus recetas y, sobre todo, de leerlas porque la manera en que están redactadas engancha.
Las recetas son sencillas y, una cosa les digo: siempre salen bien. Es como si vinieran con un sellito de garantía. La lectura es amenísima y dan ganas de leerla sólo porque sí, aunque no nos guste cocinar. Y además esta señora, que es polifacética, ilustra de maravilla cada cosa que escribe. Casi siempre en sus recetas hay algún dibujito de una cocinera divertida "entre ollas y sartenes" (que es como se llamaba su sección en Clarín).
Esta mujer con cara de buena gente es maestra y profesora de Letras, cocinera, humorista gráfica, periodista y guionista de televisión entre otras muchas cosas. Quizás si fuera más joven, además tendría un blog.
Hoy, en un blog de cocina hecho en conjunto por cuatro blogs distintos unidos por su admiración a esta señora entrañable, encontré una receta espectacular. Sí, la de la foto de más abajo. Que realmente es del blog y no de Blanca (la foto digo, la receta sí). Me pareció buenísima para hacer y una excusa ideal para contarles sobre esta mujer que tenía encandiladas a todas las amas de casa con alma cocinil del país.
Si navegan por ahí van a ver que hay montones de recetas suyas en la web y si se animan a probarlas van a ver qué ricas. Yo tengo guardada en un plastiquito una que no falla de pasta frola de dulce de leche (y que admite variantes porque la masa la usé para muchas otras tortas que no eran exactamente ésa y quedó perfecta siempre).
Si después de todo ésto quieren conocerla, vean ésto, y si quieren hacer algo rico y quedar genial la próxima vez que el embajador las invite a cenar, lleven ésto.
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martes, 10 de abril de 2012
Yo quiero ser como él
...por su sentido del humor, por su ingenio y por todo lo demás...
Es que es genial, lo mires por donde lo mires. Sí, Falsarius. ¡El chefcritor (chef+escritor)!
Tengo un compañero de trabajo, Jordi, con el que de vez en cuando compartimos consejillos recetiles y que una vez me dijo que también era su fan. Tan fan que, reconociendo el talento de este hombre para la cocina y la literatura, decidió un día comprar un libro suyo (pudiendo mirar las recetas por internet, ojo al dato) porque se sentía en deuda con la causa cocinera de Mr. Falsarius, óscar al mejor tenedor y pluma, otorgado por nosotros, claro.
Me encantan sus recetas, sus ideas y la manera en que cuenta las cosas... y si no piensan igual, lean esta descripción de la fruta con sus consiguientes instrucciones para preparar un rico y ultra sencillo postre de emergencia y ya verán como se convencen y se hacen eso que se dice ahora "followers" de su blog... (que es igual que "seguidor" pero en guay):
Es que es genial, lo mires por donde lo mires. Sí, Falsarius. ¡El chefcritor (chef+escritor)!
Tengo un compañero de trabajo, Jordi, con el que de vez en cuando compartimos consejillos recetiles y que una vez me dijo que también era su fan. Tan fan que, reconociendo el talento de este hombre para la cocina y la literatura, decidió un día comprar un libro suyo (pudiendo mirar las recetas por internet, ojo al dato) porque se sentía en deuda con la causa cocinera de Mr. Falsarius, óscar al mejor tenedor y pluma, otorgado por nosotros, claro.
Me encantan sus recetas, sus ideas y la manera en que cuenta las cosas... y si no piensan igual, lean esta descripción de la fruta con sus consiguientes instrucciones para preparar un rico y ultra sencillo postre de emergencia y ya verán como se convencen y se hacen eso que se dice ahora "followers" de su blog... (que es igual que "seguidor" pero en guay):
La fruta tienes dos estados básicos. Uno radiante y apetecible cuando la compras y la llevas a casa, y otro, podrida y tumefacta cuando por fin decides comértela. A mí por lo menos me pasa siempre. Qué extraños sucesos pasarán entre ambos estados, es algo que se me escapa y desafía mi entendimiento. La cosa es que yo compro una fruta chula y pinturera, de esa que hubiera tentado a Adán y Eva y les hubiera costado el Paraíso, y cuando me acuerdo de comérmela es una piltrafilla que se la das a una cabra y te cocea la entrepierna. Cuánta fruta no habré comprado, enaltecido por sus salutíferas virtudes, poseído por la creencia, seguramente incierta, de que te comes una manzana y adelgazas no sé cuantos kilos, o simplemente enlozado en la lujuria, fascinado por sus formas opulentas y sus colores más bien cachondones y lozanos. Y luego vas a comértela, el día que te da por ahí y dices, anda si yo compré fruta, y en vez de tu manzana brillante y lustrosa como la que le dio la bruja a Blancanieves, te encuentras a su abuela. Para evitar este tipo de chascos, la ciencia moderna ha inventado la fruta envasada, así que en nuestra receta de hoy, unas ricas EMPANALLETAS, unas empanadillas con textura de galleta, vamos a utilizar puré de manzana de bote y unas pasas. Que las pasas, como ya eran abuelas cuando las compramos, no decepcionan nunca.
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Mariana
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martes, 31 de enero de 2012
Cocinando que es gerundio
Hoy, entre muchas otras cosas lindas e interesantes, descubrí una página que se llama My Cooking Diary donde un chico recoge todo lo que va cocinando en forma de foto con su receta correspondiente.
Las comidas son muy "yo" en general. Me lo comería todo y me dan ganas de probar de cocinarlo todo también (entre mis 'estreses' diarios también está el de aprender a cocinar cosas nuevas y hacerlas ricas). Además, las fotos son preciosas y animan también a ponerse a sacar fotos como una loca (¿lo ven? Si es que no puedo evitarlo).
Como creo que vale la pena echarle un vistazo, acá les dejo el enlace y unas fotitos a modo de ejemplo para que comprueben en qué medida son ustedes inmunes a las cositas buenas que crean los demás. Si al final caen en la tentación y cocinan, sacan fotos o abren un blog de recetas, bienvenidas al club "aprendiz de todo".
Cosas curiosas: suele acompañar muchas comidas con té, su cocina es muy sencilla, suele cocinar para dos y no utiliza apenas carne
lunes, 5 de diciembre de 2011
Sabor musical (probado científicamente)
Que siiií, que todo influye. Una comida riquísima es genial, pero el entorno en el que se disfruta también tiene su importancia.
Cuando quedamos con amigas y/o primas y/o hermanas a comer, cenar o tomar un té con tarta, solemos valorar que el sitio donde lo hacemos sea lindísimo. Nos gusta que sea así y, cuando lo descubrimos, decidimos darle una oportunidad y vamos contentísimas con nuestras cabelleras planchadas y vestidas para la ocasión a integrarnos en el ambiente que nos acoge y, de paso, nos ofrece supuestos manjares que suenan deliciosos en la carta y sobre los cuales arrojamos la esperanza de que también resulten atractivos en presencia.
¡Cómo nos gustan las atmósferas decoradas con detalle! Apreciamos que eso se vea nada más entrar y decimos oooohhhhhh! al unísono y también apreciamos que alguien pensara en hacer de ese lugar uno de esos a los que una quiere volver. Paredes color gris-hielo y quizás alguna en tono berenjena, lámparas elegidas a conciencia, servilletas a juego con el mantel aunque sean de papel pero puestas con cariño, velas desperdigadas por aquí y por allá, collages en cualquiera de sus formas, una música especial elegida para gustar y cosas así.
Un momento: Releo lo que acabo de escribir y tengo la ligera impresión de que suena a frivolidad ¿A ustedes también les dio esa sensación? Uuuy, no, no. Vamos a reconducir esto para que parezca serio. A ver si podemos arreglarlo aportando algún dato científico. Mmmhhh… (sonido de pensar):
-- A partir de este punto, esta entrada cobrará credibilidad probando sus afirmaciones mediante uno de esos estudios elaborado por una universidad (siempre hay una universidad que hace un estudio de esos que me encantan porque prueba “científicamente” lo que todos los que nos somos científicos, ni estamos cerca de serlo, sospechábamos de manera inconsciente).
Pues bien, hoy leí un artículo del blog ElComidista, (que aporta todo tipo de curiosidades sobre el mundo de la gastronomía y lo que la rodea para bien y para mal), que explica la influencia que la música tiene en la percepción de los sabores. ¿Habían pensado alguna vez que existía un idilio tal entre las papilas gustativas y el oído? Al parecer un vínculo extraño surge cuando, mientras disfrutamos de una bebida en particular, escuchamos unos sonidos u otros. Una percepción influye en la otra y de ahí nacen las buenas o no tan buenas combinaciones. Depende un poco del gusto de cada uno, pero al parecer hay maridajes que objetivamente resultan más exitosos. Y podemos averiguar cuál casa mejor con cuál accediendo a esta web bien divertida que nos sugiere qué beber según lo que estemos escuchando.
Por tanto, eso que nosotras hacemos, y que parecía superficial total, ahora está probado por sabios (cómo somos, eh. Listas, listas): El entorno es relevante y entra por la vista, por los oídos, por el tacto y el gusto…
Así que ahora que vienen las fiestas, escuchen buena música, tomen una copita de lo que sea y coman chocolate aunque engorde. Y, lo más importante, expriman hasta la última gota de los sentidos llorando de la risa, que es muy sano.
Así que ahora que vienen las fiestas, escuchen buena música, tomen una copita de lo que sea y coman chocolate aunque engorde. Y, lo más importante, expriman hasta la última gota de los sentidos llorando de la risa, que es muy sano.
Yo escucharé a Melody Gardot (fabulosa) bebiendo una copa de Merlot.
Me voy corriendo a comprarme una botellita para experimentar si los sabios saben.
Me voy corriendo a comprarme una botellita para experimentar si los sabios saben.
¿Qué van a beber/escuchar ustedes?
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Mariana
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viernes, 11 de noviembre de 2011
Le blog du Paris
Lo primero que tengo es terror de haber escrito mal alguna de las palabras en francés del título. Lo segundo es el gusto de presentarles el blog de una amiga. Una amiga de la infancia. Una amiga de esas con las que, aunque contactamos muy de vez en cuando, nunca perdimos los lazos (siempre le agradeceré de corazón que fuera mi más fiel escritora de cartas durante mis primeros años en el viejo mundo, incluso coincidiendo con un primer exilio suyo dentro de las Américas). La vida dio muchas vueltas desde que nos conocimos y ambas vivimos hoy, aunque por circunstancias distintas, al otro lado del océano, por eso estoy encantada de saber que ahora puedo seguir más de cerca su día a día gracias a su lindísimo blog.
Al parecer, con el paso de los años descubrió su afición y vocación por la cocina y ahora nos lo cuenta en forma de recetas para que podamos disfrutar de sus manjares y su cotidianeidad también en la distancia.
La cuestión es que Cielo es ahora parisina, habla francés, tiene dos parisinitos y cocina platos con nombres preciosos propios de una película de Jean Pierre Jeunet. Y, como a mí me gusta el glamour, el fromage, la patisserie francaise, el vino de Bordeaux, los modelitos de Yves Saint Laurent, la Provence, pasear por le Champs Elysees y tomar café au lait (olé!), también me gusta contarles que tengo una amiga con dotes culinarias y cibernéticas que escribe un blog maravilloso.
Así que desenpolven ese francés medio olvidado del colegio y visítenlo. Enfúndense en un delantal rojo con ribetes de terciopelo y, batidora en mano, prueben de hacer algún platito de esos que alegrarán el día al prójimo (a ese prójimo en forma de novio, marido, hijos, amigos o vecinos que tanto lo agradecerá). Después, mientras tomemos un té con unos Financiers au miel et aux framboises me cuentan qué tal.
jueves, 13 de octubre de 2011
Dos dones
Porque tanto dibujar como cocinar me parecen dos habilidades dignas de aprecio, pensé que merecían ser exhibidas y difundidas para que más gente disfrute de sus resultados.
Caí en esta página por casualidad, saltando de una a otra sin rumbo como suelo hacer. Cuando la vi me encantó. Son una especie de pósters de recetas ilustradas que sus propios cocineros (aficionados) decidieron explicar en forma de dibujo y, como me pareció que era una combinación divina de amor por los detallitos, no sólo pensé en publicarla sino que también puse en marcha el mecanismo de pensar y se me ocurrió que podía crear una y enviarla (porque se puede hacer eso). No es que yo sea una artista en ninguno de los dos campos, no, no, no, pero como quiero desarrollar mi lado creativo, casi en coma hasta el momento, se me ocurrió que ésta podía ser una muy buena idea para destapar esa caja de virtudes potenciales que todos tenemos. Porque tenemos una ¿no?
Voy a ver si me animo y hago algo parecido a ésto:
Caí en esta página por casualidad, saltando de una a otra sin rumbo como suelo hacer. Cuando la vi me encantó. Son una especie de pósters de recetas ilustradas que sus propios cocineros (aficionados) decidieron explicar en forma de dibujo y, como me pareció que era una combinación divina de amor por los detallitos, no sólo pensé en publicarla sino que también puse en marcha el mecanismo de pensar y se me ocurrió que podía crear una y enviarla (porque se puede hacer eso). No es que yo sea una artista en ninguno de los dos campos, no, no, no, pero como quiero desarrollar mi lado creativo, casi en coma hasta el momento, se me ocurrió que ésta podía ser una muy buena idea para destapar esa caja de virtudes potenciales que todos tenemos. Porque tenemos una ¿no?
Voy a ver si me animo y hago algo parecido a ésto:
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miércoles, 17 de agosto de 2011
Buen rollito
Como en este blog cabe de todo, de a poquito vamos recorriendo todas esas secciones que no están bien definidas porque no consigo saber cómo añadir pestañas (cosas de la tecnología que siempre corre delante mío y a la que no logro alcanzar) y hoy toca: Cocina.
Bueno, seamos sinceros, a lo mejor no sólo se trata de cocina.
Una vez, paseando por la FNAC de Barcelona (en la que uno puede pasar horas seguidas y sumergirse en un océano de libros de mil tipos diferentes y descubrir nuevas vocaciones), en la sección de cocina encontré un libro que en lugar de tener un huevo frito en la tapa tenía esta foto:
¿Ustedes creen que me iba a resistir a abrirlo? ¡Pero si lo estaba pidiendo por favor! Claramente, la editora debía ser mujer y pensó que un plato de fabada no tenía nada que hacer frente a esta imagen. La cuestión es que ya la portada me cautivó... Esa foto y las frases "cocina fácil", "gente con prisa" (que pude leer una vez hube examinado con detenimiento esos ojos, esas manos y esa sonrisa, o sea una media hora después), consiguieron que me lanzase de cabeza a esas páginas.
Resulta que Julius nació en Palma pero tiene un apellido que hace sospechar sobre un posible origen germano. Al parecer descubrió su vocación muy joven y se fue a recorrer restaurantes de toda España para aprender a cocinar como los ángeles.
A los dos minutos de hojear el libro ya me había enamorado, pero después además leí una entrevista donde contaba lo mucho que le gusta que le den de comer y cuánto agradece la comida hecha con cariño. Ahí lo tuve claro: ¡me encanta! (porque sabe apreciar los detallitos, claro está).
No sólo cocina cosas sencillas de esas que todos nos animaríamos a elaborar en casa sino que lo hace como si estuviera cómodamente compartiendo una velada con amigos que se presentaron en su puerta sin avisar y a los que está contentísimo de ver.
-"¡¡¡Hola!!! ¿Cómo están? Pasen, pasen. Pónganse cómodos que traigo unas cervezas. Ahora mismo hacemos algo rápido y se quedan a cenar".
Y va y te saca unos "rolls de salmón" que hacen que tengas ganas de quedarte a vivir en su casa.
La receta es sencillita pero tiene ingredientes de esos que fascinan y que quedan muy bien: salmón (que a Manolita y a mí nos encanta), queso crema (maravilloso matrimonio con el salmón), palmitos (que inevitablemente me hacen pensar en la tía Lucy y en esos lujitos que le gusta darse), cebollino (que desvela su sospechado origen alemán: Schnittlauch) ... y más cositas de esas riquísimas.
Estilo desenfadado, camisetas sport... y sabor. Al fin y al cabo a todos nos gusta comer, y comer así de bien resulta muy agradable.
martes, 12 de julio de 2011
Alimento intelectual
De vez en cuando encuentro cositas interesantes en la web y este blog es una de ellas. Se llama El Comidista, forma parte de los blogs del diario El País y abarca todo lo que tiene que ver con la comida, los alimentos, la nutrición, la cocina y todas aquellos temas que de un modo u otro incluyen estos elementos. Si investigan un poquito verán que hay utensilios de cocina variadísimos y originales, recetas deliciosas, personajes peculiares, vídeos instructivos, en fin... una macedonia de información.
Hay cosas curiosas, genialidades, ideas, noticias, artículos, fotos, muchos ingredientes variados que forman una ensalada de información en torno a lo que comemos y lo que imaginamos cada día en distintos lugares del mundo y que tiene que ver con lo que nos nutre (alimentaria e intelectualmente hablando).
Y, como somos lo que comemos, cada uno encontrará su apartado favorito, pero seguro que no deja indiferente a nadie porque hay para todos los gustos.
Fíjense, entre otras cosas, qué original el papel de hornear de la foto donde se explican los pasos uno a uno para hacer la masa de un pastel crujiente... Creo que ahora ya no tengo excusa. Tendré que comprarlo y hacerle a mi amiga Manolita esa tarta Tatin de manzana que me reclama desde hace tanto tiempo... Quizás me animo y se la hago para el viernes...
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