jueves, octubre 21, 2010
Cajón de sastre
martes, octubre 19, 2010
Mariposa Austral
Hace unos meses, tuve el enorme placer de pasar unos días en Chile. Allí, me enamoré de la calle y de lo que enseñaba un país maravilloso, lleno de influencias, lleno de formas de hacer las cosas. No pude dejar de maravillarme al encontrar esa mezcla tan tipica de los suramericanos, y al mismo tiempo tan profundamente diferente al resultado que cada día veo aquí en Colombia.
Me deleité en sus diferencias, y me sorprendí con nuestras semejanzas. Aprendí mucho sobre su gente y su cultura, sobre su imaginario propio, y sobre el imaginario que el mundo percibe sobre ellos.
viernes, octubre 08, 2010
todo comenzó por las orejas...
Esa revista ya ha llegado al número dos, y en este he contado con la enorme suerte de ser invitado a participar. Y algo logré hacer para la revista. Algo que comenzó por las orejas.
Bien saben los lectores de soledades que muy poco diagramo. Me parece que la diagramación en sí es todo un arte, no sólo por el hecho de dibujar hermosamente, sino por el reto que implica sorprender y guiar a un mismo tiempo. En términos reales, la diagramación es cada vez más un arte perdido, reducido por muchos a la técnica. Pero me estoy desviando de la idea. Decía que poco diagramo, y sin embargo, en honor de la revista algo logré diagramar.
El resultado, muy a mi pesar, tiene algún par de errores que espero poder corregir pronto. Espero también que dichos errores no eviten a los plegadores del mundo plegar el modelo. Pero lo que más espero es que todos disfruten la revista. Y si el zorro no resulta de su agrado, los invito a que vean el resto de la revista, que algo maravilloso hay para todos. Y mejor aún, cuando se enamoren del zorro no duden en comentar.
La revista puede descargarse aquí. Y los diagramas del zorro, lógicamente, en el interior de la revista.
viernes, agosto 27, 2010
el sueño de dios
Un día, los humanos tuvieron la certeza: "no somos más que el sueño de dios."
Desde entonces, la humanidad se reúne a cantar eternas canciones de cuna, con la esperanza de que aquel dios jamás vaya a despertar.
jueves, agosto 12, 2010
Cisne
Pocos animales tan nobles como el cisne. No hablo de nobleza como una cualidad de su carácter, sino de la relación constante con la realeza e incluso, en muchos casos, con la divinidad.
En otros tiempos estuvieron presente en mitos, cuentos y leyendas alrededor del mundo. Aún hoy en día, tras el paso de los siglos, la realeza inglesa es dueña de todos los cisnes salvajes que vuelan por el país.
Dicen los griegos que el dios de dioses se convirtió en cisne para amar a una mujer. Dicen los británicos que un caballero andante, venido de otras tierras en una barca halada por un cisne es quien defiende el honor de una antigua reina. Dicen que luego se convirtió en esposo y amante de aquella reina, y que más tarde aun, hubo de partir cuando ella le preguntó por su origen. Algo similar cuentan los normandos, aunque para ellos no es un caballero sino un antiguo dios. Los suramericanos cuentan de un cisne que, a su lomo, llevó a un dios infantil hasta el otro lado del mundo, desde donde gobernaría su creación. Un cuento infantil por todos conocidos habla de un pequeño pato que se convierte en cisne de gran belleza. Un filósofo clásico cuenta sobre el canto de los cisnes antes de morir, no como un canto de dolor y de agonía, sino como una celebración de lo vivido y sobretodo de la alegría de poder ingresar a lo que hoy llamaríamos cielo.
El cisne ha estado siempre presente, acompañando aquello que es noble y también aquello que es divino. El cisne ha estado constantemente tratando de representar aquello que quisiéramos llegar a ser.
También, aunque no lo sabia, ha estado presente entre mis dedos. Justo detrás de los caballos, el animal que más me ha pedido el alma es esta poderosa ave. Puede ser que el alma me pida que me convierta en ave y entre mis alas abrace a una mujer, o que defienda el honor de alguna (poco probable pues todas aquellas que conozco son siempre honorables). O puede, simplemente, que lo que el alma pide es que cante de alegrías, que celebre la vida y lo vivido, y yo, terco, me he demorado tanto tiempo en entender.
Así que celebremos los amores, lo vivido y lo que falta por vivir. Y sobretodo celebremos la nobleza siempre divina de nuestra alma.
sábado, junio 19, 2010
EL RITUAL EMOCIONAL DE LOS TAIMAKUN (FRAGMENTOS)
[…] “La primera vez que te sacas el corazón es la más impresionante. Dudas si serás capaz de seguir vivo, dudas que te vuelva a nacer el corazón. Pero una vez vencido el miedo resulta una actividad bastante cómoda.” […]
“Uno frente a otro se despojan de su ropas, y desnudos se sientan de forma que puedan tocarse uno a otro. Luego unen sus frentes y hablan. Evalúan los motivos por los cuales han de darle el corazón al otro, y luego simplemente se abren el pecho y lo intercambian.”
“...asistir juntos a celebraciones, participar en juegos colectivos. Normalmente no hablamos mucho, pero cada vez que asistimos a esos eventos y sudamos juntos nos entregamos uno al otro un poco del corazón.”
“el dolor de entregar el corazón a un indigno tarda tiempo en sanar. En cambio los Kutana (nombre que dan a quienes no pertenecen a su pueblo) nunca sufren de ese dolor pues aman de a pedacitos y siempre en lo superficial, y así se evitan el dolor”Lo que los Taimakun-natapy no comprenden aún es que si bien evitan el dolor también evitan la alegría del amor profundo […]
martes, junio 08, 2010
El bosque
Años atrás leí que, en el fondo, éramos una combinación de todos los elementos del universo. Recuerdos de un lejano estallido en el cuál todos los elementos tuvieron origen. No somos, decía, más que la mezcla de pequeñas cantidades de aquella explosión.
Años atrás, escuché que en realidad no éramos más que bolsas de agua y carbono. Definición que curiosamente no dejaba de ser considerablemente acertada.
No dudo de la biología y de la razón que tenga, pero creo que no es la única explicación posible. Tampoco voy a ponerme religioso, a señalar que somos parte del espíritu de alguna deidad. Es sólo que creo que, más que agua, somos tierra. Parcelas de tierra a la espera de ser sembradas.
Algunas veces no sabemos cómo o quién lo sembró, pero en medio de esta tierra habita un enorme árbol de soledad. Sus frutos caen y generan nuevas soledades. Nos volvemos un eterno entramado de ramas que se abrazan en la noche.
Otras veces, un árbol de alegrías es quien nos habita. Y pequeñas alegrías nos recorren y nos siembran sin siquiera llegar a darnos cuenta. Entonces llegan las aves a atravesarnos y llenar los nidos con sus cantos.
A veces nos miramos y nos encontramos baldíos. Ocurre que no sabemos qué sembrar, o aunque sepamos qué, desconocemos el cómo hacerlo. Tierra sin sembrar que no sabe ser sembrada. Entonces conocemos gente. Personas que, sin esperarlo, llegan a sembrarnos. No siempre lo saben, pero nos siembran. Nos volvemos bosques de lo que otros plantan en nosotros. Las hendiduras de nuestra alma se llenan de forma tan profunda que los surcos que se generan nunca logran cerrarse de nuevo. Y a veces siembran promesas, y otras más siembran tristezas. A veces siembran sonrisas dulces y alguna que otra carcajada. Un sembradío toma forma en nosotros y las raíces de nuestros árboles se entrelazan y se anudan. Se lían como tejidos por palabras que empiezan a construirnos. Y es entonces que descubrimos que aquellos que conocemos se vuelven parte de quienes decidimos ser. Para bien o para mal quienes nos siembran se hacen parte nuestra.
Y llega aquel momento en el que, más que tierra, nos convertimos en un bosque.